“La
revolución del sexo”
(Micción
sobre los afectos heridos)
Quién necesita riñones,
Cuando para evacuar no se tiene,
Embriaguez de bosque,
O absorber fluidiforme;
Marginales áreas urbanas,
Devoran amores variados,
Funcionales, malditos e individuales;
Al escuchar canciones románticas,
Escombros de hollín
Y estancada negrura,
Recrean sonidos agrestes,
De palabras que agitan cieno,
De respuestas que evitan,
Sabiendo no existe esperanza,
Valiendo procurar por infamia;
Nada coincide para aquellos seres,
De perpetua resaca invasiva,Que en desposeer de cualquiera cosa,
Carecen de humedecer alguno,
Que alicorar pueda
Amarguras y gargantas,
Al no requerir artefactos orgánicos,
Que exorcicen sales y desechos,
De sus populares cuerpos;
Desérticos sin identidad,
Que divagan ridículos,
Ante promesas de alcances sociales,
Y letras corroídas que como estas,
Forzadas se repiten,
Para que nadie las repita,
Pues lo mudo siempre sobra,
En la facilidad de la calle.
Fernando García M.
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