miércoles, 31 de julio de 2024


 “Mística descomposición”

(Convulsión febril)

Visión agobiada,
Vendaje de humo,
Resplandecidas las pupilas,
Suelen decir oscuro,
Dando amanecida a la noche,
Dando manecillas sin números,
Al alma que colgando,
Sutilmente de la carne,
Cae para perderse;
 
Escucha dolida,
Silabas de brea,
Destemplados los tímpanos,
Descubren fatuos silencios,
Cediendo ocaso al sol,
Flagrando palmos de desolación,
Que recorre el corazón escondido,
Que oculto en atuendo de piel,
Desnuda ambiciones vergonzosas;
 
Alambique de esencias prohibidas,
Hirvientes en concesión gris,
Fluidas en llagas de hambre,
Cargada en agonías la cabeza,
Padeciendo suertes sin alivio,
Rebulle imágenes y sonidos;
 
Palpitante a reventar de tristeza,
De afán en fulgor terrible,
Como el pecho que llanto sublima;
Como la consciencia,
Que sucumbe ante la intriga,
De suspiros desdeñables;
Aire que sabe son maniobras,
De la sangre que acude,
Al lamento de más sangre;
 
Agobiada visión, dolida escucha,
Opaco en brillo de luna,
Cundido en aura de plata,
Es el motivar perturbado,
Que conducen las sienes,
En su ardid de espiral y fuego;

Jaqueca posada en sentidos,
Excomunión de claridad y ruido,
Que trae ceguera en su fama,
Que ostenta premonición de tormentos,
Bajo el mutismo que cierra las palabras;
Viñetas pintorescas que se desplazan,
Insoportables y bien precedidas,
De minúsculas trazas degustables,
Del tesón de los avernos.
 
Fernando García M.

 

“Avances en materia de nada” 

(Teleaudiencia de frente al dialogo)

La madurez, la cual dude,
Traeríame algo bueno,
Posa en mi pecho el evocar,
De un sentir, que si bien no mal,
Tampoco procura calma;
Tristeza en frustración encarnada,
Ante el presente que indiferente,
Sin sutileza se cae a pedazos;
 
El desconocimiento que ronda absorto,
En displicencias y vacilaciones,
Me informa supersticiosamente,
Belicoso y serpenteante,
Acerca del dolor y la vergüenza;
 
Del sopor de esa tragedia,
Que respira la población refrescada,
Por la sofocación que sin respuesta,
Implicando alternativas falaces,
Moldea la realidad en sucesos,
Con manecillas vasculares;
 
En coágulos usados cual números,
Cual casualidades y pretensiones;
Quizás cual omisión discreta,
Pues por actualizar la física,
La constante tiempo equivale,
A bochornoso fluir de sangre,
Y el espacio, para aquellos desprovistos,
De soluciones accesibles,
Deleite es de atroces infamias;
 
Marchas gremiales, oficiales consensos,
Teatrillos sociales son, proyectos que incluyen,
Poco menos que transiciones en papeles,
Colmados en diplomática redacción,
De aquella certeza inevitable,
De que todo habrá de seguir igual;
 
No obstante, emplazan estas acciones,
Peculiares divisiones acentuadas;
Enigma de un azar mayor,
De una farsa nueva agonizante,
De una sarna informal e impune,
Confeccionada a grandes escalas,
Para cuantos gusten engañarse;
 
Anhelo se logre un acuerdo,
Deseo asesinar los hijos de la paz;
Empero se consiga una confluencia,
Deseo asesinar los niños de cualquiera;
Añoro se firme un tratado,
Saludable seria desvirtuar,
Sin razón ni preferencia,
La indefensa inocencia de esos,
Que sin allegados influyentes,
Padecen, callan y soportan;
 
Todo esto por supuesto,
En semejanza completa a ellos,
Que han formado indeleble ejemplo,
Empezando por los más vulnerables;
De pronto, quien sabe,
También podrían concederme,
Fuero de alguna estirpe,
Luego que mi conducta,
Se consolide harta en frecuencia,
Como cotidiana e inestimable;
 
Sin embargo existen,
Opciones más delicadas;
Sí para la opinión pública,
En concertación sensible,
Con lo oficial y subversivo,
Un difunto en proximidad vale,
Una cuartilla en prosa de pacto;
 
Realizando la conversión a verso,
Un poemario significar podría,
Un holocausto al final poco relevante,
Un bosquejo de realidad encrudecida,
Que conforme puede archivarse,
Para entonces modificarse después,
Expresamente para no ser leído;
 
La madurez, la cual afirme,
Acercaríame a algo más cuerdo,
Tantéame el alma con una fantasía,
Que si bien no desvariante,
Tampoco en efecto lúcida;
 
Contemplo el olvidar de los sueños,
Relacionados con falsas promesas,
Hechas a una generación propia,
De la ingenuidad que le incumbe experta,
En el arte de digerir y defecar,
Ilusiones adobadas en pésimas noticias.
 
Fernando García M.

 

“El atardecer canino de Camus”

(Suposición infundada)

Un rehén por el autobús,
Uno por el reactor,
Y otro más por león;

Oh corazón mío,
Que purgas tus necedades;
La vida da sus reveces,
Como si fuese verdad,
Acaso la salvación;
 
Oh pecho ensortijado,
Que buscas tal destino,
Que llamado a la intriga,
Seduces tus cedazos,
Con ansia de revelación;
 
Por aquella costa soleada,
Caminan reflejos en pupilas,
Desvelando fantasías en horizontes,
Donde podría ser extranjero.
 
Fernando García M.

 

"En vilo irresponsable"

(Semanas fueron años)

Sentado a la orilla del barranco,
Carezco de melodías alegres,
Aunado en fuerzas decadentes,
Cedido en sangre aún tibia,
A ídolos colmados en vacío,
Aspiraciones sublimes y pérdidas;
 
Plegarias en los labios,
Son palabras de desconsuelo,
Aguardando el tiempo perfecto,
Donde nadie venga a buscarte,
Donde sepan cómo encontrarme,
Colgado de un arrebato nuevo;
 
Caminando miserias al sol,
Entre resplandor y distorsión,
Impermeable a todo triunfo,
Disponible a cualquier fracaso,
Que logre sacarle latidos,
A este desgaste cansado;
 
Postrado al borde del silencio,
Amordazado de piel y motivos,
Abusan las intenciones
De pensamientos belicistas,
Acusa la cólera de otras noches,
Por resarcir de alaridos y esquirlas;
 
Profunda cuneta es la llama,
Que brinda ardor en espiral,
Rotando imágenes de recelo,
Avivando el eje del corazón,
Que gira hasta hundirse sediento,
En ecos de pérfidas voces;
 
La tinta que entiende el final,
Sabe adolezco de rimas dulces,
Que sacien tiernos estribillos;
Apellidos posee tanto la tristeza,
Que para semejante suplicio,
Ninguno figura destacable;
 
Serpientes son las ideas,
Envenenando lento la calma,
Susurrando igual todo pasa,
Mientras disuelvo sombras de tarde,
Intentando antídotos en descuidos,
Que descubran el modo de arrastrarte;
 
Azar es el último peligro,
Guardián de absoluta esperanza,
Rigor de extravió inescrutable,
Cabalgando el corcel pálido,
Que es la lastima detestable,
Residuo añejado de afecto;
 
Sobriedad desgarradora,
Es el reflejo convencido,
Del rostro sin ambiciones,
Despejado de agobiantes promesas,
Llamado al destino de ensueño,
Donde no existen interrupciones;
 
Fechas amenazan en sigilo,
Contracciones de jugos ácidos,
Cuanto más vives, más se agitan;
Asegurando la necedad requerida,
Máxima recompensa es la muerte,
Abrazarla sin temor es libertad.

Fernando Garcia M.