“Espectro sensible”

 

(Nominada imagen de olvido)

El reloj nuevamente

Señala tu nombre,

Hora es de nostalgia otra vez;

El papel y la tinta acuden,

Buscando un recuerdo más sereno,

Antes de que vuelva a desaparecer,

El espíritu que nos une,

Como hijos de aquel momento,

Donde incestuosa esa pasión,

De luna, ternura y desengaño,

Nos hizo más que hermanos;

 

Victimas del mismo azar,

Que supo, invertebrada mujer,

Concretar tus rincones en mis hallazgos,

Al sucumbir y provocar,

La ira de todo amor,

Que pudiera llamarse codicia,

Opacado crisol de inocencia;

 

Suerte de pétalos pisoteados,

Amarillos en tiesa manera,

Adoban los diversos lados,

De aquella historia sin final,

Que trozada fue por la prisa,

De lograr un desenlace capaz,

De inspirar los corazones,

A soñar con nada igual;

 

Fantasía de romance tallado,

En almas que corre la vida,

Sobre el mundo millonario,

Avaro y rico en suficientes años,

Como para confundir y triunfar;

 

Como para situar las manecillas,

En cerillas y candelabros,

En añoranzas y lamentaciones,

Regadas de desgaste,

En cada escombro;

 

En cada sombra infame,

Que aturdiendo al hígado,

Desde la avidez de los labios,

Embriague cuanta vejez venidera,

De pérfida melancolía;

 

Anhelos castigados por su naturaleza,

Restringidos a ser frustraciones,

De los sentidos que faltos de alcance,

Evocar no consiguen el pasado;

 

En sus giros clama su cause,

El tiempo que vaga derramado,

Inconsolable sin absolución posible,

Colgando de símbolos y carne,

Empíricamente desahuciado,

En cada vuelta que da con hambre,

Ansiado de origen definitivo;

 

Tramando un escape impecable,

De estos minutos que maculados,

Mancillan cualquier esperanza,

De ser feliz completamente,

Excomulgado en este perpetuar obsceno,

Fantasma impuro de presente.

 

Fernando García M.