“El retrato del
basilisco”
(Receta # 3)
Ocultando
siempre mientes,
Tus
cobardes pensamientos;
Escapando
sin reparo,
De
ocasiones y deleites,
Empleando
en todo caso,
La
fuerza que mal retienes,
En
huir sin más descanso,
Que
abandonar lo que sientes;
Rastro
común sin duda,
Reposando
bajo la carne,
Es
la gélida sangre cruda,
Que
espesada a fuer de brebaje,
Diluye
en cruel amargura,
La
razón de tus pesares;
Fosa
también fascinante,
Encubren
pesados vicios;
Cadavera
que te escondes,
De
rayos de luz y brisa,
Del
sol que devora tardes,
Labrando
en tórpida prisa,
La
más oscura de las noches;
Horrores
sacuden la calma,
Que
frágil guarda tu sombra,
Sordera
rasgada en voces,
Nacidas
de esa penumbra,
Que
es sin refugio el alma;
Ruina
prendada y palidecida,
Curvada
en compactos relieves,
Es
la horma de aquella desidia,
Disfrazando
el dolor que sufres;
Cantera
símil en supuestos,
Colmada
en anhelos sin vida,
Eres
ideario de odios y recelos,
Cúpula
que ósea deshabitan,
Suspiros,
palabras y silencios;
Cadavera
que te escondes,
Entre
retazos de piel afligida,
Escarbando
en internas pasiones,
Infatigable
recorres heridas,
Que
se suelen inconfesables;
Alabastro
curtido en cenizas,
Es
el corazón igual desdeñable,
Figura
fragmentada en partidas,
Mineral
de toda forma aborrecible,
Degradando
sueños sin sustancia;
Cadavera
que te escondes,
Silueta
sin suerte y vacua,
Fatiga
expuesta en facciones,
Es
el sopor que subrepticio,
Suprime
detalles sublimes;
Exasperación
de hiel y cieno,
Conmoción
de niebla contraria,
Ceguera
de mil interrogantes,
Es
el doblez que ofreces raída,
Dócil
lienzo de espanto y precipicio.
Fernando
García M.
*Datos de pista:
Tema: Composición 2.
Áutor/Interprete: Fernando Garcia M.
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