“Cada
ocaso más frío”
(Entibiando
décadas)
Podría
acaso pedir al cielo,
Rescate
desierto, incierto desvelo;
Forma
alguna de salir,
De
tanto como esto,
Menos
resuelto, más como solía,
En
lugar de envejecido, auténtico;
Los
dioses y su padre,
No
otorgan nueva sangre,
A
un cuerpo ya nacido;
Debo
acostumbrarme a la noche,
A
dominar sus sombras,
Hasta
fundirme en ellas,
Pasado
más allá de sueños,
Cegado
por estrellas e ilusiones;
Convenido
a vida e inerte,
A
recibir esta coraza de arrugas,
Devolviendo
latidos sin reproche,
Para
aquietar las dudas muchas,
De
un corazón antes cálido.
Fernando
García M.
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