“Para maniatar la comodidad”
(Lo que sea por casi todo)
Para maniatar la comodidad,
Decidido en no sé qué cosa,
Ato el pulgar del pie derecho,
A lo estereofónico del insomnio,
Auspiciado por el ocio nocturno;
Cambiando canales aburrido,
Frente a una pantalla de pulgadas,
Quizás 40, quizás mañana,
Logre levantar cabeza,
Sabiendo la suerte espera,
Sin hazaña o entraña,
Al que escribe comas y no borra;
Al que padece en la era congoja,
Profundo en silencio,
Con la luz apagada,
Intentando luego de la recriminación,
De la auto-seducción forzada,
Algo que dar a la página blanca;
Podría meterme en la cama,
Igual no soñaría nada,
Que para lo autobiográfico,
Evidente, poco aclara;
No habría estimulo pernicioso,
Que dé magia a la lira,
De sus cabellos enmusados,
De su violencia en recato;
Bloqueo mencionado,
Para ser tocado, descrito, diseñado,
Evadido si se prefiere;
De un modo menos ruidoso,
De brillantez opaca y saliva escasa,
Preocupado por la fuerza,
En que se van meneando pesos,
Por la labor de la semana,
Por la invención de lo pagano,
Que no importa para ser escuchado,
Que soporto en el repetir palabras;
Seguramente algunos,
Con conductos vacíos,
Y una mujer al lado,
Llevaran mejor la plaga,
Del vivir para todos los días,
Y planear un escape a lo lejos,
A lo largo del pasa y pasa;
Pues deseamos sensaciones,
Pues revestimos inclinaciones,
Pues sacrificado he compañías,
Para traer el extracto en conclusiones,
De si estuviese menos solo,
Transcribiendo en plena madrugada,
Intervendría sin tanto afán,
Por rimar terminaciones en “ada”;
Porqué, por supuesto,
Se entiende más bonito,
Cuando el llamado en lo particular,
Se sospecha no sucedido,
No exceptuado de locura,
No prohibido en lo que se habla;
¡Cremenlo absolutamente!
Fatalmente rio, porque sé,
No retrocedo una línea,
Al plasmar lo que falente extingo,
En tiempo real de estas neuronas;
En tiempo pasado para aquellas personas,
Que infravaloran lo que digo,
Como un ejercicio de liberación,
No como arte, no como obra;
Solo como una transición más,
De aquellos periodos perdidos,
Denominados edades;
Guerreros de testículos espectaculares,
Amazonas de úteros enormes,
Hijos de, con y sin consonantes;
Amenazados nos deberíamos elogiar,
Por seguir la senda correcta,
Por elaborarnos disposición,
Dispuestos a equivocarnos,
En lo que nos está permitido;
Olvidando el seguro del olvido,
Recordando lo seguro del recuerdo,
Saboteando a derecha y zurda,
Las colaboraciones que infligimos,
A la naturaleza en su calidad díscola;
A la receta del tedio que evoca,
Desilusión, decepción, insatisfacción,
Imperfección, impericia, adjetivos;
Habladurías de cabeza,
Expectoraciones de tinta,
Manifestaciones del humor,
Que no comprenden los animales,
Ni sazonan las montañas;
Para maniatar la comodidad,
Sobrevuelo la canción,
Tomándola a la mitad,
Plagiándola sin decir su título;
Pastando mamarrachadas,
Como una vaca de silabas,
Como una morsa de ganas,
Como un conteo infinito,
Que me baja los pantalones,
Sin saber que hacer;
Sin radicar cometido,
Para delicia delirante,
Denunciando el morboso,
Del cómo se calienta y palidece,
Primero el corazón como muestra,
Del que por delante pega,
En ese caso de fundamental esencia,
Del yo y la razón;
¡Muy extenso para un paréntesis!
El diablo, la muerte,
La vejez, el vicio,
Lo importante, lo impotente,
La obligación, la población,
Los verbos y sus lugares;
Antes pude liberarme,
Ahora parafraseo sin detalle,
Sin congruencia, con un teclado a la espalda,
Con una espada de rutina;
Con ese insulto que sale,
Como le da de manera rara,
Mandarse a los ojos,
Patearse unos dientes de camino,
Y por qué no, escarbarse la cara,
Como milagro de cinismo,
Frente al espejo, en totalidad,
No solo una fracción;
Luego de desechar del cuerpo,
Las recetas del afecto,
Los desperdicios de lo orgánico,
La nación del presupuesto,
La intervención del esfínter;
Conocido por multitudes,
En su connotación hirviente,
Atrevida a lo corriente,
Pesarosa al nacimiento,
De mástiles e interpretaciones,
En totalidad no, solo una fracción;
Hombres y mujeres,
Niños y niñas,
No es asunto de idiomas,
Es cuestión de necesidades;
Nuevas con pequeñas,
Al igual que viejas,
Pero tristes no se distinguen,
Cuando la locura arriba,
Cuando el interés invoca,
El espíritu del pacto,
El casco de la saga,
El residente de la trama;
El horrible acto,
De reventar la cadencia,
En el ejecutar del porqué sí,
En el hecho que carmesí,
Suena, reseña, enseña y reprueba;
El arrepentirse de formas,
Por meridiana estética,
En la labor cansada de implementar,
Definir, asociar, parasitar;
Respirar por luna, arrancar pétalos,
Arribar planetas evitando posesiones,
Escalando estornudos de alas,
Con pelajes desiertos, con estrellas sin par,
Con pares incompletos,
Con incompetentes anhelos;
Con más minutos faltos de convergencia,
Ayuda no existe para culminarlo,
Hambruna hay en un globo,
En un imaginario, en un inventario,
En billetes de marzo,
En símbolos de invierno;
Porqué los próceres también nadaban,
Porqué los candidatos suelen ahogarse,
Porqué resfriados hay gratis,
Pero el bienestar mueve monedas,
No siempre al servicio de;
Porqué alto no es lo requerido,
Se solicita distante demasiado,
En verticalidad desde cualquier punto,
Para hallar la afirmación,
Y dejar en el trayecto el recado,
De la inspiración, del ángel dorado,
De la planta con raíces alimenticias,
Del sabor artífice del pecado,
De cientos de conjeturas frívolas,
De flamas suaves dicientes,
De esta magnitud iletrada engrudo;
Prostitutas y clientes,
Predicadores y escuchas;
Cómo me suelto,
Cómo lograría soltarme,
Como en aquellos juicios disneicos,
Donde sin aliento de duda,
Y redacción paupérrima;
Soberano encontraba el perdón,
Para armar con frases indisciplinadas,
El lamento que pende,
El contento que se expende,
En callejones abandonados;
Más allá de la economía,
Más allá de la zoología,
Por sobre-conexos, por la cartera,
Por la ballena que devoro a los niños,
Por el dada en la radio,
Y la piedad de su influencia;
Por la facultad que no tengo,
Dando avisos de ahogo,
En un lago de excremento;
Consanguíneos y amigos cercanos,
Ya sabrán descansar,
En panteones de etapas,
En sombreros de incorrectos,
En otros contextos;
En sus caballos de codos,
En sus uñas de colores,
Pintando sus pellejos de soles,
Patinando en derroches,
De pensiones, de pasiones,
De llenas depresiones,
De agujas impresas,
De salvajes indiscreciones;
De conocidas instituciones,
Robando sus gotas de sudor,
Rodando sus botas en dolor,
Con suelas de bondad,
Con muelas para cenas,
Que zurcen lunas medias,
Con sabiduría pasmada,
Porqué no es bueno,
Y porqué si es soledad;
¡Correspondamos con repetirlo fuera!
Recojo lo que no se explicita,
Para ser de apoyo, para ser enderezado,
En algo de relevancia a todos;
Lo que se cuenta de uno,
Incluye algunas veces más números,
Impares, primos e inconscientes;
No siendo menos para el público,
Por el caer de su peso,
Sin duda en maceración lenta,
Para un país sin mucho,
Que dádiva da en forma de muertos,
Justo como debería;
En la clandestinidad, en el sin continuo,
En cambio para nosotros,
Que es mí, realmente,
Pues lo individual resulta más ventajoso,
Para maniatar la comodidad,
Con la brea del cableado,
Con la pista de lo reconfortante;
Casi, casi, casi, pero no del todo.
Fernando García M.
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