“Yarumo tuvo razón”
(El agua también volvió)
Te con vocal,
Para todas las multitudes,
Pues con consonante no sería,
Sonando sin “r” al español;
Discriminantes son las palabras,
Despidiéndose al final,
Pasando de largo la dicha,
Para que el silencio,
Se disculpe como debería;
Desprovisto de torpeza,
Al asumir voces en sus destinos,
Colmados en corrientes turbias,
Ahogados entre paredes y vecinos,
Pesarosos al dar parte desesperados,
De catastróficas condiciones;
El invierno viene tomando fuerza,
Angulado en tantas ilusiones,
Encuestando penosas miserias,
Arrastrando enceres, biblias,
Candidatos y mascotas;
Abandonadas montañas en lodo,
Vegetaciones arrasadas cuesta abajo,
Tantos juguetes perdidos,
Tantas infancias interrumpidas;
Otros muebles afortunados,
Secan lágrimas ante el sol pérfido,
Del desplazamiento forzado;
Ríos recuperan cauces,
Al rodar por nuevos y antiguos senderos,
Al devorar quebradas y arroyuelos;
Medios ambiguos traen noticias dormidas,
Incitando a solidaridades pasajeras,
Resaltando de cuando en vez,
Otras muchas menospreciando,
Las escasas medidas adoptadas,
Por un gobierno inconstante,
Agobiado por problemas mayores,
Debilitado en credulidad de causas;
Marchan con sucias plantas,
A poblados próximos,
A sortear dificultades,
A esperar caiga el torrente,
Para volver a ubicarse;
Inventándose un mañana,
Con desayunos incipientes,
Entre apetitos voraces,
Y llanto sin doliente,
Pues para el café no hay gota limpia;
Te con vocal de,
Que no quedo casi nada.
Fernando García M.
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