martes, 28 de junio de 2016

“Toma 1”

Un ataúd húmedo,
Ha llegado a la playa,
Después de navegar perdido,
Por los difusos océanos,
De la aguda desesperación;

Muerta, viva o dormitando,
Sin carta de navegación alguna,
Tropezó disímil la costa,
Bajo una luna llena;
Al encallar su caja mortuoria,
Despertó atemorizada,
Del mundo circundante,
De la pesadez de aquella cola,
Que escamosa e irritada,
Abandonó en su entereza,
De cadáver tullido, 
Tieso y acinético;

Si, es cierto,
Las sirenas tienen cementerios,
En la profundidad del mar,
En su verde azul encantador,
Con velorios de esperma fría,
Y defunciones trágicas,
Incoherentes e inauditas,
Como la de ella;

Acuática dama sensual,
Que cubierta en chal negro,
Retornó a la vida convertida,
En rito de escamas saladas,
Para destrozar navíos peregrinos;
Para asesinar ebrios y prostitutas,
En oscuros rincones miserables,
Al merodear puertos tenues,
Con siniestra melancolía;
Cuando al rayar media la noche,
Se escuchan agónicos gritos,
De ingenuas victimas atroces,
Que degustando van álgicas,
Su pasión pérfida;

Luego, así reside el fragmento,
De esta abominación ridícula;
Farsa mal fraguada, 
Seudo-guión lírico,
Que emular intenta,
El aura típico y maloliente,
De una cinta de terror gringa,
Pos-excesiva e insultante,
Vulgar de toda manera;
Excusa de taquilla,
Si se prefiere, de finales 
De los ochenta;

Ustedes le han visto, 
Toma uno:

"El misterio de la Zombirena"

Fernando García M.
“Marca fecal”

(Todos los postulados son elegidos)

La época pre-electoral,
Es un espectáculo mágico,
Deliciosamente ideal;
Tantas propuestas sueltas,
Tantos candidatos potenciales,
Cuanta nostalgia y repudio,
De los que marchan al abandono,
De un cargo sin esperanza o moral;

Época fantástica,
Es el periodo pre-electoral;
Océanos turbulentos,
Desbordan las avenidas,
Con publicidades múltiples,
De todas las texturas,
Tamaños y colores,
A la vez que proporcionan,
Gratuito papel sanitario,
Por un lapso completo,
De nombramiento efectivo,
A mendigos, indigentes,
Y otros habitantes;
Sustituibles estorbos,
De la amnésica calle.

Fernando García M.

sábado, 25 de junio de 2016

“Ultra-pirueta alimenticia”

(Patacan autónomo nunca domestico)

Comer toca,
Toca lo que se pueda,
Saborear se logra,
Lo que lograr se consiga,
Al marchar por las grietas,
De avenidas sin consanguíneos;
De calles sin complacencias,
De culpables sin culpas,
Y victimas sin lamentos;

Ingerir implica,
Arriesgar la suerte vacía,
Tragando por delicia,
Repugnantes hallazgos,
En las bolsas de las esquinas;
Estando atento al dolor que propina,
El agravio escandalizante,
De rasgar el plástico suave,
Y escarbar por esperanzas,
En el contenido saliente;

Tragar es un reto,
Retando a la muerte y el azar;
La astilla de hueso,
El sobrante del pesticida,
La aguja de la jeringa,
La hojilla sucia del suicida,
El papel con el recuerdo seco,
De una comida transformada,
En algún momento suculenta;

Del otro lado existe,
Una palabra de ofensa terrible,
Peor superlativamente, 
Al estado antes detallado;
Denominación despreciable,
Que aquel quien la porte,
Como prefijo a su nombre,
En serio jamás se le toma,
Siendo jamás libre;
Los más civilizados 
Le llaman, mascota.

Fernando García M.

jueves, 23 de junio de 2016

“No he de mostrar más”

(Para cuando me desarticule)

Mesa nueve,
En el picante del sol,
En el domingo más solo,
En la contemplación torcida, 
De los padres que alimentan, 
Conformes a sus hijos;

Al despertar somnoliento,
Debiendo he quedado,
Muchos sueños lucidos, 
A lo insondable e insomne;
Más aún las cicatrices, 
En absoluto me importan,
Si en la inmediatez 
De la anterior noche,
Recordar no se puede, 
De modo ninguno,
Como sucedieron,
Como tomaron cuerpo,
En el reflejo de espejos,
Y polarizados vidrios,
Que no coinciden,
En puntos identificables;

No he de durar demasiado,
En esta sopa de restos;
La personalidad vana,
De la torpe minusvalía,
Consumirme debe,
Cucharada tras cucharada,
Frente a la sal del mundo,
Que sabor entrega,
A legumbres y bastimento;

Frente a mondadientes 
De árboles secos,
Que han fallecido 
Antes que ellos,
Antes que nosotros,
Tan únicamente por extraer,
De entre saturados 
Insicivos y muelas,
Hebras de carnes inocentes,
Que como la de tantos, 
Comensales desconocidos,
Arderán en la tristeza,
De la muerte desafiante,
Que inesperada se encuentra;

Parangones a dioses sin fe,
Huesos son de la suerte,
En abundante azar goloso,
En el rincón de lo sin culpa,
Y en evidencia doloso;
Telas y piernas ajustadas,
Que encarcelado han estos deseos,
Cabellos y rostros dulces,
Que símiles son de tormento,
Indispensable no me hacen,
Para la vida ingrata;
Gasto represento de respiros,
Andamiaje de ansias desencantadas,
Que urge en unción, 
De algo inalcanzable,
Intocable efímero,
De manifestación feliz;

Éxito vibratorio,
De la loza que descansa,
En las miradas que no miran,
En las disposiciones que atiborran,
Atascando fuego imbatible,
En las gargantas laceradas;
Adecuado seria entonces,
Un ataúd de hielo,
Para un corazón tan mencionado;
Dos cuartos de limón jugoso,
Cortados sin piedad, 
Transversalmente;

Con nadie planeo,
Compartir riqueza prospera,
Ni fortuna inagotable;
En esa añoranza de las cosas,
Que se quieren ciegamente,
Ámame una vez, 
Por cada tiempo verbal,
Que la falta de apetito,
Habrá de martirizarme,
Bajo la tierra dura;

Mesa numero nueve,
Extrañas son las escamas,
De las serpientes de luna,
Que habitan en las meditaciones,
Sonámbulas, divagantes, 
Reposadas y con secuelas,
Previas sin reparo alguno,
A la ejecución de los precios.

Fernando García M.
“No para siempre”

(A màs de aquellas horas oscuras)

Resulta eres adecuada,
Y a veces, en ocasiones 
No coordinadas,
Llegas a lugares precisos;
Ubicaciones de exacta soledad,
Donde cansada reposa,
Entorpecida la voluntad,
Haciendo caso omiso,
A la vida, el azar, 
Y sus elementos;

Lagrimas no guardo,
De fascinantes colores,
Pócimas no conservo,
En rincones restantes,
Más que aquellas pocas,
Que suficientes se requieren,
Para afrontar esta pérdida magra,
De imposibles, decadentes,
Y opuestos;

Aùn contengo
El calor circunscrito,
A pasiones y versos;
Aún dispongo
Del dolor inconverso,
A satisfacciones y cuerpos;
Què sera acaso,
De tanta opulencia,
Cuando cuidarse 
No pueda así misma;
Que será luego,
De tanta ocurrencia,
Cuando atraparse
No pueda en rima;

Sucede respiras ansias,
Y por momentos, 
Supones sé algo secreto,
Que ninguno más conoce,
Fuera de este incierto;
Pero el tiempo entonces,
Inmisericorde y estoico,
Etereo su tiempo se toma,
Para aclarar decidido,
Los alientos no son eternos,
Contradiciendo ejemplar,
La naturaleza de los sentimientos;

Conformidades insulsas,
No gasto en peticiones,
Maravillosos trucos,
No poseo ninguno,
En aquellos instantes,
Cuando se secan inertes,
Las almas demostrativas,
Al faltar el estimulo,
Del persistir continuo;
En noches que desatentas,
Podrían carecer de albas,
En ocasos que sabrían recios,
Evitar luminosas estrellas;

Aùn saboreo sangre,
Agitadamente concentrada,
En las decisiones ciegas,
De los apetitos feroces;
Aùn aborrezco la quietud,
De los días extraviados,
En las vacilaciones huecas,
De lo obligado y concebido;
Què será de tanta paciencia,
Cuando tranquilizarle no logre simple;
Que será de tanta carencia,
Cuando colmada todo regurgite;

Acontece que estos latidos,
Son frágiles telarañas,
Que no comprenden
De formas y capacidades;
Que no equilibran
Bienestar y enfermedades,
Hasta cuando pueda 
Decirse que pueden,
Hasta que destino 
Sea propia mano,
En el recuerdo inmemorable,
De un acostumbrado olvido.

Fernando García M.


“Observación”

(Asesino que curas)

Nueva sangre,
Podría unirse a esto;
Sin embargo, la mano 
Nunca se cansa,
De lidiar con lo mismo;

Basta ya de arandelas,
Basta ya de suplicios,
Poca gente sale satisfecha,
Del rigor del suicidio;
Y es que morir,
Puede ser tan fácil,
Solo se necesita justificar,
Una razón pasajera,
Un eterno tormento,
Un conformar decoroso;

Por el contrario vivir,
Lo es aùn màs;
Suplicando alimentos,
De dulces emociones,
Conjurando hechizos devotos,
Corrigiendo incorrecciones,
Que reflejan de otros,
Lo que somos;

El brillar de la luz,
La incisión en la piel;
Tengo un sueño,
Y por un día difícil,
No me atrevo 
A juzgar lo definitivo;
Siento tedio,
Y por un aullar pueril,
Podría alabar 
Colosos elementales;
Secretos de infamia, 
Terceros de gloria,
Viñedos amargos;

Tomar el cuchillo,
Y revalorar los cuerpos;
La practica de la valentía,
De raíz no evapora,
Los miedos arraigados;
Talvez si horrendos,
Estos ojos fuesen menos,
Quizás si tentar lo quieto,
Con excesiva frecuencia,
No significara movimiento,
Mala desesperanza tibia;

Horas duras en la nuca,
Enderezando van la espalda,
Alterado por los alaridos,
Que odiando su naturaleza,
Emanan enfermos,
De la raza persistente;
Componiendo decisiones 
Y también destinos,
Siempre nueva sangre, 
Podría unirse a esto.

Fernando García M.

miércoles, 22 de junio de 2016

“Fashion stoned”

(Elegante)

Pisadas en la salida,
Bipedestas en la puerta,
Sombrillas sacudidas,
No controlan el clima;
Sequedad es la perdición,
Que a los rostros consuela,
Por igual dando a todos,
Cual si decorados por llanto,
Tristes se enmarcaran;

Pero ello no importa,
Pero de ello, basta ya;
Los sentimientos no convienen,
Con el desarreglo camuflado,
Ardiendo en hogueras,
Hechas de apacible moda,
Atascada en lo estético,
De horribles limosnas,
De apreciaciones vacuas,
Y apariencias externas;

El primer nombre,
Con el segundo apellido,
El hombre segundo,
Con el dedo en el gatillo;
Podrían tomarse una pausa,
Si la tinta no escurriera,
De entre sus caras amargadas,
Pues vistiendo van en boga,
El avance de la historia,
Que nunca progresa;
Que retrocede y se agita,
A las llamas de sus huesos,
A la fe de sus oraciones;
Suplicas al omnipotente,
De gabanes, corbatas y botas;

Entonces, 
Afilan sus mandíbulas,
Entre feroces fábulas,
Dispuestos a devorar,
Lo que de sueldo les sobra,
Para vivir vidas vacías,
Al dormitar noches,
En oníricas superficialidades;
Siempre y cuando, por supuesto,
Sea en pijamas leoninas,
Avulsiónados por los días,
Que les suman a las sombras.

Fernando García M.
“Fashion store”

(Sobriedad no concordante)

Huellas en la entrada,
A la luna descubiertas,
Calzados en las cuartadas,
De la noche sindicada;
Besos sonoros,
Del suelo a la tierra,
Del caucho a la yerba,
De lo inerte a la rueda,
En la rima descarriada;

Punto de lluvia,
Fiebre venidera,
Nombres de canes,
Música añeja;
Sangre fresca,
Difuntos nuevos,
Ratas de acera;
Nada nos resta.

Fernando García M.