domingo, 29 de septiembre de 2024


“Recreación libre de versión alternativa”
 
(Porque Mefistófeles solo cual danés podía presentarse ante Fausto)
(Luego de la pausa,
Disipado en encumbrado silencio,
Cerniéndose ambas palmas a las sienes,
Sumido en una solemnidad  más cauta que sorpresiva;
Reparándole en soslayada manera,
Cual si corrientes fuesen los detalles,
De su inestable traza cambiante,
Ante la insistente proximidad de su figura expansiva,
Añadió resuelto en tono cortante)
 
*Fausto:
Si fueses tigre,
Tuviese miedo del gato,
Más felino es tu abolengo,
Y fieras resultan las oscuras pintas,
Del  predador de enormes colmillos;
 
(Mefistófeles acercándose sigiloso, a paso despacio y con aspecto distorsionado)
 
*Fausto: 
No os aparentéis garras terribles,
Ni exhibáis ardid de fuerte rugido;
Maullidos en todo caso,
Son los chirridos que emiten vuestros dientes,
Custodiando inicuos conjuros,
Florecidos de entre relamidos bigotes;
 
(Mefistófeles incrédulo, detenido por completo con apariencia de recio yaguareté asomando ojos fuliginosos)
 
*Fausto:
Vuélvete mejor micho,
A una forma menos animalesca,
Muéstrate con figura de hombre,
Si crees que cautivar puedes,
El cauce de mi razón,
O el deslucir de mi ingenio…
 
Fernando García M. 

“G.G”
 
(Ex-píritus ecúmeno)
Existe un fragmento de mí,
Que tiembla en emoción obscena,
Por infamias de tal gusto;
 
Las antigüedades iracundas,
Conocen el valor de lo nuevo,
Y es para aquel efecto,
Que todo cuanto es vergonzoso,
Requiere placer y lamento;
 
Si el éxtasis del frenesí,
Fuese más que carne ingenua,
Qué seria entonces de ti,
Pobre alma desdichada;
Acaso encarnarías luego,
Una moneda sin valor,
Un símbolo no comprensible,
Incapaz de ser canjeado,
Por laureles y aplausos;
 
No obstante, serenidad,
Exige tu ritmo descontrol,
Desbordan tus costas armoniosas,
En desinhibido desastre;
Como la llama al viento,
Como la marea al ahogado,
Como el entierro al difunto,
Torsión del todo plástica,
Es la apariencia insolente,
Y sus sollozos suelen ser fruto,
De goces cortos e impropios;
 
Existe un fragmento,
Una rencilla atragantada,
Con todo lo moral y exquisito;
Una franquicia innombrable,
De todo cuanto es impúdico,
Dado por libre impulso,
En el secreto del ser mismo;
 
Los días, azotes peregrinos,
Reposan en destierro solitario,
Se suman en cada alba,
A aquella herida necia,
Que se precia en descoserse,
A faena infrecuente, a piedad corniforme,
A saeta de mies comestible;

Palabras que lo circundan todo,
Para ensañarse en hacerme diablo,
Acechando el horrible deleite,
Versos aún no escritos.
 
Fernando García M 

viernes, 27 de septiembre de 2024


“Fantasmagoría impasible”
 
(Apercepción compartida)
Acontecido,
De entre décadas;
Aparecido,
Al espanto terrible,
Espectral visión del presente;
 
Lo dormido,
Persecución ilusoria del sueño;
Permite exista comunión,
Entre quimeras deformes,
De impúdica estampa,
Y la lógica estimable,
De los actos de los hombres;
 
Oh pesadilla encarnada,
Figura mal cedida de lo activo;
El alma en horma de rostro,
Asume sus días inexactos,
Dada al sostén de lo incierto;
Tumbada al dolor,
De un inefable descanso;
 
Acontecido,
De entre orlas sutiles;
Apetecido,
Por el hambre indigna,
Del tiempo que gesta sus males,
Con paciencia y poco tiento;
 
Lo despierto,
Evasión afanosa de lo consciente;
Evita exista ocasión,
Para la serenidad aquella,
Que decante sobre el corazón compungido,
Toda suerte de perdones blandos;
 
Oh insomnio imprudente,
Obligación diletante,
De pasividad corrompida;

El espíritu meridiano,
Fuerza de la fuerza residente,
Acalla el precisar de su vuelo,
Domado por la gravidez infame,
De sus pies y pensamientos,
Sustraído a la degradación,
De su más inmaculada esencia.
 
Fernando García M. 
 
“Cuánto de esa inspiración divina”
 
(Gestó lo porno)

Para aquellos no presentes,
Que partieron distantes y tristes;
Para aquellos que hubieron marchado,
Sin imaginarle ni verle;
 
El concepto atrayente,
Conduce al predominio insaciable,
De la carencia de todo control;
Clasificanse por igual,
Tanto en edades como en gustos;
Variedad de razas comparecen,
Ante el libertinaje de los ojos;
 
Infinidad de dudas os llevasteis,
Oh mentes pulcras y prodigiosas,
Acerca de la sensualidad femenina;
Infinidad, para que el deseo glorificado,
Expuesto ardiera para todos.
 
Fernando García M.
 
“Inoculándole tal maleficio”
 
(Arrástrale en su deseo)
Encumbrase muy alto,
El silencio expectante;
Qué se ofrezcan los aplausos,
Qué se amenice la esencia;
Desplazase el telón,
Evidenciando su cuerpo,
Derrotado y adormecido;
 
Salid de apuros, oh insolentes,
Caiga la duda y la tragedia,
Cárguese de toda aura la dicha,
Augúrense fantásticas suertes;
Salvación restableced lo solemne,
De la tela de sus ropajes;
 
Desnudos cuerpos trae el engaño,
De tretas se sobra el diablo,
Para impedir el deleite supremo;
Cuánto por un hilo de aquel corsé,
Que amante desgarro en celo.
 
Fernando García M.


“La inmortalidad de homúnculo”
 
(Infinidad de mitocondriales mixturas)
Fuera del cristal abunda la vida,
El crecimiento también;
Pixeles de muerta levita,
Enmudecen frente a él;
 
Si debiese desatarse,
Concédase de la manera aquella;
Coitos de diversas especies,
Al trucarse en humano lo ungieron.
 
Fernando García M. 

“Experto”
 
(Los nunca inéditos)
Ahora se presentan aquí,
Por primeros segundos,
Los versos que lo declaran;
Estrofillas con horma de aquello,
Vosotras sabéis que me contuve;
 
Justificarse debe el conglomerado,
Congeniar con gala de traje,
Que llevando consigo la fama,
Les anuncio al arribo,
Impasible, imprudente;
Por ello el compendio aprueba,
Todo sea copia a semejanza;
 
Que nada resulte inédito,
Al mermado entendimiento;
¡Te invocamos nombre experto!
 
Fernando García M. 
 
“Foto de infancia, a él le reconozco”
 
(El mal nacido ni coordinaba en la letra) 
La sabes cantar,
La recuerdas de otras voces,
Aparece entonces desconocida,
Para decirlo en melodía;
Oh inspiración de músico,
Oh martillar de cincel;
 
Allí existe una realidad,
Allí gira ella, sublime musa;
Mancillada cual si fuese querella,
La imagen mental pelea,
Entre el viento y la plomada;
Pasea en raudo coche,
La genialidad por estos días;
 
Ahora que la ignoras,
Repite, vuelve e improvisa;
Cumpleaños feliz.
 
Fernando García M.

“Acusa edad incesante”
 
(Así a las canciones)
Condensase las emociones,
Repítense los sentimientos;
Ya es de todo cierto,
El horror de la verdad;
 
La tristeza, siempre presente,
Diosa del desconsuelo y el llanto,
Amenaza toda seguridad;
No obstante sobrevivimos,
Somos semilla incólume,
Raza de obstinados;
 
Una vez acontecido,
Un hombre no vuelve a ser,
Aquel que antes solía.
 
Fernando García M. 

 

“Esfera qué me acoges”
 
(Repele aquello ignorante)
De la manera como se haga,
Ondas microscópicas se irradian;
Ahora desátese la huida,
Escape el conocimiento.
 
Fernando García M.

 
“Mujer inmortal”
 
(Resulta eres alegría)
Hazte famoso,
Hazte libre y supremo;
Es un día nuevo,
Uno viejo quizás,
Que el resto lo diga,
Si desearlo quiere;
 
Atardeceres idos,
De momentos distintos,
Ajenos hoy de toda manera,
Maceran la bolsa de cuero;
 
!Corazón mío,
Por darte un beso¡
 
Fernando García M.

“Recreación sublimante“
 
(Garbo de posible infiel)
Temor a ser descubierto,
Anhelo de delatarse;
Jugando con fuego sabe,
El dolor manifestarse;
 
La tinta entre las tinieblas,
Desea esfúmese el olfato,
Desea no se desnude aquello;
Si ingresase imprudente,
Si se pasase de lista;
 
¡Oh que deleite!
 
Fernando García M. 

jueves, 26 de septiembre de 2024


“Cuanto convide lo pretérito”
 
(Rotundamente insalvable)
Algo pasa con el mundo,
Tantos modos abundan,
Para castigar el alma,
Mal vendiendo el corazón,
Que si fuese hoy el final,
Ninguno sabría que llevar,
A más de dolor y lágrimas;
 
Los días negros amanecen,
Los albas oscuros profusos,
Prometen ocasos soleados;
Tan solo es cuestión de perspectiva,
Tan solo un minino esfuerzo,
Para vencer aún por un instante,
El afán avasallante de la historia,
Que igual recibe como entrega,
Cadáveres perpetuos de tiempo;
 
Algo pasa con los hombres,
Existe tanta sangre expuesta,
Por razones que nada expresan,
Por causas que siendo etéreas,
Destruyen y marginan terribles;
Cuánta perdida notable de respiros,
Cuántas sendas recorridas inútilmente,
Para abandonar huellas y despojos,
Ante el horror del sepulcro;
 
El dinero, dios que nunca reposa,
Transforma su carne en delicia,
Transfunde su savia en discordia,
Para que palmas resulten puños,
Y en ello el honor descanse,
A merced del impulso imprudente,
Exigiendo siempre respeto,
Corroído secretamente,
Execrable de alguna forma,
Que admita ser negociable;
 
Algo pasa con la vida,
Aquello que fue dicha y deleite,
Procura hoy un catálogo surtido,
De irresistibles maneras sugerentes,
Para arribar dócil y sin tardanza,
A lo enfermo, punible o torturador;
Ningún placer parece suficiente,
Ningún delito demasiado escandaloso;
Y en caso de serlo,
Ambos luego de poco,
Proveen con suprema exactitud,
Un nuevo límite soslayable,
De exceso dependiente,
O abominable sufrimiento;
 
El amor, último vestigio de pureza,
Bastión naufrago de realidad,
Surge de entre llanto y lamento,
Para traer en alarde obsceno,
Calamidades inusitadas;
Tragedias que en otros labios,
Evocaban la victoria fragante,
Del perdón sobre el destino,
De la pasión prodigiosa,
Sobre el pavor de la muerte;
 
Algo pasa con el mundo,
Y aún cuando sea la desventura,
Anciana y joven en un mismo sentido,
Incapaz se ofrece a los rostros,
De provocar como antes sublime esperanza;
De rescatar en alguna medida,
Pupilas, pálpitos y suspiros,
Del suplicio harto consumado,
De la desesperación y el desconsuelo;
 
El vaso que a medio colmar,
Abrigaba en su parcial llenura,
Oportunidad de fortuna y cambio,
Oculta para la fecha un veneno espeluznante;
Desidia indecible del ser por demás confiado,
Ante el azote que asola y marchita,
En continuidad la época,
Que encumbra su vuelo,
Para desplomarse sin reparo de precauciones,
En bolsillos, vientres y ataúdes;
 
Si fuese posible un tanto de magia,
Encantamiento de arrojado positivismo;
Si fuese factible un poco de exaltación,
Frenesí embebido en superación y logro,
Transmutación de orientación renovada;
 
Pero la vitalidad sigue su curso,
Y en ello extravía su inmaculada esencia,
Entre símbolos inexplicables;
Atajos incautos del entendimiento sensible,
Que elude toda nobleza,
Seducido en dócil contienda,
Por la hipotética comodidad,
Que constituye la violencia,
Hálito inestable del cual,
Dimana toda agresión;
 
Algo pasa con los hombres,
Inalcanzable se apetece su humanidad;
Anuncios de atrocidades siniestras,
Se repiten en constante secuencia,
Incrementando extensión y número;
Destacable en boga de plausible,
Es todo cuanto pervierte y extingue;
 
Por cada frente impávida,
Que acoge inercia como lecho,
Otra se yergue con sed de desdicha,
Sobrenadando sin escarmiento,
En la marea colérica de cuerpos,
Que sustituyen afectos, expectativas y valores,
Asumiendo cosa alguna sucede,
Mas allá, lejos de la voluntad propia.
 
Fernando García M. 

“Cristalino naufragio”
 
(Empeñada reprensión)
Los años me han alcanzado,
Despertado he de un sueño ligero,
Que tenue de cierta forma al caer sobre mí,
Ha traído reminiscencias antiguas;
Perturbadoras sombras que renacen,
Alimentadas por aquellas cosas,
Que confiado de olvidadas,
Permití creciesen dentro;
 
Aunados respingados demonios,
Relamen emociones desusadas,
Frenéticas emancipaciones sutiles,
De un estado menos solido;
De una licuefacción parcial,
Que sin cuestionar biseles,
Resplandecía a trozos parejos;
Inocencia desgarrada,
Esperanza levadiza;
 
Desinflado el coraje,
Desahuciado el esmero,
Se vale el corazón débil,
De relumbrones sin tiempo;
Ilusiones que urentes han huido,
Por la línea aquella que suele,
Acelerar sucesos y consecuencias,
Adelantando intempestiva,
Defectos y premuras;
 
Me han alcanzado los años,
Quedando por poco escasos,
Para ahondar de lleno en el alma,
Ambicionando un tanto de honra,
Que conceda  reposen los ojos,
En las miradas de otros ojos,
Al quizás poderse creer,
Con el seño encuadrado,
Y la frente altiva;
 
Sin embargo, no debe la vida,
Complacer los caprichos ingenuos,
De la carne que apetecida,
Aboga siempre en favor de lo impune;
Las dilaciones y remiendos,
Que exige la conciencia enferma,
Por curar algo de su sufrimiento,
Resultan demasiado para pesadillas obscenas;
Resultan por demás escaso,
Para un encuentro angelical,
Con la oscuridad que duerme,
Sabiendo perpetuarse podría,
En un sendero sin retorno;
 
Tanto se hubo hablado,
De latidos y corazonadas,
De obsesiones y augurios;
No obstante, son hoy palpitaciones,
Las que atormentan la calma,
De mi pecho mal clareado;
Bruma es el aliento que exhala,
Esta creación solitaria,
Solidaria abominación,
Comprometida con desvanecerse;
 
Acaso huesos y extrañas imágenes,
Prevalecen con mayor contundencia,
Ante el azote terrible del pasado;
Acaso son las palabras soplidos,
Que arrastra con furor la brisa,
De los días que dispersos,
Atisban su mudo exilio;
 
Oh sublimes recuerdos,
Ojala solo fuese asunto,
De espanto, luna o insomnio.
 
Fernando García M. 

 

“Corazón legendario”
 
(27/10/13)
Tres décadas después,
Vuelvo a escuchar la historia,
De aquel incidente tuyo,
Que toca fondo y no toca,
Pues aún cuando ebrio,
Tu visión conservada,
Habría de mirar cosas,
Para permitir te conociese;
 
Invierto letras aguadas,
Sabiendo también la dislexia,
Podría ser una excusa,
De esas que ofrece la vida,
Casual e ingenua,
Para iniciar una conversación;
Si bien es cierto,
No compartí tu generación,
Puedo entender esos detalles,
Más claros por supuesto,
En tu faceta madura;
 
Quizás estuvo cerca,
En aquella ocasión sobre la ruta;
Seguramente las siluetas oscuras,
No resultan tan fáciles de reconocer,
Cuando se rueda la noche,
Riendo de tales asuntos;
Ideas que sucede son irrelevantes,
Colmadas de esa belleza ínfima,
Inocencia de crédula certeza,
Cuando se piensa se pudo morir,
Comprendiendo nunca puede evitarse,
Tan solo postergarlo un poco;
 
Retomo de una pausa perdida,
Versos que redacto tal vez a nadie,
Siguiéndome de nada realmente;
Rescato nostalgia de lugares frecuentes,
Calculo faltaría uno para los míos,
Ante tus algo de mala cabeza,
Arrogancia y rebeldía;
Intuyo no quiero unos treinta,
Sin tus setenta y dos de sabiduría;

Desde luego la suerte,
Significo algo aquella luna,
No obstante la confesión no repone,
El sentir de extravió,
Que enmarca tu súbito silencio;
Sin duda es imposible ahora,
Que te enteres de que existes,
En calidad de íntimo amigo,
Para alguien que hubo de acompañarte,
En tinta y soledad;
De mirada caída e inconsolable,
Tanto hoy como antes,
Cuando acepto malhumorado,
La distancia que se nos impone,
Más allá del lenguaje;
 
Me cuesta inspiración y disgusto,
El culminar esta divagación;
Insulso intento alegórico,
Humilde expresión resentida,
Minúscula en todo caso,
Ante el vacío grave,
Que deja sin más remedio,
Tu corazón legendario.
 
Fernando García M.