sábado, 30 de abril de 2016


“Truculento estallido”

(Recital descompuesto)



Fernando Garcia M.

*Datos de pista:
Canción: Turquoise Hexagon Sun.
Álbum: Tribute to Boards of Canada (The very best works).
Artista: Boards of Canada.

“Darwinismo Sexual”

(Motel Jurásico)


Fernando Garcia M.

*Datos de pista:
Cancion: Track 08 (Side B).
Album: Random 35 tracks tape.
Artista: Boards of Canada.

sábado, 23 de abril de 2016


“A todos nos llegara nuestro turno”

(Al igual que en el capitalismo; Honores al 23 de abril)

Allí tenéis vuestro socialismo,
Aquí vuestro comunismo excomulgo,
Por acá juventudes gastadas,
Por allá, otras tantas por gastar;

Quijotesco en el trópico,
Merlín viste sudadera,
De recurrentes sueños diurnos,
Acerca deportes y fantasías,
A la vez que narra la visión,
De aquel funeral próximo,
Al estupefacto corro sonriente,
Que a son de conmoción casi tierna,
Representan revolucionarios devotos,
También institucionalizados;

De Fidel cuelgan Adidas,
Al confesar la inminencia
De su muerte.

Fernando García M.

lunes, 11 de abril de 2016


“De què saben entonces los oídos”

(Sino de este pánico vano) 
 
Temo a esta vida,
De amor y fantasía;
Dondè habrá de reposar,
Mi alma y la tuya,
Cuando descubra no respira,
El placer de la duda, 
La dicha del azar;

Anciana es la transformación,
Que nueva ha de sorprenderme;
No conozco nada mas parecido,
A lo que será de momento,
Como lo ampliamente 
Desconocido;

La piel deshollejada clama,
Recordando apariencias en desuso,
Que sìmiles a la próxima,
Saben también 
De lucro y compromiso,
De oculto y delirio;

Deber no resulta obligado,
Más aun se debe,
Gastar el entrante desfigurar,
Bajo el cielo voluble;
En la posibilidad de 
Un temperamento grueso,
Alicorado deliciosamente,
En la soledad invulnerable, 
Mísera, agitada y lastimosa;

Si alguna vez identifico,
Este rostro en un espejo,
Nunca olvido decirle 
Sobradamente:

“Teme espantoso, 
Terriblemente exaltado,
A tanta vida de amor y fantasía,
Pues renunciar a las palabras,
No garantiza silencio”.

Fernando García M.



“Cotidianizado”

(Brillante propuesta, interrogado)

Estas caminatas nocturnas,
No conducen a domicilio alguno,
Son tan solo los restos,
De un hombre que solía,
Entre sombras y lamentos,
Entre acostumbrados y sin lleno,
Harto de grupos de manos y pies,
En la búsqueda del daño,
En el arrebato de la soledad;
Residuos de discordia,
Que depositan demonios,
En robustos pantanosos;

Nunca quise tener mascotas,
Así que distraigo el alma,
Para que aplaque el dolor,
Anotando cualquier verdad,
Asumiendo hastió por los días;


Controlan las palmas,
Sacuden los tramos,
Mantener imágenes se debe,
Cuando signos no objetivan,
Los sucesos dramáticos;
No sabueso valeroso,
No errático compasivo,
Podría ser más difícil;
Entonces es obligatorio,
Ajustarse frágil el cuello,
Desatender al mal aspecto,
Y convencido suplicar 
Por normalidad,
Sobre una línea 
De dientes prudentes,
Que hablen solo de esto:

"Esta bien que no importe,
Si ello no esta bien".

Fernando García M.

viernes, 8 de abril de 2016



"Corruptible recipiente genital"

(Preserva a variables temperaturas las pasiones)

Has de devolverle
A la humanidad,
Lo que desconsiderada
Le ha hecho al mundo,
Para que de dicho
Modo fuese llamado,
Al momento en que 
Vuestro atestiguar perceptivo,
Como tal le concibió 
Luego de concebido;

Divinidad en rebote,
La divinidad más extraña;
Una compra térmica en potencia,
Que al realizarse resulta cálida,
Entre escasamente húmeda y soleada,
Por supuesto, no para el objeto adquirido,
Pues hermético oculta su soledad,
Con acceso de despliegue fácil,
Para remover minúsculas manchas,
Al ejecutar meticulosamente su aseo;

En tercera persona,
Retorna al centro de las ideas,
Atormentando al cuerpo voluble,
Que voluntario dispuso la fuerza,
Ante la inexactitud y el desacierto;
Golosina caníbal,
De lo más oscuro y bisiesto,
Son los instantes que
De horas replican años,
Materializando diversos conceptos,
En azarosa forma
De penurias y lamentos;

Al Gritar un secreto,
Para que secreto sigua siendo,
Anhelar se debe el deseo,
Entonando la voz necia 
De la consciencia,
Que entre alaridos sordos,
Solo retumba por dentro;



Olimpiada de traición,
Donde el dolor suele estimarse,
Cual minúsculo premio
De consolación;
Siempre cabe
La esperanza rebelde,
De que aquel trofeo posea,
Escritos nuestros nombres,
Exaltando lo humillante;

Maravillando lo degradante,
En impulsiva competencia insulsa,
Donde los victoriosos requieren,
Del apetito más innecesario,
De la perfidia más elaborada,
Del acto de indiscutible ofrecer,
El más completo de los afectos,
A la vez que se comparte,
Carne de corazón
Y secreción de instinto,
En esa comunión de las almas,
Que se complementan
Con fragmentos distintos,
De una única pieza.

Fernando Garcia M.

lunes, 28 de marzo de 2016




“Control del martirio”

(Coraje al salir a completar el arriendo)

Con quizá cuantos
Pasajeros a bordo,
Decide salir de una
Ubicación horrible,
Guarida maltrecha,
De humos y ceniceros,
Batea de pecado entrañable,
De donde surgen,
Asombrosas transformaciones;
Crueles, impecables,
Forzadas y sin nombre,
Pues son muchos los cambios,
Cuando la personalidad,
Hambre posee,
De apariencias ajenas,
En imprudentes manifestaciones,
Desconocidas a la luz
De las conciencias,
En las frecuentes
Criaturas de Dios;
Confecciones de
Reproches consanguíneos,
Han de cubrir con modas mudas,
El inaceptable de sus sienes,
Sin corona ni cetro,
Al asumir un corazón en ruinas,
Por sobrevivir un alba más,
Entre espejos, rubor y peines;
Astillas de un imposible,
Que encajando
Va en lo insultante,
En lo insostenible,
Entregando esperanzas,
De que cierto día,
Todo sea diferente;
El amor es una
Ganancia social,
Un ademán ridículo
En la paciencia,
De que símil el deseo,
No sea de agresión;
De que la seducción
No genere recelo,
En la marcada indiferencia
De las transacciones,
Que corren como la lluvia,
Impactando desde lo alto,
Con el húmedo suelo;






El suave maquillaje,
En su duro rostro,
Arraigado va a la ofensa salvaje,
De los alaridos internos
Que le atormentan,
De los gritos de
Repudio que genera,                                     
En cada puerta, que
Con desprecio se cierra,
Ante su presencia,
De fragilidad bizarra;
Insoportables son,
Las identidades de sus clientes,
Tanto, que la ciudad
Las arrincona,
Mintiéndose al negar,
Decenas de encuentros,
Furtivos, degradantes, feroces;

Sin embargo,
La moralidad siempre
Se mantiene a salvo,
En escuelas, iglesias y parlamentos;
Recintos de inmundicia pútrida,
Donde se elaboran,
Mayores crímenes,
Que el afrontar,
La economía mezquina,
Teniendo las preferencias
Más presentes,
Que el perdón de credos
Y feligreses;

Con quizás cuantos
Pasajeros a bordo,
Ha decidido tomar,
El control de la noche;
Aún entre su aguada brisa fría,
Sorteando improperios,
Y consentidos moretones,
Por irrisoriedades
De entidades bancarias,
En un calidoscopio
De semen y sangre,
Donde a multiplicidad de grosores,
Acarrear debe su historia,
Con decenas de testigos,
Que coinciden sin saberlo,
En ese testimonio,
En el cual nadie ha de extrañarle,
Recordarle o padecerle,
Cuando desaparezca,
Venérea en lo ajado;

Precaria en sus tacones,
Acabados por los pasos,
De una vida arrastrada,
Disfrazada en estrógenos textiles,
Depredando la miseria de los ojos,
Defecando el arrepentimiento del placer,
De cuerpos que toman y desechan,
Sobre sus pómulos salidos,
Y sus manos de hombre.

Fernando García M.


“Tanto te quería conmigo”

(Simón, mamá tan solo duerme)

Aquella desnudes femenina,
Donde purgo esta soledad,
Aquella desnudes, confundida,
Posee el desaliento de días fortuitos,
Que sin piedad han marchado,
Desvaneciendo vergüenza y lozanía;
Trasfigurando ese aspecto absoluto,
Que solía falsear la belleza,
Cuando curiosidad y efervescencia,
Sabían sobreponer a sus vicios;

Necio huye el remordimiento,
Donde escapa ligero el placer,
Desterrado de cualquier perdón,
Desecho de cualquier manera,
Por las cavilaciones del corazón;
Retazos de incauta consciencia,
Veneno en inmaculado elixir,
Que impide se ensalce el disfrute,
En ese efímero sublime,
Del inmortal sin mañana;


Retorcido aumenta en volumen,
El aroma sutil de esta combustión,
Bajo un crudo silencio la oscuridad,
Identifica el horror en los rostros;
Integro, sin marca de daño alguno,
El adiós humea sus cenizas,
Distanciándose de toda pasión,
Desandando apetito y tacto,
Desposeyendo alma y sentidos;

Caverna es esta noche,
Profunda en su curso tortuoso,
Dolida en todo lo suyo,
Aún para el más indiferente;
Descendente camino al centro,
Donde todo sepulta y olvida,
Donde aquello que culmina frágil,
Tiempo atrás fue inquebrantable
Devoción, degradada a hastió;

Y cuando acabe la luna,
Sellando en tinieblas los labios,
Justo al resurgir del resplandor,
Plegando en pesadez los parpados,
Que se abren al culto dormido
De la inmaculada fantasía;
Ha de tomar tan solo un receso,
El ansia y el abandono, 
El odio y el recelo,
Pues sabe también el insomnio,
Nutrir de dulce descanso,
Las angustias del cuerpo Despierto;

Aquella desnudes femenina,
Resaca de un nuevo castigo,
Despojo de antiguo deleite;
Reacciona sin voluntad ninguna,
A la agitación del recuerdo,
Cediendo silabas y relieves,
A las horas que sombrías retienen,
Algo de aquella ausencia,
Desproporción de ira destructiva,
En silente semblante lívido.

Fernando García M.
“Confesiones de alta butaca”

(Lucifer a la vez que colma el vaso, asiente al memento de Magna)

Caterva de ingeniosos,
Indecentes y debilitados,
Puñado de indicios sindicantes,
Espectadores de tanta locura,
Acólitos de infamias blandas,
Propósitos de harto mal,
Que logran preciado bien;
Caterva de demonios,
Impulsos de otros días,
Formando siluetas ocultas,
Arriban como arribar suelen,
Los temores de las horas
Más horrorosas;
Tan solo luz enmudecida, 
Tan solo melodías quietas, 
Certeza de abandono inminente,
Suprime cualquier arrojo posible, 
De calma o mansedumbre;

 
Diletantes somos todos,
En la consecución de la felicidad,
Diletantes, en evitar la tragedia;
Y en esto la vida juega,
Sabida de magistral contraste,
Aposta de sustraer momentos,
Con cuanto sea imprescindible
Luego de desaparecido;

Categórica franqueza,
Distorsiona los rostros raídos,
De aquellos muros visitados,
Mirador de espectros pasivos,
Que aguardaban sin mayor sutileza,
Por la ascensión de la noche;
Si supiese el tiempo indicado,
Estimando el mejor escondite,
Guardaría el alma en aquel pecado,
Cuya culpa no significase,
Lamento de vana ilusión;
No obstante, el mundo que conoce,
Las maneras de sus dolores,
Favoréceme en desconsuelo,
Haciendo abrigue por cruel fortuna,
El ignorar demasiado
Como para exhumar el corazón,
Sin el auxilio del arrepentimiento;

Caterva de nocturnos,
Infalibles y casi ciegos,
Alabastros de inmaterial pureza,
Irrenunciables elementos
De tibia luna fundida,
Módico ardid de congoja,
Que oneroso endeuda el anhelo;

Horda de instantes aquellos,
Memorias que inflaman el pecho,
Destilando en cristalino ámbar,
Otro jueves de descenso,
Que se ingiere solo.
                                           
Fernando García M.

jueves, 24 de marzo de 2016


“Zigzag enjaulado”

(Honores al fin del conflicto, olé 23 de marzo)

Podría retroceder su calma,
A la peor desesperación,
Podría aplacarla a filo de sable,
Hasta el hiriente desastre;
Qué son las nevadas azules,
Liberales por convicción;
Qué son, entre tanta
Sal desafiante,
Derritiendo lo constituyente,
En farsa de licuefacción ecuestre;
  
La fecha pactada
Se incumple,
La autoridad a lo
Masculino se entrega;
Arden las cortinas de palacio,
El motín está servido,
Siluetas se imprimen solemnes,
De vuelta a la década vieja;
  
Reta a la pasiva templanza,
La imposibilidad del desarme;
Actuando con inclinaciones,
Reclama en sentido partidista,
La confusión más conservada,
Letras y letreros
Rojos como la sangre,
Arcoíris de fuego,
Entre vocales
Y pájaros blancos;
Lo que aquel tiene,
Lo debe al toro de ayer;
El plazo estipulado,
Siempre estirarlo puede,
Cualquier plaza televisiva;
“Embaucadora es la fiesta brava,
Que de la paz le promocionan;
Distinguido ve la corrida,
Lujurioso, Robert Allen”.

Fernando García M.

“27 días de agonía”

(Le dio un toro a Pepe Cáceres)

Razón suficiente,
Tiene la fiesta brava,
En la posibilidad de
Que pueda la bestia,
Vengar a sus congéneres.

Fernando García M.

martes, 22 de marzo de 2016

“Fatigosa cavilación icónica“

(Jesús caído camino al calvario)

El alma se encuentra frágil,
Debilitado el corazón;

Sin que pudiese la noche galana,
Embellecerse con mayor decoro,
Pagano el designio acontece,
Esparcido cual suficiente estorbo,
Cual fatalidad cruenta,
Presa de la certidumbre más infame,
Victima del horror sombrío
De lo predestinado;
Debilitada se encuentra el alma,
Frágil el corazón;

Podrían pasarse sin dormir,
Sin pizca absoluta de sueño,
Un par de lunas menguadas
Con sus albas respectivas;
Y al despertar para seguir,
Continuado cada ciclo
Traería en su tercer círculo,
La luz de la autentica libertad,
Abandono absoluto,
Silencio perpetuo;

El espíritu aún camina,
Guiado a topa de carne,
Entre influjos materiales,
Nacidos de esferas ilusorias;
Oh indecible desdén,
Conformidad malhechora,
En qué has trucado tus bríos;

La carne aún se arrastra,
Envalentonada y pusilánime,
Por vestigios de previas posesiones,
Soplidos de plásticas sobras,
Que como esta han marchado;
Oh desidia lisonjera,
Resta solo rencor quejumbroso,
Contra la silueta que se desvanece;

Solo vergüenza inagotable,
Para resistir flaquezas e indecencias,
Lozanas vicisitudes, ancianas trapacerías,
Desgaste ineludible a lo superficial,
Espejismo marginado
Al reverso de aquello insomne;
Pues de esta parte sufrida
Al encallar de la cruz,
De parpados cerrados
Al mundo confuso,
Reposo alguno no existe;

Sacro Espanto,
Punzante retrato elevado;
Divisase ya el encumbrado monte,
Escandalosas fauces carmesíes,
Han de rezumar los clavos;
Padre, cuán deleble atisba
Su seño invicto,
El domingo de asunción.

Fernando García M.