“En
semanas comunes”
(Nunca
festivo ecualizador nocturno)
Criaturas
extrañas,
Dormitan
ocultas,
Bajo
el beat cotidiano de la luna;
En
puentes peatonales,
En
terrazas vacías,
En
restaurantes orientales al sur,
Donde
roedores y felinos,
Se
extravían sin mayor martirio;
Extrañas
criaturas,
Deambulan
expuestas,
Casi
seguras ante el sol;
Sumadas
a la comunión penosa,
De un
apetito 24 horas,
Olfateando
en sus caídas,
Sobrantes
orgánicos,
Delatados
por ladridos cobardes,
De
colmillos astillados,
En
canes sin raza;
La
música de la ciudad,
Al
caer la acólita tarde,
Invita
a vivir escaso de esperanza,
Ocultando
brotes no necesarios,
De
agresividad, moral o minusvalía;
Oh
bendición la de la gente,
Que
percibir logra la pista base,
De
incidentes lamentables,
De
hechos deshumanizantes,
Sobre
la cual corren,
Atestiguados
por estrellas,
Manos
duras, pies rotos,
Ojos
empañados,
En
comisuras faltas de dientes;
El beat
de la luna urbana,
Desde
las aceras toma,
Los
dedos de los infantes;
Atando
algunos,
Para provocar
suicidio luego,
Ante
la verdad no adulterable,
Del futuro circundante;
Logrando
otros,
A
palmas maternales,
Estirando
miembros superiores,
Sobrecogidos
en codos cansados,
Sutiles busquen
detener,
Máquinas
colectivas para quizás,
Con
un presagio menos incierto,
Afrontar
la soledad coloide,
Que
supura de adentro,
Y
encontrar un altar mal barrido,
Al
cual llamar hogar;
Santos
de maderos óseos,
En
tez de yeso y acrílico,
A tórax
abierto cantan,
Danzando
a satanás,
Entre
bolsas negras mal anudadas,
Monólogos
que protagonizan,
Invidentes
y pordioseros;
Avivando rebeldes hazañas,
Al
indagar por el ritmo sintético,
De
faroles traseros de autos,
Que
de moteles y hostales,
En
subterránea pasión raudo escapa,
Por
avenidas industriales;
Que
reverberan sueños,
De factorías
sin nombres,
Que
anuladas regurgitan nominas,
Con
desaparecidos y presentes,
Convocados
al funeral universal,
Del
sobre explicitado abismo,
Expansivo del desempleo;
Aún
sin sueldo sobreviven,
Algunos
le llaman voluntad de dios,
Sin
embargo al revivir insomnes,
Infinidad
de devotos corrientes,
Claramente
reconocen su gracia;
Es el
tempo de la luna poli-bailable,
Que
abriga atormentados seres;
Salvaje
misericordia fallida,
Creadora
magistral,
De
improvisadas madrigueras,
De cartón,
plástico y adobe.
Fernando
García M.
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