“Hasta el vació abordaje”
(No necesita genialidad lo puramente vívido)
Delante de tantos testigos,
He agotado las opciones,
Intentando tales desatinos;
Sin esfuerzo alguno,
Grácil, indefensa e inexorable,
La musa ha encontrado,
Estos restos de inspiracion,
Donde siempre estuve,
Conocida en la soledad remota,
Previa en la fugacidad
De otra ocasión;
Refiriendo hallazgos,
La anterior cordura,
De esta carne malograda,
Plana y poco inflamable;
De esta carne malograda,
Plana y poco inflamable;
Desprovista ha sido,
Que no surja pleno,
Del anhelo agitado,
Del anhelo agitado,
Que navega errante,
Entre gamuzadas mareas,
De elongado calzado femenino;
Salpicando cerrado frió redundante,
Entre elevadas edificaciones mudas,
Donde insomnes ojos cafés,
A pupilas amplias pronuncian,
Sonrisas ininteligibles
De libertad dulce;
Obliga a la
abstracción,
Intentando ocultar verdades,
De un modo distinto,
De una manera alterna,
En la que esconder las emociones,
No implique aura pérfida;
Logrando la exactitud simple,
De alcanzar el entendimiento,
Que rebullen inferior a la piel;
He colmado esta paciencia,
Con tiempo de grises nubes,
Merodeando esquinas texturizadas,
Que solo contemplo a parpados adheridos,
Con profundos respiros silentes;
Si he sido hombre de comas,
Solía olvidarlo hasta
Desde ubicaciones sin nombre,
Para la orientación
De esta consciencia torpe,
De esta consciencia torpe,
Más allá de muletillas;
Dirigiéndose a la ausencia,
De la funcionalidad neutra,
De las palabras que se
repiten,
De lo espontáneo;
Cual agotadoras cintas audiovisuales,
Cuya única finalidad definitiva,
Aparte de lo comercialmente obvio;
Es el aunar momentos,
De desoladas almas
ansiosas,
Que compartidas son por multitudes,
Ocupadas, atormentadas,
Persistentes y
armónicas;
En vidas que ignoran existen vidas,
Con accesorios de suave pelaje artificial,
Que acarician sutilemente,
La lozanía provocativa,
De cálidos
suspiros,
Que alertan impenetrables rostros,
Para que en blandas expresiones,
Que alertan impenetrables rostros,
Para que en blandas expresiones,
Se conviertan ante la solicitud,
De que más rudeza tomen;
Decenas de habitantes,
Espían el encanto de lo incierto,
En ideas atadas por punzantes tacones,
Que portan laxos pálpitos,
Que sutilmente los describe,
Cual degustable bondad sensible;
Decenas de transeúntes efímeros,
Presencian el marchar del ocaso,
Al enlazarse brazos y atracción,
En siluetas que se imitan,
Apresuradamente amarillas,
Con números de recorrida distancia,
Lógica en la carencia de vínculo;
En siluetas que se imitan,
Apresuradamente amarillas,
Con números de recorrida distancia,
Lógica en la carencia de vínculo;
Con la fuerza incohercible,
Que condensa la inmovilidad,
Que condensa la inmovilidad,
De maquinas enfiladas en afán de arribo,
Cual complacido despertar entredormido,
En la resaca de las voces,
Que el silencio alcanzan,
Que el silencio alcanzan,
Por supuesto no despuès,
Al desenvolver curioso,
Del gusto necio de pescar,
Con la pelvis robustecida,
Con la pelvis robustecida,
Pasajeros, faroles y conductores;
Fabricando la ilusión inverosímil,
En la agobiante desesperanza colérica,
De públicos recintos reducidos,
Que en emisiones secretas,
Engendran justificantes artefactos dorados,
Que en emisiones secretas,
Engendran justificantes artefactos dorados,
Seguros, portables y conmemorativos,
Que en sombreros vistosos,
De embases podrían convertirse,
De embases podrían convertirse,
Exclusivamente por suelas;
Si bufandas al deambular en complicidad,
Haciendo nudos ceñidos
De timidos codos,
Consiguieran hallarles
De timidos codos,
Consiguieran hallarles
Fuera del imaginar,
Que asume ocupado,
En lo convincente les busca;
En lo convincente les busca;
Expuesto a pareados tripulantes,
Cual rozar de tibios labios,
Que rebosantes en sangre,
Sin tocarse se despiden,
Sin tocarse se despiden,
Complementando protocolarios,
La frustración residual
La frustración residual
Al rechazo electronico,
De monetarias bandas
Magnéticas.
De monetarias bandas
Magnéticas.
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