viernes, 3 de junio de 2016


“Entre tantas opciones la tuya”

(Salida)

Acaba la muerte con la vida,
Para que sea esta ultima,
Quien humilde le origine;
Se suelen seres de intriga,
Aquellos que devoran flores,
Relevando transitorios ánimos,
De decisiones equivocas
Y artefactos meritorios;
De añorar una vejez,
Contraria al modo de existencia,
Previo al extinguir fatídico,
De latencias, astucias y reflejos;

Marca que santidad fundes,
Creando iconos de sociedad,
Para tardíos adoradores
Y amantes de la caridad;
Aquí esta el holograma espectral,
Que se imita persuadiéndose estampado,
Como diferente, aplacado e irreversible;
Sonrisa no preparada,
Trae el destino en días defectuosos,
Invirtiendo en reproches y pesares,
En obligaciones e invaluables,
Aquellos respiros que costosos,
Resultan insoportablemente,
Luego de expresados
En fastidios y angustias;
Áridas placentas alimentando,
Los pálidos colores rotantes,
De las compañías que no lo son,
De los ascensos que disminuyen,
De eso que se acaba,
Para volver a frecuentarse;

Has de tomar aferradamente
Tus objetos más preciados,
Tus salidas más recónditas,
Y asegurando lo favorito,
Retornar a las oscuras proyecciones,
Que ofrecen los cuerpos
Al interponerse ante la luz;
Para aquellos menos fervientes,
También la posibilidad cabe,
De alquilar barrotes elegantes,
E improvisar un calabozo absorbente,
Para dar llamado desde lo distante,
A la tranquilidad, a lo convencional,
A lo espectacularmente vació,
De gracia sorpresiva   
Y costas atroces;

He de arrojar la cautela,
Corriente a las modalidades,
Del desagrado y la amabilidad;
Disfrute de lo reglamentario,
Aviva la braza insondable,
Donde se cuecen modernas sobras,
De un admirar con nombre,
Que supone añade y resta,
De modo constante a lo que cree es,
Deambulando cual criatura,
Que obnubilada asimila,
Miradas aterradoras, soplidos nocturnos;
Inscripciones de incompletos,
Presentados alardeando juventud,
A muros sin emociones,
E inmóviles con arcos y cristales;

Realmente deseas silabas,
Abnegadamente sabes secretos;
Silencio espacio vacuo,
Eres de demolición absoluta,
Para edificar dádivas cardíacas,
Para apreciar la belleza
Que exclusivamente informe,
De lo auténtico e indispensable;

Cuantas veces has considerado,
Una pareja de camaleones en celo,
Representándose sin confundirse,
Mimetizándose para extraviarse,
Juntos, unidos, condensados,
De esa muerte que con la vida acaba,
Para solo emanar origen.

Fernando García M.

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