“Reciprocidad e
hipocresía”
(Raza bastarda)
Muerte a los corazones ingenuos,
Basura es cuanto sea romántico;
El odio siempre será odio,
En la resaca de la seducción;
Asco cubre los huesos,
Pieles lloran espectros,
De pasiones pasadas,
Preservando gélidos olvidos;
Muerte a los corazones puros,
Perdida es cuanto callan los labios;
Embriaguez estúpida es la ilusión,
Desprovista de equivalencia afable;
Ansiedad de desintegración,
Acude lejano el placer,
Sombras encumbran sueños,
Forjando terribles pesadillas;
Muerte a los corazones crédulos,
Desgracia es cualquier fe posible;
Bondad que engendra tragedia,
Es toda divinidad imaginable;
Insuficiente es toda piedad,
Para librar de fuego y azufre,
El ímpetu de ojos y manos,
Creados para sucumbir;
Muerte a los corazones rotos,
Cobardía es esperar recuperarse;
Cicatriz nunca cerrada es el alma,
Atascada entre rencores y rostros;
Miente todo consuelo,
Sangrar es cuanto se puede,
Al caminar por el mundo,
Evadiendo soledad y silencio;
Muerte a los corazones todos,
Colmados de compasión y nobleza;
Naturaleza despreciable,
Habita todo lo humano;
Inalcanzable abrigo,
Son ocasos y atardeceres,
Apatía de palabras desiguales,
Repulsión también propia.
Fernando García M.
(Raza bastarda)
Muerte a los corazones ingenuos,
Basura es cuanto sea romántico;
El odio siempre será odio,
En la resaca de la seducción;
Asco cubre los huesos,
Pieles lloran espectros,
De pasiones pasadas,
Preservando gélidos olvidos;
Muerte a los corazones puros,
Perdida es cuanto callan los labios;
Embriaguez estúpida es la ilusión,
Desprovista de equivalencia afable;
Ansiedad de desintegración,
Acude lejano el placer,
Sombras encumbran sueños,
Forjando terribles pesadillas;
Muerte a los corazones crédulos,
Desgracia es cualquier fe posible;
Bondad que engendra tragedia,
Es toda divinidad imaginable;
Insuficiente es toda piedad,
Para librar de fuego y azufre,
El ímpetu de ojos y manos,
Creados para sucumbir;
Muerte a los corazones rotos,
Cobardía es esperar recuperarse;
Cicatriz nunca cerrada es el alma,
Atascada entre rencores y rostros;
Miente todo consuelo,
Sangrar es cuanto se puede,
Al caminar por el mundo,
Evadiendo soledad y silencio;
Muerte a los corazones todos,
Colmados de compasión y nobleza;
Naturaleza despreciable,
Habita todo lo humano;
Inalcanzable abrigo,
Son ocasos y atardeceres,
Apatía de palabras desiguales,
Repulsión también propia.
Fernando García M.
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