“X
- Ratio”
(29-09-14)
La
fuerza que implica,
Este
nuevo movimiento,
Impresión
desconcertante,
Colisión
subestimada;
Resulta
por demás atrayente,
Cual
desfallecimiento neutro,
Temor
de oculto secreto,
Exaltación
que decanta en súplica;
La
congruencia del tiempo,
La
percepción de su secuencia,
Gélida
adquiere apariencia,
Transformado
cualquier respiro,
En
herida que abriga sin duda,
Inminencia
de vacío o desaparición;
Cuanto
pueda entregarse al mundo,
Debiera
adjudicarse sin remedio,
Sin
reparo de salvación alguna,
Al
desvarió de los impulsos,
Acentuando
con todo descuido,
En
aquella desaceleración súbita;
Redención
irremediable,
Promesa
de imperturbable inercia,
Que
logra calmar todo lo que toma;
Oh
tácito hálito de agitación,
Es
la perversión rotunda,
Aquel
método de preservación,
Que
prefieren especies como esta;
Oh
colaboración de lo desconocido,
Desprestigiada
culpa al destino,
La
razón de tales cavilaciones,
Que
surgen de la exacerbación innoble;
Frustración
que colérica desborda,
En
incontenible violencia;
El
anhelo de no cuestionarse,
La
premura de eludir cualquier juicio,
Faltan
al sentido desgarrado,
Del
decoro y su vergüenza,
Demostrando
sin recelos sutiles,
La
calidad insuperable,
De
aquel execrable esperpento;
Vestigio
de esencia despierta,
Que
hoy la humanidad vitupera,
Llamando
consciencia;
La
fuerza que implica,
Este
nuevo movimiento,
Recién
moldeada esfera,
Que
se quiebra desprevenida,
Añeja
forma ya definida,
De
indecisión y yerro;
Aplica
toda su causa,
Para
retroceder paulatinamente,
Resumiendo
toda etapa previa,
En
arrojo insensato,
Y
desacierto evidente;
La
piel que sobre la piel se yergue,
Matiza
algún escape a lo real,
Con
inusual empeño en destruir,
Concediendo
al cuerpo que camina,
Un
disfraz por demás inescrutable;
Careta
a cabal constitución,
Que
proyecta silabas e intenciones,
Para
desconcertar y huir,
En
cada expresión exhibida,
Alaridos
de desvanecimiento y sopor;
El
reptil que hubo abandonado,
Aquel
caldo germinal,
En
lo presente indaga y discrimina,
Agotando
métodos y molestias;
Intentando
sin ningún éxito,
Abrigar
calidez en su sangre,
Boicoteando
en alarde impune,
El
doloso origen de su naturaleza;
El
sustrato de este ahora,
Es
ilusión incauta,
Fascinación
impropia,
De
ojos y oídos,
Por
lo etéreo del instante;
Por
ese hervor refrescante,
De
todo cuanto innovador,
Caduca
simultáneamente,
Ciñéndose
a la regla absoluta,
Del
imposible perpetuo;
Oh
articular temporeo,
Oh
dulce néctar volátil,
Demasiada
prematura es la espera,
Demasiado
tardío es el reflejo;
Aún
provoca imágenes de sombras,
Aquel
fuego por primera vez encendido,
Aún
instiga pánico inconcebible,
La
ausencia de su luz consumida;
Oh
comprensión desasosegada,
Edecanes
somos todos de la muerte,
En
el infausto desfile de las casualidades.
Fernando
García M.
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