miércoles, 5 de agosto de 2015

“Dado a aquel inerte en vida”

(Conductas y equivocaciones)

Mantienese el cuerpo,
Por afrontar el paso de los días,
La soledad suele ser su medida,
Al comparar salud y belleza;
Oh sopor de indecible siniestro,
Sostienese pues la carne,
Solo para deteriorarse;
Aun la inteligencia,
Cuando a plenitud se logra,
Traicionar suele a la consciencia,
Dando a la locura de la muerte,
Sentido definitivo e indispensable;
No ansia pues durar tanto,
El corazón que se aflige,
Sórdido y callado,
Entre intuiciones y estímulos;

Posesión única del pecho,
Mientras los años le duermen encima,
Es el tedio indiscutible,
Trayecto a un final sabido;
Oh alma con aquellos bríos,
Ambicionas siempre ser joven,
Pues son las edades tempranas,
Similares en vigor a ese temple tuyo;

Emociones desecha
El bípedo pensante,
Desplazase erguido
En su insolente formación,
Descansando cada cuanto,
Al descoser cierta distancia,
Rasga los tenues hilos,
Que amordazan el espíritu;
Pueden algunos miembros
de la errática especie,
Renunciar a tan frágil existencia,
Para ello cual hábiles bestias,
Acondicionan guaridas y nichos.


Fernando García M.

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