“Ultra-pirueta
alimenticia”
(Patacan autónomo
nunca domestico)
Comer toca,
Toca lo que se
pueda,
Saborear se logra,
Lo que lograr se
consiga,
Al marchar por las
grietas,
De avenidas sin
consanguíneos;
De calles sin
complacencias,
De culpables sin
culpas,
Y victimas sin
lamentos;
Ingerir implica,
Arriesgar la suerte
vacía,
Tragando por delicia,
Repugnantes hallazgos,
En las bolsas de las esquinas;
Estando atento al
dolor que propina,
El agravio escandalizante,
De rasgar el plástico
suave,
Y escarbar por
esperanzas,
En el contenido
saliente;
Tragar es un reto,
Retando a la muerte y
el azar;
La astilla de hueso,
El sobrante del
pesticida,
La aguja de la
jeringa,
La hojilla sucia del
suicida,
El papel con el
recuerdo seco,
De una comida transformada,
En algún momento suculenta;
Del otro lado existe,
Una palabra de ofensa
terrible,
Peor superlativamente,
Al estado antes detallado;
Denominación despreciable,
Que aquel quien la
porte,
Como prefijo a su
nombre,
En serio jamás se le
toma,
Siendo jamás libre;
Los más civilizados
Le
llaman, mascota.
Fernando García M.
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