Cordial
saludo;
Mauro, con referencia
a tu mensaje invitándome a que visite tu fundación en Bogotá, de verdad me
siento muy halagado y complacido por que me extiendas una invitación tan
cordial para visitar la fundación, desafortunadamente, muy desafortunamente, no
vivo en la capital, motivo por el cual me es muy difícil, por no decir
imposible, el corresponder a la invitación que muy amablemente extendiste a mi
persona. Ahora, con referencia a ver realmente lo que ustedes son, y el como
con ello tendré la capacidad de emitir opiniones respetuosas, pienso que es
prudente y necesario el aclarar los dos puntos que componen dicha oración, pues
considero que en conjunto ambos argumentos no cumplen función alguna como
complemento o justificación que de sustento a alguna relación causal (Causa –
efecto) entre ellos. De este modo, empecemos; Realmente, y de la manera menos
respetuosa, de la manera más irreverente y atrevida, incluso ignorante; Considero
que no necesito ver el cómo o porque hacen lo que quiera que hagan en tu
fundación (o la fundación en caso de que no sea tuya en totalidad, lamento si
me he equivocado con ello), para saber quiénes son. Me explico, digamos que en
el mejor de los casos, tu fundación es un ejemplo de oportunidad y alternativa
para jóvenes “talentos” en un país como el nuestro en donde la violencia y la
corrupción a innumerables niveles socava toda esperanza y oportunidad para
personas que deseen dedicarse a la actuación (Para este caso en particular
aplica, como para otras artes que igualmente carecen de apoyo); En esta
situación hipotética, los actores que logren formarse en tu/la fundación,
debido a su arduo trabajo y dedicación, digamos que llegan a ser rostros
reconocidos (por sus “talentos” claro esta) en la televisión y la farándula
nacional, pregunto a manera retórica; Qué logras o logran (la fundación) con
esto. (Silencio retorico, igualmente). Permíteme el responderte: Nada, nada en
absoluto. No logran nada pues esa camada de nuevos actores, de jóvenes talentos,
de caras frescas y despejadas que incursionan y/o pudiesen incursionar en la
televisión o incluso en el teatro nacional (gracias al apoyo que gente como tú
y la fundación les brindan), están destinados a interpretar los mismos roles
trillados, refritos, denigrantes y acostumbrados que en la televisión y el
teatro se ofrece a los actores y actrices en un país como el nuestro por estos
días; En otros términos, están condenados a interpretar a la Guerrillera, a la
Prepago, al Sicario, a la mujer/hombre infiel, al Capo, a la madre soltera, al
Militar, al personaje histórico adulterado substancialmente (Estos son los más
nocivos de todos porque se esmeran en trastocar a manera equivoca el pasado de
una nación), al Costeño (regionalismo en general), etc; Esto, en el mejor de
los casos, pues puede que algunos apliquen para participar en algún reallity de
alguno de los canales privados, cosa que es peor, desde cualquier punto de
vista, infinidad de veces. Luego, la respuesta seria, es acaso entonces que no
posee la gente con talento el derecho de formarse y ganarse el pan haciendo lo
que saben hacer, y la contra respuesta natural es, por acto reflejo; Si, por
supuesto, tienen y deben tener el derecho a hacerlo. Pero que sucede, si al
hacerlo dan vida, carne y sangre a los mismos roles y personajes que contados
una y otra vez a un país, de modo constante, mecánico e indolente, facilitan
mediante la recreación de estereotipos falsos y equivocados que este empiece a
creerse que es solo aquello que se le presenta en pantalla (Es decir, putas,
capos, guerrilleros, regionalistas brutos, falsos próceres o santos, etc); Entonces,
mi querido Mauro, no están haciendo realmente nada, pues contribuyen alevosa y
abiertamente a través de sus caracterizaciones a refundirnos más en el cieno de
nuestra propia ignorancia y tragedia sin permitirnos visualizar posibilidad
alguna de cambio (Qué acaso el arte no debe ser gestora de cambios). Entonces,
podría decirse en defensa de vuestro punto, de ninguna manera, nosotros desde
el arte de la actuación, día con día hacemos vivir, soñar, reír y llorar a
millones de colombianos, a la vez que rellenamos sus vidas vacías, sufridas y
algunas carentes de sentido, con argumentos y momentos que los distraen de su
rutina diaria y de los males que aquejan sus vidas comunes. Pues referente a
ello queda solo decir, que más vale que no soñáramos, ni riéramos, ni
evocáramos sensación o sentimiento alguno con la pequeña pantalla en emisiones
llegadas noche tras noche, si de dicha evocación o ensoñación no sacamos más
que confusión, detrimento en los valores morales y la generalización
(masificación) de antivalores y conductas estereotipadas que nos encasillan
(Sobre todo a los más vulnerables y menos educados) en caracterizaciones de eso
que no somos, pero que a fuer de repetición ya empezamos a creer ser, posterior
a décadas y décadas de teleaudiencia. Luego, diríase también, los actores solo
representan, ellos no escriben guiones, ni plantean tramas, ni mucho menos
auspician programas; y es precisamente por ello que son más víctimas y
culpables impasibles del proceso creativo, pues no están en condición de
plantear o exigir modificación alguna a cualquier rol o papel que se les asigne
para representar, y ambos sabemos, querido Mauro, que en la actualidad detrás
de un actor que dice que no a un papel en este país, sea por dignidad o
criterio profesional, hay cientos de caras “nuevas” que lo llevarían a cabo por
menos y quizás haciendo cosas más comprometedoras para con su honra, moral y
consciencia. Precisamente por ello, es de pensar que esta nueva camada de
actores, de rostros lozanos y frescos que sale con sed de triunfar e impactar,
de arrollar al mundo del espectáculo, jamás diría que no a este tipo de
papeles, e incluso, venderían su labor actoral al “mejor” postor; Ese que les
ofrezca la oportunidad de salir en horario estelar, sin importar si lo hacen
por una miseria mal remunerada, si con ello dejan sin trabajo a actores de
larga data, de recorrido y trayectoria que han dicho que no a cierto papel sabiendo
que no vale lo que pagan por ellos, o que en el mejor de los casos, reconocen
que al interpretarlo solo promueven la falsa identidad que tanto aqueja actualmente
a nuestro país. Todo lo anterior, sin mencionar que esta camada de nuevas
figuras, con/ante las actitudes/circunstancias anteriormente descritas, son
precisamente los que han echado por tierra todo el esfuerzo de los miembros de
la Asociación Colombiana de Actores (ACA) que a fuerza de hambre y voluntad ha
intentado devolverle algo de calidad y dignidad a la actuación en nuestro país.
Lo anterior, sin mencionar tampoco que el rating de los noticieros de nuestras
cadenas nacionales es proporcionado por las novelas (mediocridades de mal
gusto) que están en el espacio previo y posterior a los mismos, y que de una u
otra manera inducen la demanda del “producto informativo” que mantiene al tanto
a los colombianos de como son y como están aquellas temáticas que si son
realmente importantes para la población civil, eso sí, por supuesto, luego de
amañarlas al máximo (con total descaro al distorsionar la información) y
anestesiar previa y posteriormente a los centenares de televidentes con
producciones de poca esencia (substancia) tanto en forma como fondo. Ahora, si
no es de tu agrado lo que expongo en estas líneas, pues humildemente, te
sugiero el dedicarte a otro campo de la economía (porque eso es la actuación
hoy en día, un producto más de la canasta familiar), no intentarlo más por el
lado de la actuación o en la formación de actores, pues este es el medio en el
que estas inmerso y quiéralo o no mis palabras son verdad, y tú que estas en
ese mundo debes saberlo más que mi persona; En otros términos, no te irrites o
te indignes por esto, ambos sabemos que todo lo que sale en la pantalla
pixelada es un producto de consumo, diseñado para ser vendido, consumido y por
ello madejado de tal modo de que sea atractivo e irresistible aún cuando se
valga para ello de ardides falsos y contradictorios. Con referencia al segundo
punto, las opiniones; Veras mi estimado Mauro, las opiniones son argumentos que
exponen puntos de vista que se ofrecen acerca de una situación, de un hecho o
de un concepto en general, (a veces con conocimiento pleno, otras no) y por tal
no existen opiniones respetuosas o irrespetuosas, por el contrario, existen
opiniones que producen agrado o desagrado a las personas, situaciones o hechos
en referencia a los cuales son emitidas, el hecho de que te parezca
irrespetuosa mi opinión expresada: “Un semillero más de caras comerciables a
precio de huevo", solo indica que reconoces algo de verdad, sino
todo, en la frase esbozada en mi Twitter; Lo cual es una lástima y a la vez un
llamado de alerta de que algo está mal, muy mal con todo eso que se hace llamar
mundo del espectáculo/actuación en el país. Ahora, si no deseas opiniones que
contraríen o atenten contra la sensibilidad de tu persona, pues es muy
sencillo, no publiques fotos, no publiques mensajes, no hagas apariciones
sociales que puedan ser promocionables por medio de las redes, pues al hacerlo
corres el riesgo de toparte con “opiniones irrespetuosas” (Opiniones contrarias
a tu gusto), que correctas o incorrectas, acertadas o desacertadas, tienen el
derecho y el deber de existir, pues la opinión pública es libre, y por tanto no
puede ni debe supeditarse jamás al agrado de determinada persona, menos en una
sociedad democrática como a la que orgullosos todos pertenecemos como
colombianos. Ya por último, con referencia a ese altruismo hermoso que has
realizado a lo largo de los últimos cinco años dando clases gratis de actuación
para poder apoyar el talento colombiano, pues sinceramente, ni te felicito ni
te reprocho, cada uno sabe qué valor da a la labor que ejecuta, y cada uno es
libre de invertir su tiempo y tenacidad como mejor le parezca y convenga;
Aunque cierto si es, no esperes reconocimiento o estimulo positivo alguno por
algo que realizas a voluntad propia de la manera más espontanea, sencilla y
natural, pues el reconocimiento o estimulo positivo radica en el acto mismo de
la ejecución de esto, y como tal debe ser suficiente la capacidad del verbo
consumado lo que premie y laureé tus actos.
Por si las dudas, reitero lo dicho: “Un
semillero más de caras comerciables a precio de huevo “; y lo de a
precio de huevo aplica en múltiples niveles (Desde la facilidad económica que
le brindas a estos jóvenes de una formación actoral, hasta lo poco que han de
pagarle los tiranos tras escritorios elevados en las oficinas encumbradas de
los canales y compañías de teatro privadas); Y bueno, con suerte alguna de
aquellas caras, será comerciable (o comercializable mejor dicho), esto, aún
cuando interpreten vacuos papeles confeccionados por escritores, directores y
guionistas taimados, que por hacer unos centavos en medio de esta confusión vendan
malograda la identidad de un pueblo que lamentablemente ve en la televisión un
espejo y en sus personajes (algunas veces también en sus actores y actrices)
ejemplos dignos de imitar aun cuando no sean los más reales o representativos
de lo que son y/o podrían ser.
Toda duda ha sido saciada,
Toda sugerencia agotada;
Un sincero abrazo.
Fernando Garcia M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
versosysoledad.blogspot.com