viernes, 23 de agosto de 2024


“Inhibidor selectivo”
 
(Comprimido)
He caminado tantas calles,
Solo con la luna atestiguando,
La tristeza de mis labios secos,
De mis manos vacías,
Cuando las esquinas iguales,
Se suelen uniformes,
Sobradas en la ausencia,
De una cálida alegría;
 
He ensayado tantos rostros,
Dolor, miedo, desconcierto;
Lamentando no poder invitarme,
A acompañarme desecho casi,
Mudado en impedir negro,
Con el alma de azufre,
Y los ojos invidentes;
 
Anhelando encontrarme perdido,
En la posibilidad de no lastimarme,
Con la tinta de esa lágrima larga,
Que resulta mi poesía;
 
Quisiera ser libre y dormir,
A tener que moverme anestesiado,
Con la luna cansada,
Por resguardo confiable.
 
Fernando García M.

 

“Buena riqueza”
Iniciando el título,
Lo único aceptable;
 
¡Fiasco!
¡Solitario!
 
Fidelidad escudo malvado.
 
Fernando García M.

jueves, 22 de agosto de 2024

 
“Visión postal”

(El mensaje soporta la hipérbole)
Elefante de envió,
Cuán grande es el sobre,
Que con casa de estampilla,
Remitente lleva al cielo,
Siendo el hombre pobre,
Que solitario solía ser,
Preguntándose al espejo,
Luego de angustiado ver,
Sus ojeras de pan;
 
Elefante con patas de sombra,
Cuántas letras en cuna de cobre,
Que con mecedor de estampida,
Por paisaje tiene el vuelo,
De corazones que aferrarse,
Jamás podrán a las ideas,
Que prestan ventanas de tinta,
Cuando a espacio de falta,
Sobra para una canción más,
Habitaciones de celofán,
Donde sin destino espumoso,
Incitar nunca se pueda,
El correr de un bigote verde,
Previamente ya afeitado,
Con el cambio del clima,
Y el silbar de la marea;
 
¡Amargo racionalismo,
Lo surreal tornas anticuado!
 
Elefante de recibido firmado,
De dónde sacara saliva,
La lengua que considerable,
Ha de cerrar la pestaña,
De aquel cadáver que vestido,
Enteramente de plano blanco,
Lacrado ira con marfil sin nombre.
 
Fernando García M.
 
“Absurdo”

(No te finjas ebrio) 
La única forma de librar,
El recordar atormentado,
De esa melodía insaciable;
Es decorar el silencio,
Con otra letra desgarrada,
Que en el vibrar de la voz,
Sea nocturna y desechable;
 
¡Canción de luna!
 
¡Luna de canción!
 
Trasgresión inerte,
Es la rima cuando forzada,
Mal surte su efecto;
Por tiempos no musitable,
Respeto se ha otorgado,
A la justicia del buen gusto,
Y en tal distinción requerida,
De apreciación no goza,
Este poema incompleto;
 
Atado tiene el alma,
El ingenio poco sublime,
A una sobriedad obligada.
 
Fernando García M.

miércoles, 21 de agosto de 2024


“Buen año”

(Micosis mendigo descalzo)
Neumático abandonado,
Cuéntame sin reparo luego,
Con quién más has girado,
Que durmiendo te encuentro,
Sobre la acera tirado;
 
Torpes suposiciones son,
Circulares y oscilando,
Por sí las dudas arriban,
En pliegues descamativos;
 
Pesadillas de semáforo,
Para aquellos incautos,
Que en el arroyo cansado,
Enmohecido le vean boyando;
 
Escaleras de poca iluminación,
Le preguntan qué resiente,
El rodar largo de su destino;
Incólume en vientre de agua,
Responde silencio ahogado.
 
Fernando García M.

“En semanas comunes”

(Nunca festivo ecualizador nocturno)
Criaturas extrañas,
Dormitan ocultas,
Bajo el beat cotidiano de la luna;
En puentes peatonales,
En terrazas vacías,
En restaurantes orientales al sur,
Donde roedores y felinos,
Se extravían sin mayor martirio;
 
Extrañas criaturas,
Deambulan expuestas,
Casi seguras ante el sol;
Sumadas a la comunión penosa,
De un apetito 24 horas,
Olfateando en sus caídas,
Sobrantes orgánicos,
Delatados por ladridos cobardes,
De colmillos astillados,
En canes sin raza;
 
La música de la ciudad,
Al caer la acólita tarde,
Invita a vivir escaso de esperanza,
Ocultando brotes no necesarios,
De agresividad, moral o minusvalía;
 
Oh bendición la de la gente,
Que percibir logra la pista base,
De incidentes lamentables,
De hechos deshumanizantes,
Sobre la cual corren,
Atestiguados por estrellas,
Manos duras, pies rotos,
Ojos empañados,
En comisuras faltas de dientes;
 
El beat de la luna urbana,
Desde las aceras toma,
Los dedos de los infantes;
Atando algunos,
Para provocar suicidio luego,
Ante la verdad no adulterable,
Del futuro circundante;
 
Logrando otros,
A palmas maternales,
Estirando miembros superiores,
Sobrecogidos en codos cansados,
Sutiles busquen detener,
Máquinas colectivas para quizás,
Con un presagio menos incierto,
Afrontar la soledad coloide,
Que supura de adentro,
Y encontrar un altar mal barrido,
Al cual llamar hogar;
 
Santos de maderos óseos,
En tez de yeso y acrílico,
A tórax abierto cantan,
Danzando a satanás,
Entre bolsas negras mal anudadas,
Monólogos que protagonizan,
Invidentes y pordioseros;
 
Avivando rebeldes hazañas,
Al indagar por el ritmo sintético,
De faroles traseros de autos,
Que de moteles y hostales,
En subterránea pasión raudo escapa,
Por avenidas industriales;

Que reverberan sueños,
De factorías sin nombres,
Que anuladas regurgitan nominas,
Con desaparecidos y presentes,
Convocados al funeral universal,
Del sobre explicitado abismo,
Expansivo del desempleo;
 
Aún sin sueldo sobreviven,
Algunos le llaman voluntad de dios,
Sin embargo al revivir insomnes,
Infinidad de devotos corrientes,
Claramente reconocen su gracia;

Es el tempo de la luna poli-bailable,
Que abriga atormentados seres;
Salvaje misericordia fallida,
Creadora magistral,
De improvisadas madrigueras,
De cartón, plástico y adobe.
 
Fernando García M.

martes, 20 de agosto de 2024

 
“Entre generaciones arrastra”

(El diablo sus saberes)
Casi sé lo que hace,
Como se siente sin reserva,
Dando cuerpos debilitados,
Al transcurrir de los años;
 
Fomentando gradual y evidente,
Esa tranquilidad obligatoria,
Que la falta de esperanza,
Logra en la fe sin bríos;
 
Casi sé lo que acontece,
Como invierte sin sutileza,
Amor en desprecio,
Repudio en belleza;
 
Escarbando lo irresponsable,
En errores sin instrucción,
Subestimando plateados cabellos,
Ignorando adrede pieles ajadas;
 
Discernir insuficiente,
Emplear juicios inacabados,
Facilita en devota herejía,
Horror de remordimiento;
 
Dispone la más de las veces,
Apasionados retos sufridos,
Cuando recobrar intenta el corazón,
Aquella palabra dicha,
Sin estimar para nada el cómo;
 
Presentes arrojan dudas,
Las certezas que conservo;
Difuminadas provocaciones,
Que avivo con alma de piedra,
Rentado en incrédulo esqueleto.
 
Fernando García M.
 
“Sin demora”

(Desmotivante)
No ansió piel tan resistente,
Que ajarse pueda al menor contacto,
Como esta robusta que encarno,
Preservando pensamientos deprimentes,
Dispuestos a exonerar el alma,
O comprometerla en un pacto;
 
Qué más da;
La vida sería menos vida,
Si mucho de esto fuese calma,
Y no intentara personificar,
Una envoltura de carne,
Seguida de un ataúd;
 
Así que me apuro,
Templo una colorida actitud,
Esperando el ocaso más oscuro,
Adormezca entre falsedades mis sienes,
Acercando el despertar,
Con corona de verdades medias;
 
Con títulos de evidencia,
Al tan poco cuajar,
Del destino bajo estas pestañas,
Del abatimiento de esta juventud;
 
Inservible de inciertos,
Que siempre desespera,
Hasta encontrarse cambiado,
Con pupilas opacas y confusos olvidos,
Que traían puñados de horas,
Y dejaron tan solo años;
 
Aún con los nudillos en alto,
Puedo perderme en la multitud;
El cielo parece triste,
La noche se asoma turbia;
 
Más conocida que el día,
Más propicia para nada,
Pronta a ser devorada,
Por accidentes y desafortunados,
Que no ansíen piel tan resistente.
 
Fernando García M.

lunes, 19 de agosto de 2024

 
“Terminal turista”
 
(Sobre usado esquivo)
En el bus de la soledad,
Un único pasajero,
Un pasajero único;
Cierto es, siempre dijeron,
Su parada a compañía llegaría,
Y en ello la canción diría, el tiempo,
Evidente es, está de su lado;
 
¡Pretérita mentira!
 
En el bus de la soledad,
Se suelen desiertos peregrinos;
Moteles colmados,
De fantasmas sin rostros,
Padecen de silencio,
A través de ventanas cerradas;
 
Todo resultaría más sencillo,
Si el combustible no escaseara tanto,
Si las sonrisas no ocultaran pretensiones,
Cuando retrovisores indican noche,
Y las miradas, ya extrañas,
Se alejan;
 
Todos maduran algún día,
O en su defecto desisten por motivos;
Lámparas de ardiente carmesí,
Señalan breves estancias;
 
Imposible es aparcar en el camino,
La inocencia de manos pequeñas,
Torna en puños con ojos perdidos,
En el bus de la soledad,
Con único pasajero.
 
Fernando García M.

“Si Él lo”

(Si)
El cielo grande,
Grande es para todos,
Y en esto las plegarias caben,
Sin importar sus anhelos,
Sean tristes, conformes o insignificantes;
 
Atormentados los ángeles viven,
Con tantas narraciones,
De cosas que no saben;
De cosas que no sirven,
De cosas superficiales,
Que atrapan los corazones,
Y sus voluntades;
 
Cuántos tejados,
Desteñidos desde arriba;
El cielo es grande.
 
Fernando García M.
 
“Margarina rinde”

(Al quemar lo que no alcanza)
La verdadera magia,
Sucede en la cocina;
Luego, con sueldos escasos,
Comen 10 a 12 cráneos,
Y hasta a repetir se atreven;
 
Entonces, cosas oscuras,
Se esconden en las almas,
De los hombres tranquilos,
Tanto como en la de los necios,
Diáfanas animas,
Se encierran atadas;
 
Con hambre las reacciones,
Surgen amenazantes;
Ministerio de agricultura,
Ministerio de hacienda;
 
¡Ministerio de histeroltura!
 
Suerte de magia negra,
En millar de cocinas sucede.
 
Fernando García M.
 
“Sesión de belleza”

(Fealdad relegada)
Demonios con cables y tijeras,
Aquejan cabezas y pieles,
Donando ojos devotos de estética,
A trazos volátiles húmedos,
Que exigen entrar apretados,
Al cuarto de humo quemado,
Reflejado en el merodear disperso,
De espejos con cabellos inquietos;
 
En cráneos bajo los asientos,
En pinzas aullando a un reloj púrpura,
Que martiriza con su correr la tarde,
Mientras jaguares hechos trajes,
Consumen embutidos de harina,
Con barnizadas uñas de pasos,
Entre el magma fosfórico,
De ofertas enredadas sin misterio;
 
Faldas ondeantes gritan,
La revolución del color,
En las exhalaciones cálidas;
Calientes en lo tirante,
De pistolas de estilo a brazo torcido,
Que con la vanidad se juntan,
De huida a lo novedoso,
De apariencias enmadejadas,
En rostros extractores,
De atención, horror e indiferencia,
Y porque no, futuros halagos;
 
Poder de eliminación,
Dolor de convicción;
¡Queratina! 
¡Volumen!
Reducción del antes en después,
Extensiones de porcentaje humano;
 
Prima lo no liso,
En edición negra,
En noticias aburridas
Por calzados titilantes,
De anillos anulares,
Que aguardan antiguas divas,
Adormecidas con los sueños largos,
De infantes vencidos,
Por la ilusión de escapar,
De las voces que dilucidan,
Lo que haces, lo que harás;
 
Lo que te vas a hacer,
Posterior a siglos,
De magazines con letras,
Que ensalzan la reparación,
Sufrida al hierro extremo,
Acondicionada por pequeñas brochas,
Caleidoscópicas, politonales;
 
Expertas en el temor,
De turnos que ingresan y salen,
Deambulando con risas visadas;
Carcajadas de cualidad amarilla,
Fantasía de provocación unisex,
Reducción de puerta trasgresora,
Onda tergiversante,
De arreglo y desarreglo;
 
Tantas son las leyes universales,
Que a diario se rompen,
De las súper sesiones,
Cambiando suertes inciertamente;
 
¡Cambio!
¡Cultura!
¡Deseo!
 
Delirio de juventud renaciente,
Tanto odio en el tratamiento,
De los nombres preparados,
En faenas de belleza.
 
Fernando García M.
 
“Reloj de hollín”

(Muy en los huesos)
La ciudad dicta momentos,
De luna y curiosidad,
Entre rostros que muestran,
Silenciados silentes tormentos,
De pena y ansiedad;
 
Entre costos que implican,
La calidad de vidas de caridad,
Expuestas al ruido,
De bocinas y ladridos;
Lapsos de realidad pagana,
Con cielos nublados,
Y alimentos en venta;
 
Cocida repetidamente,
La ciudad extrema sus tiempos,
Dictaminando igualdades de ausencia,
Aplanadas en educación de faroles;
Ladrillos húmedos,
En descuido público;
 
¡Final de obra,
Auto en retroceso!

Cuántas calles en reparación,
Con nombres de santos sin remedio;
Cansada en membranas y colores,
La ciudad dicta sus momentos.
 
Fernando García M.
 
“Fealdad relegada”

(Vendida, no regalada) 
Humanidad de deseo,
En caza de vanidad,
Culto rindes a la juventud,
Sacrificando uñas,
Cabelleras, parpados y labios,
Con cruces de pinzas metálicas,
En ritos de barniz y pestañita;
 
Luego del festín salvaje,
Mechones, lágrimas y cutículas,
Agonizan arroyados,
Por errores de luna torpe,
En minutos de saciedad,
Embriaguez y compromiso.
 
Fernando García M.


viernes, 16 de agosto de 2024


"Ella calicum"

(Casi clímax en el bigote)
¿Si fueras banca de parque,
A que desamparado hospedarías?
 
Los tenderos en su mundo,
Venden algo todos los días,
Para costear la vida dura,
Surtiendo de dulces baratos,
Las almas hacedoras de destinos;
Nacimientos y dolores,
De los cuales algunos bajan,
Por las calles en bólidos de latones;
 
Mayormente masculinos,
Con caras de malvivientes,
Rascándose el ano al modelar,
Cortes de cabellos impropios,
De añejos jugadores de futbol,
Y cantantes de a dúo, reciclando,
Lo útil en el desperdicio,
De multiplicidad de complaces
Contribuyentes;
 
Estorbos son las comas,
Que intentan colocar camisa,
A su dorso desnudo;
Sensual fantasía de íntima índole,
Que senos de best seller lleva,
Contemplándome rígido,
Con ojos de ruiseñores.
 
Fernando García M.

“Sin advertencia previa”

(Termina en se, me o te)
Hombre egocéntrico,
Que no sueles ser,
A tu lado camino,
Siendo soledad integra;
Acompañado solamente,
Por un corazón de escombros,
Apilado en pecho baldío,
Sin doliente ninguno,
Sin ningún doliente:
 
Hombre colérico,
Que no sueles ser,
Ostentando aislamiento,
En tus pasos me muevo;
Lejano absurdamente,
Sobrecogido de espanto,
Siendo ira desesperada,
Cabalidad incompleta,
Al conocerme cada día más;
 
Imperfección necia,
Que bipedesta marchas,
Aléjate de mí,
Donde quiera vaya;
Sin consciencia me requiero,
De inconstancia carmesí,
De tibieza loable,
Para cuando llegue la noche,
De todas la más oscura.
 
Fernando García M.

jueves, 15 de agosto de 2024


"Convicción"

(Presentimiento violeta) 
Nombres de laboratorios,
Hombres de oratoria;
La flor que me regalaste,
Guardada se marchito,
En las páginas de este poemario,
De pájaros con silbidos callados;
 
El amor que me brindaste,
Esperanza ha permitido,
Este mirar ido encuentre,
En la vida que es incierto;
 
Nombres de carreras,
Números de calles;
Posesión es de los caminantes,
Que divagan indagando,
Por afectos femeninos;
 
Dirección mía, luego,
Es el hogar de aquel corazón;
Pecho tuyo que recuerda,
La nobleza de fe divina,
Piadosa ante el destino salvaje;
 
Pétalos violetas,
Conservo en el alma;
Dulce rostro sonriente,
Fortuna fue reconocernos,
Tez, parpados, silencio y labios,
En la marea ondulante del tiempo.
 
Fernando García M.