“Empezamos”
(A los difuntos amores)
Creí ser un hombre bueno,
Vida doble y resentida,
Más fue la sorpresa luego,
Cruel en suma medida;
Un error solo he sido,
Para un corazón sin dicha,
Para un olvido merecido,
Que ha de olvidarse sin prisa;
Después de mañana,
No hay mañana nuevo,
Futuro certero no existe,
Para un alma arrepentida;
Los pasos que he brindado,
A este mundo torpe y ciego,
Inútil me han arrojado,
A aquel horror sin salida;
(A los difuntos amores)
Creí ser un hombre bueno,
Vida doble y resentida,
Más fue la sorpresa luego,
Cruel en suma medida;
Un error solo he sido,
Para un corazón sin dicha,
Para un olvido merecido,
Que ha de olvidarse sin prisa;
Después de mañana,
No hay mañana nuevo,
Futuro certero no existe,
Para un alma arrepentida;
Los pasos que he brindado,
A este mundo torpe y ciego,
Inútil me han arrojado,
A aquel horror sin salida;
Angustia falta en sosiego,
Fracaso del llanto inerte,
Que premuroso convida,
Al consuelo de la muerte;
Triunfo máximo de cierto,
Del dolor sobre la herida;
Un hombre bueno creí,
Ser sin mayor reparo,
Sin embargo no lo fui,
Al comprobar admirado,
Lo rojo en lo carmesí,
Lo silente en lo callado;
A veces hieren cosas,
Que voces son de otros tiempos,
Que contemplo y no menciono,
Por no humedecer los versos,
Con ese desengaño triste,
Que desmiente aquel argumento,
Que defiende fue dulce anhelo,
Todo aquello que marchando,
Rastro elude alguno posible,
Al dejar sombras sin suelo;
Previo al ayer,
Ayer no habita ninguno,
Melancólica es la agonía,
Que en desenfado oportuno,
Indiferente permite entrever,
La talla de tal ironía;
Amargo sabor desnudo,
Que torna en sufrir el placer,
Cuando al apagarse la tarde,
Cae el sol y con ello,
Insalvable culmina el día.
Fernando García M.
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