martes, 30 de mayo de 2023

 
“Entrada a homúnculo”
 
(Promesa a aquellos formados de artificio)
Cómo a sus oídos,
También debe ser clásico;
Hacia el noroeste de recreo,
Hacia el sureste en candelabros,
Iniciase todo a orillas del Peneo;
 
Destaca aquel silencio insoportable,
Resalta el valor del alma,
Tratad esa cancioncilla vieja;
Distinguido acólito de sueños,
Insaciable dorso de cicatrices;
 
*Recuperar tantas fuerzas,
A veces causa fatiga,
Restablecer con tal solemnidad,
Igual trae deshonra;
Aquel reflejo directo,
Del rostro caído,
Desdice almanaques usados;
 
Apeteciéndose verdaderas,
Las mentiras cumplen presagios,
Mofando recuerdos y vergüenzas;
Lograr siempre se puede,
Rasgar hasta hacerse daño;
 
¡Oh dolor de la vejez!
 
*Pasión de palabras profundas,
Te atas a contextos virtuosos,
Fracasando en el intento;
Flor eres que calla decorosa,
Engañando la consciencia;
 
Poder de la cordura,
Sentido de tantos lineamientos,
Llamaste a un aliento desvanecido,
A un ataque desmedido;
Concepción toda deseas,
Intención toda sepultas;
 
Coherencia es la moral,
De versos y estrofas,
Que alabándola se refugian,
En la fe tan devaluada,
De la sutil compresión;
 
Esplendidas estatuas con colmillos,
Persigue todo lo místico siempre,
Un folclor del cual asirse;
Aún el más refinado.
 
Fernando García M.


 

“De Toledo a las américas”
 
(Deshonroso fue el traslado) 
Las catedrales también pueden ser comparadas,
Vanidad en ellas también existe;
 
Jesús dispone esplendidos,
Cual repara corazones;
Ungidos sátiros inspirados,
Logran sublimar su fe,
En labrados y simetrías;
 
Fastuosos moteles de piedra,
Para gozar del recogimiento.
 
Fernando García M.

 
“A todo aquello que llegue”
 
(No estás ahí)
Perseverando en huir,
La idea suelta su forma,
Despejanse entonces las letras,
Desgarrase luego el significado;
Tiene la vida detalles,
Y en ellos arde el infierno;
 
Sincronizanse por veces,
Los motivos y las maneras;
Cual planetas distantes,
Posibilidades insospechadas,
Aparejan sus manifestaciones;
 
Oh bendición deliciosa,
De la nueva interpretación;
Qué arribo siempre preceda,
El partir adolecido,
Algo devela de cierto,
Que nunca resulta agradable.
 
Fernando García M.
 


 
“Lamento al millar de Osmánes“
 
(Pétalos decolorados)
Dios que pruebas a los hombres,
Con sed y desesperación,
Con dunas e imágenes de espejos,
Levitando en recelosa venganza;
 
Qué los labios toquen las copas,
Permitiendo de esplendidas doncellas,
Se formen deleitantes relieves;
 
Qué la traición se sirva,
Cual sinónimo de fidelidad,
Socorriendo al amor más puro;
 
Dios que ofreces feroces pistas,
Con fuego de magma hirviente,
Con portales nacidos de ilusión;
Elevadas en premurosa ralea,
Exponense a la vista,
Seductoras distracciones;
 
Torna la rosa su color,
Para aquellos desdichados,
Galanes de pérfido anhelo.
 
Fernando García M.


 
“Desde el vellocino de oro”
 
(Labios de irregular barba)
La vida en el mar,
Era un periodo de descanso,
Algo de comida proteica,
Otro tanto de tardes de remo;
 
Hermosos dorsos desnudos,
Llevan aquellos jóvenes,
Bronceados con escultural dulzura;
Chicos también estos de allí,
Fueron pecados de playa,
Abuso de ensenada muda,
Dada al sopor y el suspiro;
 
Gloriosas homosexualidades latentes,
Ha disfrazado la historia en su curso;
Los destinos sufridos de héroes,
Y de cierto también de villanos,
Hormas han plasmado encomiable,
En el modo aquel hirsuto,
De cómo el mundo solía moverse.
 
Fernando García M.
 


 

“Divagación improductiva”
 
(Del suicidio y todo eso)
Allí ondea la soga,
Tambalea el calzado,
Ante su impoluta sombra,
Cansase luego el insecto,
De volar hacia ninguna parte;
 
Allí se agita la manga,
Recorre su dicha entera,
Siendo dispuesta cabida,
A horror y fascinación;
Sométese luego el mamífero,
Que en ese altivo espíritu,
Ave es de su atado cielo;
 
Ahora descuelga tú, hombre,
La vergüenza de tantos disfraces;
Desgarra de un tajo el misterio,
Que el corazón impaciente,
Le imprime a aquella esencia,
Alma que no te decides.
 
Fernando García M.
 

 

“Manos abajo”

(Marejada de recibos vencidos)
Vaya sentimientos míos,
Vaya desengaño terrible,
Soy dinero que no tengo,
Tiempo en lo pretérito malgastado;
 
Al corazón modificado,
Todo le mortifica horriblemente,
Cautivo en su zozobra,
Atiende a todos aquellos peligros;

Sombras de rombos difusos,
Luces de intenso carmesí,
Vuelo en clamor inocente,
Que de sublime plumaje,
Alas da a la imaginación;
 
Míos sentimientos vayan,
Terrible desengaño vaya;
Reprender también,
Se puede en su infinito nombre,
Desafiar también,
Cualquier sensación de aviso;
 
Mesura en destierro eres,
Estela de pompa insensata,
Periodo de tedio impetuoso,
Es la deuda de tu continuo.
 
Fernando García M.

miércoles, 24 de mayo de 2023

 

“Las estadísticas de Popeye”
 
(Vídeo porno historia contemporánea)
La actualidad que no perdona,
Reclama nuevos dientes,
Exigiendo volúmenes prominentes,
En labios exagerados,
Que baten y desorientan;
 
Decir nada es un arte,
Excelso don de impedir,
La concepción de mensaje alguno;
No siempre el silencio,
Significa callar jadeante,
Mientras los codos,
Sufren laceraciones;
 
Ahora libera al homicida,
Ahora protege al maligno,
Ahora ingiere la savia,
De la temible planta carnívora;
Memoria del medio aquel,
Que pretende olvidar los nombres;
 
Expuesto fruto,
Deleite de error majestuoso,
Sigue tu simiente manifestándose,
Más allá de indiferencia y vergüenza,
Postergando en estigma,
La ilusión pomposa que es la fama;
 
Nunca suficiente,
La huella del acto perdido,
En atavíos cosmopolitas,
Huyendo de sí misma,
Se atrapa entre barrotes supremos;
Sacrificio, iniquidad, perfidia,
Infinidad de filos seleccionables,
Al cercenar el cuello propio;
 
Este es el recuerdo,
Aquella su sombra siniestra;
Espectros nefastos estremecen,
Violentos, sonrientes, complacidos,
El pudor del rostro ruborizado,
Ardor del llanto que surge,
Al consolar inútilmente dolor excesivo,
Con temor y remordimiento;
 
Reflejo nauseoso,
Inminencia de regurgitación,
Flácida víbora es aquella,
Que pasea rincones y cabellos,
Oídos de cualquier modo,
Que repiten tales antecedentes,
Fábula que asciende y se oculta,
Para poseer con su aura,
Cuanto pueda rescatarse,
Del abandono y la indignación;
 
La imagen vibrante señala,
Sindicante de toda degradación,
El brillar oleoso de la piel;
Torbellino de víctimas,
Cabalgata de penitencias eludidas,
Anestesiados los sentidos comprenden,
La competencia fútil de sus alcances,
Detrás el éxtasis, delante el desosiego;
 
Conteo de cadáveres,
Ónfalos, orejas y narices,
Custodian el maravilloso secreto,
Ideario ultimo del aliento que se extingue;
Coautoras las costillas también,
Son de ese ahogo perpetuo,
Exhumación del espíritu militante,
Que divorcia toda armonía posible,
Entre contienda y esclavitud;
 
La vez inicial suele ser impactante,
Las demás, simples versiones ilegitimas;
Habitan similitudes en todas ellas,
Detalles que imparten por igual,
Vestigios de honor y deshonra,
Montajes de aires diversos,
Que enardecidos contrarían luego,
La mansedumbre del ser vencido,
Que indefenso aboga por redención;
 
Al demonio el corazón,
Como al público el alma,
A la inocencia el mañana,
Como al castigo el presente;
Moda que a nadie excusas,
Todo cambio que ofrecer puedas,
Resulta obsoleto e intrascendente;
Ya vendrán más rameras que sean directrices,
Ya más sicarios que sean eximidos.
 
Fernando García M.

 

“Exposición sobrevaluada“
 
(Amor u odio) 
Ven a mí, estoy desolado,
Labios cereza, alma de mundo,
Posees tantas ganas,
Como yo desosiego;
Conoces la frase, adagio que dice,
La vida siempre pasa,
Ligera y sin prisa, escasa y abierta,
Sin detenerse jamás;
 
Los codos como las rodillas,
Duelen al juntarse por la fe,
En aquel ritual que implica,
Descender y rebajarse,
Para enaltecerse después;
Oh existencia perdida,
Cuando arribaste hasta aquí,
Cuánto rubor malgastaste,
Cuánto carmín carmesí,
Por un milagro vacío,
Y otra procesión más;
 
Acude sin temor, despídeme,
Silueta sin halo, falsa premonición,
Ostentas tanto destino,
Como yo desinterés;
Entiendes el azar, ruleta que finge,
Darse por descubierta,
Para lastimar sin inhibición,
Conjurando aquel espíritu,
Atrevido y desesperado,
Poseído e inalcanzable,
Que a cambio de poco,
Promete gloria y fortuna;
 
Los oídos como las pupilas,
Suelen cerrarse algunas veces,
En éxtasis y calamidad,
En colores y voces,
Que desprestigian lo vívido,
Al desestimar y exacerbar;

Oh ruego impasible,
Asistes tomando consistencia,
De carne en suaves texturas,
Con el vientre en agonía,
Colmado de insectos alados,
Con los parpados sedientos,
De tibias perlas saladas,
Que sabrá aclarar la pasión;
 
Ven a mí, estoy maniatado,
Sedado por la lascivia execrable,
De lo nuevo ante lo rutinario,
De lo turbio que aún se agita,
Desafiando lo sedimentado;
Supones equivoca, defiendes lo irrebatible,
El corazón como instrumento,
Debe aquietar sus melodías,
Acidas y atrayentes, lucidas e inexactas,
Entre empellones de sangre;
 
Las palabras como el silencio,
Sucumben también al olvido,
Acercando por igual, hastió y ansia,
Necesidad en todo caso,
De aproximarse de algún modo,
A la intimidad que nunca habita,
Donde la carencia insinúa;

Oh erudito fragmento de nada,
Cualquier revelación adicional,
Alentaría inútil consuelo,
La tierra prefiere ingerir miembros,
Que ofrendados al sol radiante,
No engendren tallos ni flores;
 
Atiende vacilante, domíname,
Compromiso soterrado, obligación inapetente,
Asumo días concurridos,
Íngrimo y complaciente,
Salido de calma o intriga,
Cundido en fatiga incansable,
Que expulsa y absorbe,
Que trunca y facilita,
Luceros de efímera aura,
Que tardando en anunciarse,
Se desvanecen al ser percibidos;
 
Oh fascinación desierta,
Oh lumbre acostumbrada,
Tus besos son hiel de sirena,
Tu tacto ceniza ensenada,
Dulce invención proferida,
Que cumple impuntual cometido,
En vaivén de alaridos airados,
En elevación que arremete turbulenta,
Destruyendo sencillamente,
Evaporando nunca por completo,
Evacuando efemérides de tinta,
Sin ningún significado.
 
Fernando García M.

 

“Depuración semántica”
 
(Reminiscencia de tipo extinguible)
Reduzco las palabras,
Hiriendo de suave silencio,
La inquietud de lo desconocido;
Días como estos todos,
Resultan tan iguales,
Que casi logro distinguir,
Aquel tiempo en que algo,
Podía ser diferente;
 
Carrera de resistencias es la vida,
Injuria que acelera su curso,
Para estallar lentamente,
Hasta sucumbir ante el fuego,
Hasta alimentar aquella fuerza,
Que sabe cómo detenernos,
Entre lamentaciones y excusas;
 
Reduzco las palabras,
Abandonando de cualquier gracia,
La continuidad del destino;
Noches como estas salen,
Al encuentro del corazón,
Con ejemplos semejantes,
De dolor y mendicidad,
Vana desolación restante;
 
Barranco de inusual belleza,
Es el rodar congojado del mundo,
Saeta que ahonda en las fibras,
De este nexo desafiante,
De este ineludible propósito,
Hoguera que extingue toda calma,
Guiando al perpetuo desenlace;
 
Si existiese expresión alguna,
Que escapar permitiese al alma,
Lejos de los barrotes inicuos,
Del cuerpo que aprisiona y agita;
 
Si habitase esperanza cualquiera,
Que deslumbrase la cabal ceguera,
De los ojos que mirando fuera,
Iluminar ansían el interior vacio;
No obstante, indecible crueldad,
No camina, reposa o respira,
En acento sentido o significante,
En imagen apreciable o representada,
Aquel solícito vocablo,
Aquella ambición de sosiego;
 
Quedando solo al espíritu,
Cual redención asequible,
La veneración execrable de lo perecedero,
Plausible certeza infausta,
De la voz que propia disminuye,
Hasta la síntesis compleja,
De lo inanimado.
 
Fernando García M.

martes, 23 de mayo de 2023

 
“Escoge alguno y nómbrale”
 
(Como fuese sería inútil; representaciones varias)
*El congreso y la reforma,
Documental divino es de la historia;
A pulso se juegan los hombres,
La calidad de un algo deforme,
Que suele llamarse vida;
 
Pactos ansia el cabeza geográfica,
Pactos anhela y con colores,
Evocando siempre lo blanco,
Aunque en esto lo negro logre;
 
Hay relieves concubinos,
Naciones de estafa y pecado,
Que facilitan dóciles el cambio;
Consintiendo todo milagro,
El diablo puja en oferta.
 
 
*Coyunturas febriles salten,
Rojizos brazos agítense,
Dado lo personal, te extiendes,
Extenuación del ser fruslería,
Poblador a modo común;
 
Cátense los responsables,
En todos los medios posibles,
Que papel y retrato,
No signifiquen problema;
Limítense los resultados,
Difámese la intención;
 
Violencia a la violencia,
Represión prima en tu máximo,
Aplicad reglas inútiles,
A la causa de nuestros desmayos.
 
 
*Alimentaos huestes,
De maíz y carne roja,
Traiga el placer insolente,
Desastrosas enfermedades;
 
Apellido de espiga,
Nombrecillo silvestre,
La prudencia tuerta explora,
Por direcciones y sentidos;
 
Pasmanse los órganos,
Hastiase de circular la energía,
Ingrata se entibia la sangre,
Cuando todo ha envejeciendo.
 
 
*Siempre existen muertos,
Siempre heridos graves,
Si se indaga por una exaltación,
Si se indaga por un motivo,
A semejanza se torna a lo mismo;
 
Enormes barrotes,
Delimitan el eólico croquis,
Sea aquella tierra libre,
De obligarse a cautiva;
 
La democracia exige temores,
Incertidumbre y pobreza;
No obstante debe prevalecer,
Cual tasación de lo merecido.
 
 
*El cuerpo se desliza tranquilo,
Reposando efímeramente,
Reconociéndose a su vez,
Como evento desafortunado;
El auto huye indolente,
Muere un hombre atropellado;
 
Espaldas vuelan de revés,
Cual resplandor refractado,
El pistón a fondo reclama,
La fuga se debe inminente;
 
Licor y velocidad,
Liba el metal abollado,
Siempre será responsable,
La impunidad del anonimato;
Esquinas engullen ruedas,
Mondadientes son los semáforos.
 

*Silenciadas las goteras,
Reflexiona el pensador,
El mañana le depara,
Dicha e imperfección;
 
Desátese el papelón,
Lo débil puede en lo cómico,
Lo hábil en lo rudo,
Se explaya la saturación,
En la alabanza a sus intérpretes;
 
Cuando un personaje nace,
Debe hacerlo exclusivamente,
Desde sus más terribles secretos,
De allí ha de partir a las virtudes,
Que de su rol se pretendan;
Sea sabiduría o pureza,
Sea lascivia o amargura.
 
 
*Yo ya ni dientes tengo,
Aunque soy de buenos huesos;
Si pudiese remediarlo todo,
Debutaría por la esperanza,
Culminaría por la derrota;
 
Laríngea arpa modificada,
Individual es la música tuya,
Aun al interpretar la misma melodía;
Séanse exclamaciones de amor,
O imprecaciones de desengaño;
 
Sin molares las cenizas,
Sin afán la organicidad,
Reposa la presencia del ausente,
En esculpida fecha acontecida,
Ansia de vivir, lapso estipulado.
 
 
*El sello es la piel,
La piel es el sello;
De cuál clima apetezca,
El blanco o nuboso cielo,
Al arribar el deceso,
En carrera buscare la alegría,
Pues feliz irme quiero,
Dueño en mi propia manera;

Vida eres el único recurso,
Para combatir a la muerte,
Y cuando llega la prueba,
Y cuando atisba el momento,
Sucumbes con vil silencio,
Vaste sola con toda la voluntad,
Y en ello falla la resistencia,
Entumeciéndose la carne,
En la negación paulatina,
De cuanto háyame sido;
 
Decantan pasmadas pasiones,
Los calores que extinguen;
Visión vacía, escalofrío.
 
 
*Los votantes murmuran,
Aclaman con jerga guerreril,
Los postulados de los sabios,
Casta de encomiables farsantes;
Hele allí, espectáculo de controversia,
Detractores y opositores,
Lambiscones de los menos nocivos,
Acuden al oráculo de la piara,
Fango aquel del más fresco,
Opiniones avivadas por medios,
En lo tocante a los sentidos;
 
Secas caen las hojas,
Cañerías desatan sus lamentos,
Agua hedionda sacuden las ratas,
Que al contacto provoca hongos;
El escozor marca la pauta,
Deséesele después toda mejoría,
Que optimo sea el mañana,
Distante de tal bullicio,
Donde gritando paz a la cara,
Se sabe nada y lo mismo;
 
Ahora la fe aguarda expectante,
El clero dándose al margen,
Que exigiese tales cosas,
Goza en promesa silente;
Desplácese la iglesia a plano segundo,
El pacto se debe el ser de hombre,
Cual vitrina de ambiciones turbulentas,
Cual enorme espejo que mostrar suele,
Aquellas malformaciones maquilladas,
Agonía de cuantos bailan y fallecen,
Malograr de tiempo en directrices,
Definiendo versátiles caminos,
Que no conducen ni condujeron;
 
Parloteo de suerte extravagante,
Resulta a cabalidad todo,
Guiñapos animalescos,
Colmados en insufribles fauces,
Tildánse de consecuentes eruditos,
Adobando con maña de mala ralea,
El tema y sus hitos execrables,
Repitiendo a causa de costumbre,
Devoción y mágico raciocinio,
Cuanto han añadido, visto u oído;
 
Convergen pues,
Cual horda insustentable,
En la realidad del post conflicto.
 
 
*Ya maduro el maestro,
Menos diestro se apetece;
Frenesí en desierto celo,
Endureciéndole vas los músculos,
Subyugándolos al descenso;
 
El proscenio reverencia,
La media senda del arco erigido,
Bajando implica la cuesta,
Mucho en el escenario,
Poco en la intimidad;
Lo breve tiende a lo dilatorio,
Lo intenso a lo insensible;
 
Penétrales el diablo,
De reverso en cada recital,
Adoleciéndoles ya el cuerpo,
Persisten en representar su juego;
Cuántos de ellos influenciados,
Por el sublimar de otras entidades,
Que en semejante mortalidad,
Hubieron vivido y hurtado,
Algo del suplicio cruel,
Que se sustenta en el anonimato,
En el pequeño éxito;
 
Insensata gloria del partir ignorando,
Cuanto se significa póstumo,
Siendo alma infatigable,
Sin reposo ninguno,
Invocada por toda repetición;
De Bernstein a Berlioz.
 
 
*Los motivos que existan,
Para salvar los cuerpos,
Situanse equidistantes,
A los de condenación;
 
Es la fantasía,
Un adorno delicioso,
Que bien puede servirse,
En cualquier tipo de plato,
Aderezada por supuesto,
Al interés del vulgo apetito,
Que a degustar disponga sentarse;
 
No es de la forma como antes,
No con la ingenuidad aquella,
Esta vez resultara fascinante,
Embrujo será que traerá aromas,
De posibilidad alcanzable;
 
Pulula la impunidad en las instituciones,
Las medias verdades erigen leyes;
El cetro por demás ofrecido,
En prenda de equal garantía,
Alienta la insolencia y el desenfreno,
Incentivando la abominable transformación,
De géneros, clases e industrias;
 
Oh último consuelo,
Por piezas podría venderse,
A vecinos y coterráneos.

Fernando García M.