“Oda
nocturna”
(19/11/09)
Guiños
le hago a la noche,
Seducir
busco a la luna,
Con
“e” o con “a”,
Intento
un romance insomne,
Que
me duerma la tristeza,
Tentado
a amoríos de sombras;
La luz de los establecimientos,
Olvidar
pretende las letras,
Con
el más recóndito de los olvidos;
El eco de la gente agitada,
Tratamiento
empírico,
Brinda a estos ojos,
Que
coloreando van con sueños,
Las
ojeras de mi rostro,
Que
desde parpados alimenta,
Movimientos
paroxísticos,
Al
asimilar canciones bailables,
Por
multitudes de cuerpos;
Anatomías,
piezas minúsculas,
Del
enorme universo que pregunta,
A estos oídos, puños, sonrisa y tinta;
¿Qué
simpatía recrear intentas,
En
uno de mis astros callados?
Alegría
obsoleta en los gestos,
Ante
tal dama plateada,
Ejecuto
indagando,
Por
el intimar profundo,
Que
prefiero de ella;
Satélite
de necedad,
Que
lleva a los pasajeros del reflejo,
Allá más
allá, lejos de la presencia,
De
las maquinas cotidianas,
Del
azar del tiempo irrefrenable,
Resaca de las generaciones;
¿Acaso nobleza crees esto es fácil?
Al
cantar los sentimientos,
Hablan
de pasión frívola,
Emulando
la belleza grácil,
De
aquel circulo gris en el cielo,
Que
golpeando va a ciegas,
La
sensibilidad no diseccionada,
De
esto que el instinto exhibe,
Cuando
la gula caza con exceso,
El
dolor de lo indebido;
Alivio
onírico de lozanía,
Que
mofándose de la ingenuidad,
Escapa
en días como estos,
Donde
debuto amnésico,
Del
anterior fracaso,
En la
seducción nocturna,
Montando
en cólera con el alba,
Que
vuelve inocente y sedada,
Recordando
luego de la rutina,
Disfrazarse
puede a gusto de ocaso;
Señalando
el cansancio,
Que
penumbroso y hambriento,
Me hace
odiar el lecho,
Aborreciéndole
cual desperdicio,
De
sobrante consciencia,
Entre
alucinaciones inconclusas,
Que
no dejan huella;
Arrojándome
en excursión,
Por
los motivos caprichosos,
Del
amor de la suela con la acera,
De la
acera con la vergüenza derrotada,
Que
vueltas da de sesenta pasos,
Para
gritar con alaridos rosa,
Ubicaciones
ya visitadas,
Merodeadas
de costumbre,
Irresistibles
y disimiles;
Negaciones
idénticas,
Semejantes
entre ellas,
Con
luciérnagas de neón y cristal,
Que
al vacío, vacías iluminan,
Cuando
calendarios roncan comunes,
Para
pestañas y cejas que perciben,
Creaciones,
creativas, creando;
Ajustadas
al llamado,
De
números y nombres,
Anhelando
la libertad,
Que
ostenta la furia
Del
no contestar,
Del
sin respuesta de Plutón;
Indiferencia de arsénico,
Que a
lado y lado de mis sienes,
Regresa
andamiajes,
De
articulaciones fantásticas,
En
guerra de acústicas palabras,
Que
impregnan canes de marchas,
En
patas de pernoctar acolmillado,
Mordiendo
el fin
del calor,
Para dar inicio al frío;
Busco
enamorar la noche,
Negra
cosa que exhala materia,
Tangible
e intocable,
Que
intuir se podría predecible,
Con
desinterés notable,
Y
cigarrillos de pavor;
Le
escucho y no deseo oírle,
Debo
embriagarme colmado,
Pues
hasta ahora nunca me amo.
Fernando
García M.
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