“El atardecer canino de Camus”
(Suposición infundada)
Un
rehén por el autobús,
Uno
por el reactor,
Y
otro más por león;
Oh
corazón mío,
Que
purgas tus necedades;
La
vida da sus reveces,
Como
si fuese verdad,
Acaso
la salvación;
Oh
pecho ensortijado,
Que
buscas tal destino,
Que
llamado a la intriga,
Seduces
tus cedazos,
Con
ansia de revelación;
Por
aquella costa soleada,
Caminan
reflejos en pupilas,
Desvelando
fantasías en horizontes,
Donde
podría ser extranjero.
Fernando
García M.
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