“Mística descomposición”
(Convulsión febril)
Visión
agobiada,
Vendaje
de humo,
Resplandecidas
las pupilas,
Suelen
decir oscuro,
Dando
amanecida a la noche,
Dando
manecillas sin números,
Al
alma que colgando,
Sutilmente
de la carne,
Cae
para perderse;
Escucha
dolida,
Silabas
de brea,
Destemplados
los tímpanos,
Descubren
fatuos silencios,
Cediendo
ocaso al sol,
Flagrando
palmos de desolación,
Que
recorre el corazón escondido,
Que
oculto en atuendo de piel,
Desnuda
ambiciones vergonzosas;
Alambique
de esencias prohibidas,
Hirvientes
en concesión gris,
Fluidas
en llagas de hambre,
Cargada
en agonías la cabeza,
Padeciendo
suertes sin alivio,
Rebulle
imágenes y sonidos;
Palpitante
a reventar de tristeza,
De
afán en fulgor terrible,
Como
el pecho que llanto sublima;
Como
la consciencia,
Que
sucumbe ante la intriga,
De
suspiros desdeñables;
Aire
que sabe son maniobras,
De
la sangre que acude,
Al
lamento de más sangre;
Agobiada
visión, dolida escucha,
Opaco
en brillo de luna,
Cundido
en aura de plata,
Es
el motivar perturbado,
Que
conducen las sienes,
En
su ardid de espiral y fuego;
Jaqueca
posada en sentidos,
Excomunión
de claridad y ruido,
Que
trae ceguera en su fama,
Que
ostenta premonición de tormentos,
Bajo
el mutismo que cierra las palabras;
Viñetas
pintorescas que se desplazan,
Insoportables
y bien precedidas,
De
minúsculas trazas degustables,
Del
tesón de los avernos.
Fernando
García M.