“En divino concierto”
(Constrúyeme una mujer)
Voy a acabar con esta vida,
Para subir a ver a Dios,
Pues parece estas plegarias,
Aunque agónicas,
Suficientes no son;
Con esta vida voy a acabar,
Para a Dios subir a ver,
Y decirle antes de volver,
A esta misma existencia,
Que me haga una mujer,
Especial a la medida;
Debe portar ella,
Labios de trigo,
Con palabras de pan;
Hambre en los oídos,
He de tener mucha,
Para escucharle de más;
Cejas de lira,
Con miradas dispuestas,
Ingenua debe exhortar,
Al ligera contemplar,
Tanto pecados como milagros,
Sin reproches o reclamos,
Por aquellas albas dulces,
Con salados ocasos;
De igual manera,
Cuerpo de piedra,
Conformará su anatomía;
Luego buscando lo frágil,
He logrado astillados;
Cabellos de esbelta hierba,
Adornarán su diadema;
Necesito elevarme,
Por encima del amor,
Cuando alucinante exhiba,
Aquella libre sonrisa,
Dilucidando en sus silabas,
Los raciocinios sueltos,
Que ocurran en su cabeza;
Ha de exhalar humo,
Sin duda será una belleza;
No precisara codos y codos,
De inalcanzable altura,
Tan solo una talla profunda,
Si entiendes en tu excelencia,
Lo que te pido señor;
Un corazón en su interior,
Le vendría bien de madera,
Que pueda entibiarse,
Hasta mudar en carbón;
Resultan indispensables,
Las cenizas restantes,
Cuando se cree extinta,
En hastío la pasión;
Deber también tiene,
De poseer un alma de arena,
Que torne en cristal traslúcido,
Al intenso calor,
Permitiendo muestre su esencia,
Sin inquisidoras faenas,
De superfluo dolor;
Al hablar de su sangre,
Adecuado sería pensar,
En abundante licor;
Quiero embriagarme,
Olvidando tanta condena,
Carente de absolución;
Voy a alcanzar esta ilusión,
Mediante una soga al cuello;
He de contactar al Creador,
Manifestándole explícita,
Tan ambiciosa solicitud;
La quiero con ojos de estrellas,
Paciente en quietud;
Espero preparada venga,
Para gastar su rencor,
En esas noches largas,
Ajenas de fe o devoción;
Quisiera una mujer prisión,
Con brazos de barrotes,
Con piernas de hormigón,
Con curvas detalladas,
De hombros a talón;
Sin eso que me sobra,
Los domingos de mañana,
Soledad y decepción;
Con eso que me falta,
Al vagar por la semana;
Bríos de carne,
Particular emoción;
Ansias de escarbe,
En descendido vientre,
Exaltando la consideración propia,
De un diseño divino.
Fernando García M.
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