viernes, 15 de julio de 2016

“Fronterizas paradojas”

(Danzan los reinos del sur)

Los inmigrantes escaladores,
Perfilados vuelven debutantes,
Irrumpiendo de entre la península,
Al redefinir horizontes marinos,
Refocilados por desértico follaje,
Al restablecerse en relieves,
Que abrigaron antes origen;

Inmigrantes los escaladores,
Solían salvar hambre y fortuna,
Viajando al país sólido,
En auge de oportuno sustento,
Roncando a la peña del fuerte,
En sueños de esferas valiosas,
En frágiles halos de mejor vivir,
Suspendidos por óxido y orgullo;

Escaladores los inmigrantes,
Haciendo de lo reciproco,
Arma de ambivalente filo,
Destilan sed y enfermedad,
Al retornar desde lo precario,
Colmando cuanto sea básico,
De preferencia subsidiaria;

La instrucción en salas copiosas,
Sobrecargan con ajenos modismos,
Inoculando las aún lábiles mentes,
Con su confusa identidad quimera,
Al aplicar dotes de innovación;

El rigor de las casas salubres,
Doblegan con airados padecimientos,
Entendiendo también de debilidades,
Al engendrar pródromos y vicios,
Desde la carne aún forastera;

La pujanza del puño laborioso,
Usurpan en alevosa proximidad,
Cual lejanos huéspedes de sangre,
Al saciar la iliquidez de los días,
Con improvisadas resoluciones;

Los inmigrantes escaladores,
Arraigados reanudan el efecto,
Que compensar debe fortuito,
El contrito impulso agobiado,
De la nación que siendo despedida,
Restaurada reciben a un tiempo,
Pretéritos en contemporánea asfixia;

Deseosos de regresar nuevamente,
Cuando al cese de la abundancia,
Triste frene el progreso su curso,
Obligando tal estancamiento oriundo,
Al arrobo de ese devenir incauto,
Que cual ávidas huestes nómadas,
En afrenta social han de asumir,
Al reptar por terrestres vecindades,
Ondeando similitud de banderas.

Fernando García M.

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