martes, 19 de julio de 2016

Cordial saludo;

Mauro, con referencia a tu mensaje invitándome a que visite tu fundación en Bogotá, de verdad me siento muy halagado y complacido por que me extiendas una invitación tan cordial para visitar la fundación, desafortunadamente, muy desafortunamente, no vivo en la capital, motivo por el cual me es muy difícil, por no decir imposible, el corresponder a la invitación que muy amablemente extendiste a mi persona. Ahora, con referencia a ver realmente lo que ustedes son, y el como con ello tendré la capacidad de emitir opiniones respetuosas, pienso que es prudente y necesario el aclarar los dos puntos que componen dicha oración, pues considero que en conjunto ambos argumentos no cumplen función alguna como complemento o justificación que de sustento a alguna relación causal (Causa – efecto) entre ellos. De este modo, empecemos; Realmente, y de la manera menos respetuosa, de la manera más irreverente y atrevida, incluso ignorante; Considero que no necesito ver el cómo o porque hacen lo que quiera que hagan en tu fundación (o la fundación en caso de que no sea tuya en totalidad, lamento si me he equivocado con ello), para saber quiénes son. Me explico, digamos que en el mejor de los casos, tu fundación es un ejemplo de oportunidad y alternativa para jóvenes “talentos” en un país como el nuestro en donde la violencia y la corrupción a innumerables niveles socava toda esperanza y oportunidad para personas que deseen dedicarse a la actuación (Para este caso en particular aplica, como para otras artes que igualmente carecen de apoyo); En esta situación hipotética, los actores que logren formarse en tu/la fundación, debido a su arduo trabajo y dedicación, digamos que llegan a ser rostros reconocidos (por sus “talentos” claro esta) en la televisión y la farándula nacional, pregunto a manera retórica; Qué logras o logran (la fundación) con esto. (Silencio retorico, igualmente). Permíteme el responderte: Nada, nada en absoluto. No logran nada pues esa camada de nuevos actores, de jóvenes talentos, de caras frescas y despejadas que incursionan y/o pudiesen incursionar en la televisión o incluso en el teatro nacional (gracias al apoyo que gente como tú y la fundación les brindan), están destinados a interpretar los mismos roles trillados, refritos, denigrantes y acostumbrados que en la televisión y el teatro se ofrece a los actores y actrices en un país como el nuestro por estos días; En otros términos, están condenados a interpretar a la Guerrillera, a la Prepago, al Sicario, a la mujer/hombre infiel, al Capo, a la madre soltera, al Militar, al personaje histórico adulterado substancialmente (Estos son los más nocivos de todos porque se esmeran en trastocar a manera equivoca el pasado de una nación), al Costeño (regionalismo en general), etc; Esto, en el mejor de los casos, pues puede que algunos apliquen para participar en algún reallity de alguno de los canales privados, cosa que es peor, desde cualquier punto de vista, infinidad de veces. Luego, la respuesta seria, es acaso entonces que no posee la gente con talento el derecho de formarse y ganarse el pan haciendo lo que saben hacer, y la contra respuesta natural es, por acto reflejo; Si, por supuesto, tienen y deben tener el derecho a hacerlo. Pero que sucede, si al hacerlo dan vida, carne y sangre a los mismos roles y personajes que contados una y otra vez a un país, de modo constante, mecánico e indolente, facilitan mediante la recreación de estereotipos falsos y equivocados que este empiece a creerse que es solo aquello que se le presenta en pantalla (Es decir, putas, capos, guerrilleros, regionalistas brutos, falsos próceres o santos, etc); Entonces, mi querido Mauro, no están haciendo realmente nada, pues contribuyen alevosa y abiertamente a través de sus caracterizaciones a refundirnos más en el cieno de nuestra propia ignorancia y tragedia sin permitirnos visualizar posibilidad alguna de cambio (Qué acaso el arte no debe ser gestora de cambios). Entonces, podría decirse en defensa de vuestro punto, de ninguna manera, nosotros desde el arte de la actuación, día con día hacemos vivir, soñar, reír y llorar a millones de colombianos, a la vez que rellenamos sus vidas vacías, sufridas y algunas carentes de sentido, con argumentos y momentos que los distraen de su rutina diaria y de los males que aquejan sus vidas comunes. Pues referente a ello queda solo decir, que más vale que no soñáramos, ni riéramos, ni evocáramos sensación o sentimiento alguno con la pequeña pantalla en emisiones llegadas noche tras noche, si de dicha evocación o ensoñación no sacamos más que confusión, detrimento en los valores morales y la generalización (masificación) de antivalores y conductas estereotipadas que nos encasillan (Sobre todo a los más vulnerables y menos educados) en caracterizaciones de eso que no somos, pero que a fuer de repetición ya empezamos a creer ser, posterior a décadas y décadas de teleaudiencia. Luego, diríase también, los actores solo representan, ellos no escriben guiones, ni plantean tramas, ni mucho menos auspician programas; y es precisamente por ello que son más víctimas y culpables impasibles del proceso creativo, pues no están en condición de plantear o exigir modificación alguna a cualquier rol o papel que se les asigne para representar, y ambos sabemos, querido Mauro, que en la actualidad detrás de un actor que dice que no a un papel en este país, sea por dignidad o criterio profesional, hay cientos de caras “nuevas” que lo llevarían a cabo por menos y quizás haciendo cosas más comprometedoras para con su honra, moral y consciencia. Precisamente por ello, es de pensar que esta nueva camada de actores, de rostros lozanos y frescos que sale con sed de triunfar e impactar, de arrollar al mundo del espectáculo, jamás diría que no a este tipo de papeles, e incluso, venderían su labor actoral al “mejor” postor; Ese que les ofrezca la oportunidad de salir en horario estelar, sin importar si lo hacen por una miseria mal remunerada, si con ello dejan sin trabajo a actores de larga data, de recorrido y trayectoria que han dicho que no a cierto papel sabiendo que no vale lo que pagan por ellos, o que en el mejor de los casos, reconocen que al interpretarlo solo promueven la falsa identidad que tanto aqueja actualmente a nuestro país. Todo lo anterior, sin mencionar que esta camada de nuevas figuras, con/ante las actitudes/circunstancias anteriormente descritas, son precisamente los que han echado por tierra todo el esfuerzo de los miembros de la Asociación Colombiana de Actores (ACA) que a fuerza de hambre y voluntad ha intentado devolverle algo de calidad y dignidad a la actuación en nuestro país. Lo anterior, sin mencionar tampoco que el rating de los noticieros de nuestras cadenas nacionales es proporcionado por las novelas (mediocridades de mal gusto) que están en el espacio previo y posterior a los mismos, y que de una u otra manera inducen la demanda del “producto informativo” que mantiene al tanto a los colombianos de como son y como están aquellas temáticas que si son realmente importantes para la población civil, eso sí, por supuesto, luego de amañarlas al máximo (con total descaro al distorsionar la información) y anestesiar previa y posteriormente a los centenares de televidentes con producciones de poca esencia (substancia) tanto en forma como fondo. Ahora, si no es de tu agrado lo que expongo en estas líneas, pues humildemente, te sugiero el dedicarte a otro campo de la economía (porque eso es la actuación hoy en día, un producto más de la canasta familiar), no intentarlo más por el lado de la actuación o en la formación de actores, pues este es el medio en el que estas inmerso y quiéralo o no mis palabras son verdad, y tú que estas en ese mundo debes saberlo más que mi persona; En otros términos, no te irrites o te indignes por esto, ambos sabemos que todo lo que sale en la pantalla pixelada es un producto de consumo, diseñado para ser vendido, consumido y por ello madejado de tal modo de que sea atractivo e irresistible aún cuando se valga para ello de ardides falsos y contradictorios. Con referencia al segundo punto, las opiniones; Veras mi estimado Mauro, las opiniones son argumentos que exponen puntos de vista que se ofrecen acerca de una situación, de un hecho o de un concepto en general, (a veces con conocimiento pleno, otras no) y por tal no existen opiniones respetuosas o irrespetuosas, por el contrario, existen opiniones que producen agrado o desagrado a las personas, situaciones o hechos en referencia a los cuales son emitidas, el hecho de que te parezca irrespetuosa mi opinión expresada: “Un semillero más de caras comerciables a precio de huevo", solo indica que reconoces algo de verdad, sino todo, en la frase esbozada en mi Twitter; Lo cual es una lástima y a la vez un llamado de alerta de que algo está mal, muy mal con todo eso que se hace llamar mundo del espectáculo/actuación en el país. Ahora, si no deseas opiniones que contraríen o atenten contra la sensibilidad de tu persona, pues es muy sencillo, no publiques fotos, no publiques mensajes, no hagas apariciones sociales que puedan ser promocionables por medio de las redes, pues al hacerlo corres el riesgo de toparte con “opiniones irrespetuosas” (Opiniones contrarias a tu gusto), que correctas o incorrectas, acertadas o desacertadas, tienen el derecho y el deber de existir, pues la opinión pública es libre, y por tanto no puede ni debe supeditarse jamás al agrado de determinada persona, menos en una sociedad democrática como a la que orgullosos todos pertenecemos como colombianos. Ya por último, con referencia a ese altruismo hermoso que has realizado a lo largo de los últimos cinco años dando clases gratis de actuación para poder apoyar el talento colombiano, pues sinceramente, ni te felicito ni te reprocho, cada uno sabe qué valor da a la labor que ejecuta, y cada uno es libre de invertir su tiempo y tenacidad como mejor le parezca y convenga; Aunque cierto si es, no esperes reconocimiento o estimulo positivo alguno por algo que realizas a voluntad propia de la manera más espontanea, sencilla y natural, pues el reconocimiento o estimulo positivo radica en el acto mismo de la ejecución de esto, y como tal debe ser suficiente la capacidad del verbo consumado lo que premie y laureé tus actos.

Por si las dudas, reitero lo dicho: “Un semillero más de caras comerciables a precio de huevo “; y lo de a precio de huevo aplica en múltiples niveles (Desde la facilidad económica que le brindas a estos jóvenes de una formación actoral, hasta lo poco que han de pagarle los tiranos tras escritorios elevados en las oficinas encumbradas de los canales y compañías de teatro privadas); Y bueno, con suerte alguna de aquellas caras, será comerciable (o comercializable mejor dicho), esto, aún cuando interpreten vacuos papeles confeccionados por escritores, directores y guionistas taimados, que por hacer unos centavos en medio de esta confusión vendan malograda la identidad de un pueblo que lamentablemente ve en la televisión un espejo y en sus personajes (algunas veces también en sus actores y actrices) ejemplos dignos de imitar aun cuando no sean los más reales o representativos de lo que son y/o podrían ser.

Toda duda ha sido saciada,
Toda sugerencia agotada;
Un sincero abrazo.

Fernando Garcia M.

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