martes, 15 de octubre de 2024

 

“Escuchad al reo”

(Difuntos ecos de comas)
Mis ojos en fuego,
Mi boca cerrada,
Son tantos minutos,
Tan recio el destierro,
Secos los respiros,
De este vientre mío;

Padecer que de a poco desencaja,
Como escombro de nuevo,
Como hoguera que se alza,
Pasando muchos olvidos,
En abierta carcajada;
 
Tengo un par de juegos,
Que me inspiran casi a nada,
Poseo también argumentos,
Que se explican sin tanto drama;
A veces doy más por un corazón,
Como este que llevo, tuerto y vacío,
Que por mil almas aladas,
Que deseos no eleven impíos;
 
Mis pupilas rojas,
En el carmesí horizonte,
Son llamas las silabas,
En esta pesadez diciente,
Cojas las esquinas,
De esta imperfección exacta;

Si pudiese deshacerme de algo,
Por aligerar la carga,
Tiraría por la borda el ego,
Muy junto ataría las ganas,
De ser más válido entero,
De ser más sincero salido,
De entre la percepción indignada,
De ver gente abismada,
Al notar ahogado tan discreto,
Con tan cálida mirada;
 
Deshonesto el fondo,
Ha de recibir huesos en cadenas,
A la reliquia de sumarse canas,
Enhebradas en los cabellos,
A las arrugas de más logradas,
En pasos tan poco maltrechos;

Y estos ojos míos en fuego,
Y esta boca mía cerrada,
Falto en cura definitiva,
Parco en alivio de fama;
Par tretas sabidas a sarna,
Son el engaño y la constancia,
Al formar un cuerpo muerto,
Que aún sin aliento, 
Pronuncie palabra.
 
Fernando García M.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

versosysoledad.blogspot.com