miércoles, 23 de octubre de 2024

“Para que el mundo diga”

(Papeles simplemente)
Papelitos rosados,
Para la negra tinta,
Recuerdos conservados,
De tantas penas y heridas;
Pidiendo insomnios,
Se pasa la luna,
Cuando los días largos,
Le siembran la duda,
De si existen amantes;
De si exigen ayuda,
En su condición los ángeles,
Para prensar labios,
Y librar corazones,
De apremiantes latidos,
Entre sollozos y lluvia;
 
Rosados papelitos,
Para silabas secas,
Reservados lamentos,
De esa vida que se aleja;
Despilfarrando momentos,
Abunda la espera,
Cuando vacilan los sentimientos,
Ocultando el alma entera,
Tras rostros emulantes;
Tras rastros de esfera,
Que en ilusión de revés,
Para desatar manos,
Gira entre diapasones,
De rechazos y anhelos,
Cual desconcertante quimera;
 
Confianza solo le resta,
Al amor en su soledad,
En que aliarse pueda,
Ruina y caridad,
Al tratarse de pálpitos;
Al posarse la piedad,
Sobre desatino y tristeza,
Al buscar llenarse,
De válidos motivos,
Para seguir acercándose,
En su soledad el amor,
A esas cosas que dice,
En papelitos rosados.
 
Fernando García M. 

martes, 22 de octubre de 2024

“Para maniatar la comodidad”

(Lo que sea por casi todo)
Para maniatar la comodidad,
Decidido en no sé qué cosa,
Ato el pulgar del pie derecho,
A lo estereofónico del insomnio,
Auspiciado por el ocio nocturno;
Cambiando canales aburrido,
Frente a una pantalla de pulgadas,
Quizás 40, quizás mañana,
Logre levantar cabeza,
Sabiendo la suerte espera,
Sin hazaña o entraña,
Al que escribe comas y no borra;
Al que padece en la era congoja,
Profundo en silencio,
Con la luz apagada,
Intentando luego de la recriminación,
De la auto-seducción forzada,
Algo que dar a la página blanca;
 
Podría meterme en la cama,
Igual no soñaría nada,
Que para lo autobiográfico,
Evidente, poco aclara;
No habría estimulo pernicioso,
Que dé magia a la lira,
De sus cabellos enmusados,
De su violencia en recato;
Bloqueo mencionado,
Para ser tocado, descrito, diseñado,
Evadido si se prefiere;
De un modo menos ruidoso,
De brillantez opaca y saliva escasa,
Preocupado por la fuerza,
En que se van meneando pesos,
Por la labor de la semana,
Por la invención de lo pagano,
Que no importa para ser escuchado,
Que soporto en el repetir palabras;
 
Seguramente algunos,
Con conductos vacíos,
Y una mujer al lado,
Llevaran mejor la plaga,
Del vivir para todos los días,
Y planear un escape a lo lejos,
A lo largo del pasa y pasa;
Pues deseamos sensaciones,
Pues revestimos inclinaciones,
Pues sacrificado he compañías,
Para traer el extracto en conclusiones,
De si estuviese menos solo,
Transcribiendo en plena madrugada,
Intervendría sin tanto afán,
Por rimar terminaciones en “ada”;
Porqué, por supuesto,
Se entiende más bonito,
Cuando el llamado en lo particular,
Se sospecha no sucedido,
No exceptuado de locura,
No prohibido en lo que se habla;
 
¡Cremenlo absolutamente!
 
Fatalmente rio, porque sé,
No retrocedo una línea,
Al plasmar lo que falente extingo,
En tiempo real de estas neuronas;
En tiempo pasado para aquellas personas,
Que infravaloran lo que digo,
Como un ejercicio de liberación,
No como arte, no como obra;
Solo como una transición más,
De aquellos periodos perdidos,
Denominados edades;
 
Guerreros de testículos espectaculares,
Amazonas de úteros enormes,
Hijos de, con y sin consonantes;
Amenazados nos deberíamos elogiar,
Por seguir la senda correcta,
Por elaborarnos disposición,
Dispuestos a equivocarnos,
En lo que nos está permitido;
Olvidando el seguro del olvido,
Recordando lo seguro del recuerdo,
Saboteando a derecha y zurda,
Las colaboraciones que infligimos,
A la naturaleza en su calidad díscola;
A la receta del tedio que evoca,
Desilusión, decepción, insatisfacción,
Imperfección, impericia, adjetivos;
Habladurías de cabeza,
Expectoraciones de tinta,
Manifestaciones del humor,
Que no comprenden los animales,
Ni sazonan las montañas;
 
Para maniatar la comodidad,
Sobrevuelo la canción,
Tomándola a la mitad,
Plagiándola sin decir su título;
Pastando mamarrachadas,
Como una vaca de silabas,
Como una morsa de ganas,
Como un conteo infinito,
Que me baja los pantalones,
Sin saber que hacer;
Sin radicar cometido,
Para delicia delirante,
Denunciando el morboso,
Del cómo se calienta y palidece,
Primero el corazón como muestra,
Del que por delante pega,
En ese caso de fundamental esencia,
Del yo y la razón;
 
¡Muy extenso para un paréntesis!
 
El diablo, la muerte,
La vejez, el vicio,
Lo importante, lo impotente,
La obligación, la población,
Los verbos y sus lugares;
Antes pude liberarme,
Ahora parafraseo sin detalle,
Sin congruencia, con un teclado a la espalda,
Con una espada de rutina;
Con ese insulto que sale,
Como le da de manera rara,
Mandarse a los ojos,
Patearse unos dientes de camino,
Y por qué no, escarbarse la cara,
Como milagro de cinismo,
Frente al espejo, en totalidad,
No solo una fracción;
Luego de desechar del cuerpo,
Las recetas del afecto,
Los desperdicios de lo orgánico,
La nación del presupuesto,
La intervención del esfínter;
 
Conocido por multitudes,
En su connotación hirviente,
Atrevida a lo corriente,
Pesarosa al nacimiento,
De mástiles e interpretaciones,
En totalidad no, solo una fracción;
Hombres y mujeres,
Niños y niñas,
No es asunto de idiomas,
Es cuestión de necesidades;
Nuevas con pequeñas,
Al igual que viejas,
Pero tristes no se distinguen,
Cuando la locura arriba,
Cuando el interés invoca,
El espíritu del pacto,
El casco de la saga,
El residente de la trama;
El horrible acto,
De reventar la cadencia,
En el ejecutar del porqué sí,
En el hecho que carmesí,
Suena, reseña, enseña y reprueba;
 
El arrepentirse de formas,
Por meridiana estética,
En la labor cansada de implementar,
Definir, asociar, parasitar;
Respirar por luna, arrancar pétalos,
Arribar planetas evitando posesiones,
Escalando estornudos de alas,
Con pelajes desiertos, con estrellas sin par,
Con pares incompletos,
Con incompetentes anhelos;
Con más minutos faltos de convergencia,
Ayuda no existe para culminarlo,
Hambruna hay en un globo,
En un imaginario, en un inventario,
En billetes de marzo,
En símbolos de invierno;
Porqué los próceres también nadaban,
Porqué los candidatos suelen ahogarse,
Porqué resfriados hay gratis,
Pero el bienestar mueve monedas,
No siempre al servicio de;
 
Porqué alto no es lo requerido,
Se solicita distante demasiado,
En verticalidad desde cualquier punto,
Para hallar la afirmación,
Y dejar en el trayecto el recado,
De la inspiración, del ángel dorado,
De la planta con raíces alimenticias,
Del sabor artífice del pecado,
De cientos de conjeturas frívolas,
De flamas suaves dicientes,
De esta magnitud iletrada engrudo;
 
Prostitutas y clientes,
Predicadores y escuchas;
Cómo me suelto,
Cómo lograría soltarme,
Como en aquellos juicios disneicos,
Donde sin aliento de duda,
Y redacción paupérrima;
Soberano encontraba el perdón,
Para armar con frases indisciplinadas,
El lamento que pende,
El contento que se expende,
En callejones abandonados;
Más allá de la economía,
Más allá de la zoología,
Por sobre-conexos, por la cartera,
Por la ballena que devoro a los niños,
Por el dada en la radio,
Y la piedad de su influencia;
Por la facultad que no tengo,
Dando avisos de ahogo,
En un lago de excremento;
 
Consanguíneos y amigos cercanos,
Ya sabrán descansar,
En panteones de etapas,
En sombreros de incorrectos,
En otros contextos;
En sus caballos de codos,
En sus uñas de colores,
Pintando sus pellejos de soles,
Patinando en derroches,
De pensiones, de pasiones,
De llenas depresiones,
De agujas impresas,
De salvajes indiscreciones;
De conocidas instituciones,
Robando sus gotas de sudor,
Rodando sus botas en dolor,
Con suelas de bondad,
Con muelas para cenas,
Que zurcen lunas medias,
Con sabiduría pasmada,
Porqué no es bueno,
Y porqué si es soledad;
 
¡Correspondamos con repetirlo fuera!
 
Recojo lo que no se explicita,
Para ser de apoyo, para ser enderezado,
En algo de relevancia a todos;
Lo que se cuenta de uno,
Incluye algunas veces más números,
Impares, primos e inconscientes;
No siendo menos para el público,
Por el caer de su peso,
Sin duda en maceración lenta,
Para un país sin mucho,
Que dádiva da en forma de muertos,
Justo como debería;
En la clandestinidad, en el sin continuo,
En cambio para nosotros,
Que es mí, realmente,
Pues lo individual resulta más ventajoso,
Para maniatar la comodidad,
Con la brea del cableado,
Con la pista de lo reconfortante;
Casi, casi, casi, pero no del todo.
 
Fernando García M. 

lunes, 21 de octubre de 2024

“Para lo que deba cambiar”

(Argumenta al actor difunto)
Un listado considerable,
En extensión y dominio,
De culpabilidades y desatinos,
Ha convertido esta vida desechable,
En lo que es en su flaqueza,
Sin salvación o destino;
 
Cúmulos de recuerdos,
Licúa la mente espasmódica,
Gratos e insoportables algunos,
Deprimentes y ligeros otros;
Ángeles pocos posan los hombros,
Contrario a las numerosas legiones,
Que custodian sueños e insomnios;
 
Lo que indudable se requiere,
Para hacer feliz a otro ser,
A otro corazón sensible,
A otra alma en ilusión;
No lo poseen estas palmas,
No lo tocan estas manos,
No lo dicen estos labios;
 
Tan solo me bastan ganas,
Para arrear instintos propios,
En tan perturbada condición,
En la que busco convencerme,
De desistir definitivamente;
Sin mañana posible, ni huella en raíz,
De esta zozobra inútil,
De esta sorda trama vil;
 
He seguido pasos suficientes,
Al completar estupendamente,
La secuencia de actos ponzoñosos,
La verticalidad de fatuos corrientes;
 
Reconozco infalible,
La totalidad de aquellos estados,
Aprobando cada objetivo;
Trofeos de hiel, miseria indeleble,
En la gravedad de lo mismo.
 
Fernando García M. 
“Para ignorar”

(Sin reparo en lo sensible)
Podría hablar toda la noche,
Tan solo sabiendo tú nombre,
Dando a la luna razones,
Para rasgar el cielo en alba,
Amaneciendo un día más;
Propio en verte ajena,
Salido en adivinarte sin pistas,
Basado solo en suposiciones;
 
Podría esperar menos encanto,
Cuando sé no sientes recato,
Al exhibir tanto aislamiento;
Sin embargo, considero lo esquivo,
Practica en la atención de este cansancio,
Una fascinación carente de objetivo,
Poblada en ilusión e incierto;
 
Ya he visto como robas,
El corazón de otras criaturas,
Conozco la gracia fácil,
Que endulza tu amargura;
 
En el amor soy poco hábil,
Luego, no suelen asistirme,
Aquellas palabras oportunas,
Al tratarse de un alma lábil,
Que fijada a la carne endeble,
Sutil se esparce débil,
En miradas sin miradas;
 
En este lado de la calma,
Que abruma en angustia helante,
Al seguirte falto de rastro,
Sin más posesión que mañana.
 
Fernando García M.
“Para hoy quizás”

(Alivio completo)
Pensé en otro día amable,
Dispuesto a reconocer loable,
La bondad de la vida,
La voluntad divina;
Pero no siempre,
Lo necesario es suficiente;
Pero mejor combina,
Un martirio constante,
Que una partida ignominiosa;
 
Así que para permanecer aquí,
Así que para saber más de mí,
De este corazón migaja,
De esta sobra tosca de alma,
Amaneció aquello tardío;

Lento en su velocidad eterna,
Poco en su abundancia de horas,
Salivando saludos a personas,
Programando ingestas en gula,
Adivinando dadivas conminutas,
De amor, piedad o estima,
De esperpento, horrible o belleza,
Pues vale por bonito lo feo,
Bajo esta armadura de sol y nubes;
 
Pensé en un amanecer más agradable,
Con presentimientos nobles,
De esperanza, igualdad y consuelo,
De confianza, posibilidad y olvido;
Pero el ocaso de ayer tendido,
Contuso acaeció golpeando así,
Con su igual de azul brillante,
Entre besos secos y marcas de piel;

Entre la rutina fiel,
A sus espectáculos perversos,
Escandalosamente carmesí,
Como una herida que se abre,
Alardeando en ingenuidad pérfida,
Mañana al decir cierro.
 
Fernando García M.
“No se puede apurar el alba”

(Mientras desolado mejor)
En esta falta de cortesía,
Tan solo quiero la compañía,
De esta sombra larga;
De este cansancio torpe,
Corriendo venas aunadas,
Por un pedazo de nombre,
Entre esta estirpe lozana,
Que ha de abatirse suave,
Parecida, ajena, coagulada;
 
En esta descortesía calma,
Tan solo busco una línea,
Una frase que defina nada;
Son tardíos los días,
Tempranos para mañana.
 
Fernando García M.

viernes, 18 de octubre de 2024

“Sin transmitir”

(15 minutos brillantes)
No logro escribir palabra,
No logro encontrar placer,
En tan poco que doy al mundo,
Que poco tiene para ofrecer;
 
Sin saber válido mudo,
Asumo la responsabilidad sombría,
De ser quien atrapa días,
Por evidenciar lo por suceder;
 
Más aún hay cosas,
Que ignorar no puedo;
Más aún hay formas,
Que imaginar no consigo;
 
¡Aborrecer es toda inventiva!
 
Preparo entonces otra semana,
En un trabajo medio,
En una alegría media,
En una lucha ajena,
Por vencer este tedio,
Que no me permite redactar,
Un algo coherente;
 
Un algo inherente,
A tiempo o fama,
A cuestiones de salario,
A fragmentos del pertenecer;
 
No llevo la cuenta exacta,
Tan solo intuyo donde iré,
Al mandar este cuerpo,
En una mesa sin mantel;
 
No llevo la exacta cuenta,
Tan solo construyo el puente,
Que aproxime lo incierto,
A este trozo de papel;
 
Al no contenerme,
Aparecen precios y desventajas;
Escasean ideas y premisas,
Al no conseguir expresar nada,
Al no averiguar de manera clara,
Como resistir la inteligencia,
Que humilde no se apiada,
Arrastrando mi mente,
Al infierno de las mentes;
 
Acorralando mi alma,
Animal de pocos amantes,
Fiera de muchos dientes,
Que micciona odio,
Excretando culpas,
Para soplarme a la cara,
Un alguien que soy,
A modo permanente;
 
Al cenar corto,
Para noches largas,
Al callar estridente,
En silencios minúsculos;
Saltando canales controlados,
Sabiendo noticias ancestrales,
De dilemas que imprimen afectados,
Eras atrás y delante,
Con discretos finales,
Faltos de justicia,
Justificación o justificante;
 
Tratado es el descuido,
Que de ello retoma,
No concibo elaborar frase;
Reglones sobrando a montón,
Recuerdan fui hiena hiriente,
Al zurcir el corazón,
Con aguja e hilo aparente;
 
Con costuras que incipientes,
Rotos dan por descosidos,
En ardores vesicales,
Que suele germinar sinceros,
Al conquistar la autosatisfacción;
 
Al restar insuficiente,
Sin importar fulgor de lumbre,
Al sonreír al desarreglo,
Entre trocitos de cabellos,
Donde no atino palabra alguna,
Ni atisbo el sentirme mejor.
 
Fernando García M. 
“Náufragos de cuero”

(Vicios sin propietarios)
Hablando de dioses creados,
Aparecieron a la piel,
Calificando consentidos,
Preparaciones intrusas;

Desmembrados más allá,
Donde la exclusión es regla,
Al conocer desnudo,
Al poseer tinieblas;
 
Respondidos al retiro,
Huyeron a celdas grises,
Aquellos ídolos de barro,
Aquellos juicios lisiados;

También resulta vida,
Ese malestar ensordecedor,
Manifestado al sazonar,
La intriga de lo placentero;

Sonámbulo de ilusión suave,
Que deleita luminosidades,
En aspectos por faroles,
Dando sombras de pared,
A través de curiosas ventanas;
 
Hablando de invenciones adoradas,
Adorables con locura,
Salpicadas en sofocación,
Con destellos de tactos,
Con sólidos de indistinto;

Indiferencia son esos contornos,
Que encontrarse suelen,
Ajenos e irresponsables,
Atentos al rechazo expansivo;

Logro de absolución,
Rebullendo la simpleza,
De la belleza en venas tibias,
Hecatombe en bandada;

Labios solicitan decíres,
Obras colapsadas en disperso;
Tanto les impide pretenderse,
En sus conversaciones cobrizas,
De iconos destruidos.
 
Fernando García M. 
“Mover fauno”

(Astro como animal)
La luna llena,
La misma tonada,
Nada en principio es útil,
Sin una aplicación;
No da más por corazón,
No da más por condición,
Que la desaparición de lo sutil,
Que lo privado en soledad;
 
La llena luna,
Da noches parecidas,
Con piquetes de vasos,
Con mutismos de abandono;
Qué debe rescatarse,
Qué debe perderse,
Al afilar los caninos,
Al condensar inventos,
De horas idas iguales;
 
De hordas de recuerdos,
Que atacan y atacan,
Para preocupar sufriendo,
Para sufrir preocupando;
Como si al devolver,
Las palabras en su orden,
Significaran distinto cuando suceden;
 
Insalvablemente fea,
Es la ceguera de lo no correspondido,
Adorar de dioses paganos;
La luna llena,
En su misma tonada.
 
Fernando García M. 
“Miedda un león”

(Gabo al África)
Aparición, expresión, movimiento,
Alarido, excremento, rugir;
 
*Melena, pasos, instinto,
Silencio, pánico, excremento;
 
*Duda, tormento, plegaria,
Orina, esperanza, agonía;
 
*Huida, intento, fracaso,
Excremento, garras, horror;
 
*Salto, fauces, dolor,
Colmillos, sangre, desconcierto;
 
¡Vísceras, devoción, vacío,
Desinterés, fin del cuento!
 
Nota: Léase lo más rápido posible alternando los asteriscos.
 
Fernando García M.
“La vida”

(Como en la cagada)
Algunos porqué van muy sueltos,
Otros porqué van demasiado atados,
Algunos otros porqué no van;
 
Es esto de la peristalsis y la fibra,
En el quehacer más privado,
Azar, misterio e inconformismo.
 
Fernando García M. 
“Jódete mujer enlatada”

(Redención)
Lavo este rostro otra vez,
Y tu calzado insiste en mojarse;
 
¡Pecueca del desamor!
 
Fernando García M. 
 
“Inspiración de nadie”

(Mezquina justicia lírica)
Por conveniencia de la musa,
Confusiones de quien,
Siempre aviva al corazón,
A márgenes sin bien;
 
A ubicaciones también,
De esperanza obtusa,
Desconociendo la razón,
Que guía difusa,
La pertenencia del papel,
La aparición de las letras;
 
En su armonía de palabras,
En sus palabras armoniosas,
Sangre torna en hiel,
Todo por la concepción,
De sus elevados intereses;
 
En su soledad contusa,
En su tormento de sienes,
Deshaciendo inocencias,
Sin remordimiento o excepción;
Ofrece como único sostén,
La permanencia en su convicción,
Desleal e insatisfecha;
 
Donde solo cuenta,
La ganancia de la musa,
Aún cuando se pierda tinta,
En transgresiones de quién.
 
Fernando García M.
“Impresión diagnóstica”

(Mágico-movidito)
El lácteo dice pea,
La fruta dice puja;

¡Cipote diarrea Macondo!
 
Fernando García M.
“Impero por todo lo escrito”

(Haber al menos borrado)
El pesar espeso,
De estos días en disgusto,
Cuánto me ha costado;
Descarriado en desconsuelo,
Descolorido en el duelo,
De tanto que evito cometiendo,
Tendido sin necesidad,
De todo como es esto;
 
No entiendo escucha,
Que por silencio no diga,
La congoja en sabiduría,
Del sin palabras, del sin esperanzas;
De la debilidad que apremia,
Por cerrar iguales,
Labios y parpados;
Caridad que incurre,
En marcar papeles,
Con comas sin recados;
 
Tanta ceguera, tanto que ignoro,
Aún he ido olvidando cosas,
Que conocí antes plenas,
En la facultad de la verdad,
En la capacidad entera,
Que opaca humilde las demás;
 
Descompuesto hoy imploro,
Por la piedad simple,
Por la solución terrible,
Fatalista de algún modo;
De que se me perdonen imprudencias,
Premuras de boca, gestos de alma esquiva,
Pues demasiado es,
Lo que no consigo ver;
 
El pensar parejo,
De estas lunas en contrariedad,
Trampas tiende a la nostalgia,
A la risa, a la máxima seriedad;
Desgarbando la fe en detalles,
Acostados sobre mi pecho,
Poseídos entre secretos,
Que leo en los ocasos largos,
Que dejo ir como han llegado;
Que condeno a permanecer conmigo,
Loables en rimas de amargos,
Plegables en desolación de bolsillos;
 
No acepto dulzura,
Que por consecuencia no involucre,
Llanto de decepción pura;
Escaso de alivio cuando se sufre,
Al conceder alas a los pálpitos,
Posibilidades a lo seguro,
Conformidad a la costumbre;
 
Tanta destreza,
Para incredulidad de alegría;
Tantos actos,
Sellados en obscuro,
Constatados en heridas intactas;
 
Falto de fuerzas,
En la disciplina de lo errado,
Quisiera ese acierto de placa,
Con tal vez pétalos en coronas,
Para quizás una única gloria;
En espumas de mareas ilusorias,
Que llevasen mis despojos a salvo,
Al cantar de las sirenas,
Al saciar de las carencias;
 
Al final de tales faenas profundas,
Confundido y contrariado,
Enterado inexplicablemente,
Del empeño tan escaso,
En la minúscula empresa,
De levantarme sol tras sol,
Al pesar espeso,
De estos días que conduzco.
 
Fernando García M.