jueves, 4 de febrero de 2016


“Un dulce día nos llama”

(No me digas que ya te olvidaste)

Vulgar edificio,
De puntos cardinales,
Qué risas de piedra,
Astillas sobre los dientes;
Cuál es el chiste de la desgracia,
Al caminar a enlentecido paso;

Perros ladran las recargas,
De seres injustos y francos;
Me desnudaran las llamas,
Te apaciguaran las ganas,
Para que no quieras acompañarme,
Cuando no estés presente,
Al salir a divagar por las calles;

 ¿Leones en ellas acaso?

Para elaborarlo metódicamente,
Con romance y buenas noches;
Tome una replica
De algún rascacielos famoso,
Trepe y salte;
El mayor de los daños posibles,
En una corta caída;
Estampados de no vía,
Tampoco senderos,
Porque los días solo se divierten,
Con la certeza de tu soledad,
Una más por la cena de refrigerador;

Masturbación impotente,
Precios bajos,
Definición omnisciente,
Peligros romos,
Patrullas de ley erótica;
Conversemos de temas decorosos,
Hagamos de lo perverso inofensivo;

Hay muertos que aman,
De maneras perfectas,
Zapatean la agonía,
Respetando estragos;
Este grano de sal,
Al lamerlo trae aguaceros;
No existen concertaciones,
Para la política que baila,
En las cuerdas de los ojos,
De las cumbres,
De este mareo feo,
En penas vaciadas;
Perlas de lágrimas,
Que aun no he llorado;

Qué es único a porcentaje,
Complejo, completo, compasivo;
Nada, nada exento esta de la ira,
Y entonces no es nadie,
Porque somos cosas,
Que pensionan y hieren;
Informes y ventas,
En una pared sin compra,
Cabalgando en caballos altos,
Pisos enteros de metros cuadrados,
En los que no se anhela habitar;
Cantos indígenas que lo saben,
Se entonan en ritos exequiales.

Fernando García M.

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