viernes, 18 de marzo de 2016


“Últimos 30 y algo segundos”

(Desperté)

Las señoritas de Picasso me lastiman;
Aquellas fueron sus palabras exactas,
Aquellas que susurro envuelta,
En una básica soledad azul,
Instantes previos a su partida;

No sé realmente,
Cual era el hiriente detalle,
Que álgidamente le producía disgusto;
Tal vez fue lo plano y desnudo,
De tan dulces siluetas,
Femeninas, pesadas, protocubistas;
Hermosas damas seductoras,
Que artísticamente
Permanecieron calladas;

Algunas veces pienso
El porque con cautela,
Y en definitiva concluyo,
Con algún trémulo
Grado de certeza,
Que los sentimientos
Que en ella despertaban,
Eran celos intimidantes;
De esos arraigados
Y paranoides,
Esos que se acompañan
Insoportables,
Entre pálidas pizcas
De colorida envidia;

Si, seguramente fue por ello,
Que decidió abandonarme,
Arrojado en lo silente,
De su ausencia martirizada;
Obligándome irreversible,
A en lo cínico, electrocutarme,
Usando 20.000 Watts despreciables,
De realidad, pena y llanto;
Todo hasta calcinar mis
Poéticos huesos,
En un hiperbolismo vulgar;

Ridículo mediocre
Sobrecargado,
Que como el anterior,
Intenta rebuscado
En distinción,
Impactar jactanciosamente
A la quimera inmersa,
En tan detestable entorno,
Que emulando abolengo y clase,
Referencia torpemente,
A un verdadero maestro plástico;

Don Pene Rapaz Pederasta,
Quien concibió con
Delicados trazos definidos,
Una escena común y universal
De forma singular y única;
Propia, sensual, duplicable,
Irremediable en lo caótico,
De la calma aparente
De sus pinceladas;
Las mismas que gloriosas
Trajeron de lo profundo,
De tal recóndita psiquis,
A las Señoritas de Avignon,
Que experimentales auguraban,
La llegada del estilo
Trascendental e influyente;

Entonces vi,
Una completa farsa,
Una puesta en versos,
Que mal forzada se publicita,
En indignas encarnaciones,
En deprimentes alardes,
De plumas tercermundistas;
Clasista condena maldita
De los estereotipos,
Que distorsionados masivamente,
Comercializados son
Desde lo imperceptible,
Por la globalización conceptual
De las apreciaciones,
Moda e iconos inquebrantables;


Sin embargo,
Ni siquiera ellos,
Pueden negar la naturaleza
Bien fraguada,
De sus bellas caballeras
Negras y anguladas,
Que duras compaginan
Consecuentes,
Con sus atónitos rostros
De ojos grandes;
Aquellos que les convirtieron
En mudos testigos,
De culpables lengüilargos,
Escamas en ovales pupilas;

Creo que todo esto
Ha sido un error;
Un póster de tal magnitud,
No es en absoluto apropiado,
Para encabezar la casual
Decoración sobria,
De una habitación desdichada,
En donde compartiendo
Fingidas fidelidades,
Un par de ex-profugos amantes,
Dormitan en lo
Nocturno del deseo,
Ruborizados por la rutina;

...En otras noticias,
El agitado golpe del frac,
Radica en lograr constituir
Once canciones extrañas
Para un álbum;
A sus 56 años de
Celebre - celebre,
Haciendo débiles
Y re-encauchados covers,
De desaparecidas bandas
Como pasado y siniestro…

¡Oh exquisita pauta cómplice!

Ahora;
Frívolos, vanos e insultantes.

Fernando García M.



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