jueves, 29 de agosto de 2024

 
“Oda nocturna”

(19/11/09)
Guiños le hago a la noche,
Seducir busco a la luna,
Con “e” o con “a”,
Intento un romance insomne,
Que me duerma la tristeza,
Tentado a amoríos de sombras;
La luz de los establecimientos,
Olvidar pretende las letras,
Con el más recóndito de los olvidos;
 
El eco de la gente agitada,
Tratamiento empírico,
Brinda a estos ojos,
Que coloreando van con sueños,
Las ojeras de mi rostro,
Que desde parpados alimenta,
Movimientos paroxísticos,
Al asimilar canciones bailables,
Por multitudes de cuerpos;
 
Anatomías, piezas minúsculas,
Del enorme universo que pregunta,
A estos oídos, puños, sonrisa y tinta;
¿Qué simpatía recrear intentas,
En uno de mis astros callados?
 
Alegría obsoleta en los gestos,
Ante tal dama plateada,
Ejecuto indagando,
Por el intimar profundo,
Que prefiero de ella;
 
Satélite de necedad,
Que lleva a los pasajeros del reflejo,
Allá más allá, lejos de la presencia,
De las maquinas cotidianas,
Del azar del tiempo irrefrenable,
 Resaca de las generaciones;
 
¿Acaso nobleza crees esto es fácil?
 
Al cantar los sentimientos,
Hablan de pasión frívola,
Emulando la belleza grácil,
De aquel circulo gris en el cielo,
Que golpeando va a ciegas,
La sensibilidad no diseccionada,
De esto que el instinto exhibe,
Cuando la gula caza con exceso,
El dolor de lo indebido;
 
Alivio onírico de lozanía,
Que mofándose de la ingenuidad,
Escapa en días como estos,
Donde debuto amnésico,
Del anterior fracaso,
En la seducción nocturna,
Montando en cólera con el alba,
Que vuelve inocente y sedada,
Recordando luego de la rutina,
Disfrazarse puede a gusto de ocaso;
 
Señalando el cansancio,
Que penumbroso y hambriento,
Me hace odiar el lecho,
Aborreciéndole cual desperdicio,
De sobrante consciencia,
Entre alucinaciones inconclusas,
Que no dejan huella;
 
Arrojándome en excursión,
Por los motivos caprichosos,
Del amor de la suela con la acera,
De la acera con la vergüenza derrotada,
Que vueltas da de sesenta pasos,
Para gritar con alaridos rosa,
Ubicaciones ya visitadas,
Merodeadas de costumbre,
Irresistibles y disimiles;
 
Negaciones idénticas,
Semejantes entre ellas,
Con luciérnagas de neón y cristal,
Que al vacío, vacías iluminan,
Cuando calendarios roncan comunes,
Para pestañas y cejas que perciben,
Creaciones, creativas, creando;
 
Ajustadas al llamado,
De números y nombres,
Anhelando la libertad,
Que ostenta la furia
Del no contestar,
Del sin respuesta de Plutón;

Indiferencia de arsénico,
Que a lado y lado de mis sienes,
Regresa andamiajes,
De articulaciones fantásticas,
En guerra de acústicas palabras,
Que impregnan canes de marchas,
En patas de pernoctar acolmillado,
Mordiendo el fin del calor,
 Para dar inicio al frío;
 
Busco enamorar la noche,
Negra cosa que exhala materia,
Tangible e intocable,
Que intuir se podría predecible,
Con desinterés notable,
Y cigarrillos de pavor;
 
Le escucho y no deseo oírle,
Debo embriagarme colmado,
Pues hasta ahora nunca me amo.
 
Fernando García M.

“Desconocido”

(Indaga por titular)
Búscame una identidad,
Mordiendo el corazón grande,
Arrojado al danzar de la ciudad,
Proclive a un impedimento lingual;
Gimiendo rojo y verde cual tomate,
En papel de marioneta con sangre,
Ansiando exclusividad genital;
 
Búscame un símil, un homologo,
Uno importante de esos de yeso,
Que con cruces y sotanas,
No maltrate los hierros,
No macere sus sesos,
Evitando a Satanás;
 
Algo invitarme suele,
A la impresión mimetizante,
Minimizante y apropiada,
Para pedir de rodillas aislado,
Con comisuras repletas de carne,
De convexidades y arterias;
 
Vacilación desafiante,
Entre obsesiva y obsoleta,
Por favor amor cercano,
Encuéntrame los dientes;
Duérmeme en calor,
Y silbando un soneto,
Adviérteme del peligro,
De las artes bellas y engañosas,
Primigenias y embriagantes;
 
¡Regala o préstame una identidad!
 
Fernando García M.

miércoles, 28 de agosto de 2024


“Palabra de dios”

(Tal como la ha oído)
Ayer te debía respeto,
Y hoy con vergüenza te pago,
Por los actos cometidos,
En tu juventud aturdida,
De salvador y mago;
 
De todos los testigos,
Soy el que más te censura,
Por habernos cumplido,
Al pie de la letra.
 
Fernando García M.

“Al cenar intenta”

(Momentáneos logros)
Los días son una lucha,
Debo mantenerme limpio,
Debo moldearme la cabeza,
Purgando pensamientos impíos,
Intentando no errar demasiado,
Procurando no fallar fatalmente,
Pretendiendo conservar la cordura,
Al corregir corrigiéndome corregido;
 
Desafortunadamente caigo,
Y con entusiasmo me abraza el odio;
Tedio de asco y fastidio,
Deseo de dolor y tumba,
Anhelo de morir instantáneo,
Sin dolientes, sin recuerdos,
Sin llamados de buenas noches,
Ni disculpa alguna;
 
Los días son una contienda,
Batalla que contra algo amorfo,
Sucede en el cráneo detrás del cráneo;
En ocasiones considero le he derrotado,
Otras, temo su victoria es ineludible,
Siendo confirmación de codena,
Todo acontecimiento posterior;
 
Intuyendo iré con el diablo,
Golpeándome al descender infinito,
Agitado camino a lo desgarrador,
Animado a rescatarme obsesivo,
Implorando perdón al mundo,
Por lo que soy, seré y siempre he sido;
 
Congraciándome con allegados,
Aduciendo comentarios varios,
Superfluos, jocosos, mordaces;
Repetidos esquivamente,
Al dar besos de despedida,
Estrechando manos sin rostros,
Luego de una cena ligera.
 
Fernando García M. 
 
“Canto dilatado”

(03/11/09)
De todo lo probado,
Aquellos labios han provocado,
La sensación extraña,
De respirar realmente,
Luego de abandonar la belleza,
De tal compañía;
 
Estos días de vivo,
Curiosos resultan al escuchar,
Los corazones antes callados,
Emocionados perdidamente al cantar,
Embriagados por el dulce vino,
De la ilusión y la esperanza;
 
De todo lo probado,
Las ansias de persistir a tu lado,
Ausencia de mal alguno,
A esta alma han entregado.
 
Fernando García M.

martes, 27 de agosto de 2024

 
“Cuántas estrellas”

(Otros corrientes)
Existen pequeñas estancias,
Hostales de mala muerte,
En los que descansar se puede,
El alma acongojada por carencias;
 
Inválidas estaciones,
Paradas de poca monta,
En las que alcanzar se logra,
Estáticas circunscritas,
Habituales embarcaciones;
 
¡Cafeína!
¡Nicotina!
¡Alcohol!
 
Existen enormes mansiones,
Edificaciones de glamur no mensurable,
En las que se recrea el espíritu,
Siendo también sin ser al padecer;
 
Enormes puertos,
Dando a la carne dolida,
Manifestaciones de satisfacción,
Reversa y redundante,
Al navegar trasatlánticas tentaciones;
 
Limbo donde se dice,
Asisten los vivos y algunos,
Vuelven callados y rendidos,
Al perder toda cordura,
Toda preocupación o calma,
Al asumir hogueras abisales,
Que les trasladan lejos,
Donde el calor dormido,
Nunca deja de arder;
 
¡Heroína!
¡Anfetamina!
¡Aura lisérgica!
 
A plato servido la fama,
Postrecillos fotográficos,
A los ojos suele brindar,
Cuando usuarios impactados,
Por criterios y estratos,
Sustentos y convicciones,
Se obligan al hospedaje,
De un abordar impreciso.
 
Fernando García M.
 
“Todos inútiles”

(3er brazo de pulpo)
La contratación de las especulaciones,
Atacado ha corrientes políticas,
Para que apareciendo un tercer canal,
Semejanza intente a un edificio de oro;
¡Dorado!
Demostrando con ello sin duda,
Como nadie desea, ni aún pretende,
Desafiar al procurador general;
 
Entonces, si participaran los maestros,
Del cualitativo entretenimiento perverso,
Sería la maquinaria más completa,
Para distraernos de los pequeños detalles;
 
Evitando se note el país enfermo,
Que alienta frecuencias públicas,
Símiles a edificaciones antiguas,
Donde ocultando ambas,
Amenazantes demonios,
Hacen los trenes colisionen,
Incendiando instrumentos facultativos,
Al condenar escándalos de limpieza;
 
¡Impresiones puras!
La presencia del gobierno,
Indicia al mandatario máximo,
Como intruso en su capital especial;
 
Al despertar en algunas décadas,
Recordaremos la época,
De los desaparecidos que murieron,
Distraídos hasta las pestañas,
Expectando adormecidos como,
La intervención del banco republicano,
Recogía foráneas divisas verdes,
Para hacerles valer el doble,
De tantos próceres miserables;
Algunos tristes, otros inalcanzables,
Pero todos inútiles.
 
Fernando García M.

lunes, 26 de agosto de 2024


“Unidad past-oral”

(Sabores rancios)
Las gentes en las iglesias,
Las nubes en los cielos,
Sacras son las diademas,
De reptiles perecederos;
 
Cansada la cruz de yeso,
Consiente tal herejía,
Que siendo dura la vida,
Palabras no curan miedos;
 
Divinidad infantil,
Infante divino;
Tiempo perdido volátil,
Evaporándose raudo va,
En ácimo, plegarias y vino;
 
Servicio dominical,
Dominical servicio;
Las almas condenadas,
A resistir todo brío terrenal,
Traicionan al cuerpo sufrido;
 
Persisten otra semana igual,
Colmada en escaso sueldo,
Recogiendo lágrimas colgadas,
En lamentaciones de barrio,
Y pecados nunca resueltos.
 
Fernando García M.
 
“Dadivoso”

(Nariz turista)
¿A propósito de dormir,
Por qué oveja vamos?
 
Si se doblan las rodillas,
Esperando usar bien una frase brillante,
Cansado de ir de acá para allá,
Recogiendo calzado y ropajes,
Desusados, nuevos y viejos,
Posterior a la obligación de volver,
Para odiar esclavos de locura,
Para alabar alivios de postura;
 
¿A propósito de onirismo,
Por qué oveja vamos?
 
Si al viajar en una oración,
Se prefiere siempre hacerlo arrodillado,
Otra vez, con rotulas y demás articulaciones,
Siendo discriminación con cabellos,
Asumiendo todas las veces,
La fe expresada es superior,
Evidente en criterio de propia;
 
¿A propósito de despertar,
Por qué lobo iríamos?
 
Si el arroz fuese de videos,
El pegado de píxeles,
Y cintas alcalinas seria;
Requiriendo para ello,
El propósito de un apetito brutal,
Al cocinar pautas de bolsas,
Sacos mohosos, cálculos renales,
Y progresos de imperfecciones,
Llamando álgido a la suegra;
 
Dada al acostarse,
Dada al levantarse,
Da y da.
 
Fernando García M.

 

“Peces hay tantos”

(Piscis en marea mundana)
El anzuelo de nieve,
Aparcamiento no tiene,
Para foráneos o visitantes;
 
El anzuelo de nieve,
Exige refugiados residentes,
Que desesperados desesperen,
Por un algo que no les conviene,
Siempre que por destino indaguen;
 
El anzuelo de nieve,
Sorpresa les confiere,
Sin augurar las tragedias,
Que a inferir se atreven;
 
Pistón blanco,
Pluma de gaita,
Proceder complejo,
Suicidio entusiasta.
 
Fernando García M.

 
“Recuperación”

(Repercusión) 
 
Al recaer luego de la abstinencia,
Cualquier luna resulta adecuada;
Inclusive la más aguada noche,
Incitar puede el instinto,
Del feroz enfebrecer,
Del desquiciado derroche;
 
La victoria sobre la conciencia,
Silenciar es de la culpa;
La venganza de la paciencia,
Privación que desgarrar suele,
Envenenando del alma la pulpa;
 
Al recorrer el sendero de la demencia,
Necesaria es la cordura indeseada,
Que suficiente implique pesada,
Monólogos de faroles y escombros,
En desoladas avenidas tardías,
De exceso y presagio fulminante;
 
La ingenuidad del día,
Delibera un accesorio simbólico,
Irrisorio al deambular ensimismado;
Al debutar posterior en extravío,
Amabilidad se debe con el astro,
Que el soñar de estimados estimables,
Mudo y dulce atestigua;
 
Las buenas iniciativas,
Precisan cenas copiosas,
Aplastadas en habituales dosis,
De noticias televisadas;
Necio apetito desatan,
Los mitos para las masas,
Y en ello las intenciones,
Sinónimo son de recidiva.
 
 Fernando García M.
 
“Figuras de insomnio”
 
(19/10/09)
Complexiones ocultas,
Merodean bajo lunas,
De temor, placer y soledad;
Animas nocturnas,
Sacian sentidos de dudas,
Con ira, afecto y piedad;
 
Siluetas retienen y liberan,
Posando motivos que resuenan,
Con verdad, mentira y ansia;
Clamando por el hartazgo,
De una estancia perceptiva,
Imperceptible y auto-agonista;
 
Fantasía dogmática,
Que con profundos sueños,
Lo adulto costea en la infancia,
Filtrando obsesiones minúsculas,
Múltiples de lo circundante;
De lo aparente no obligatorio,
Que semillas subjetivas injerta,
En tendenciosas conductas,
Que a la fascinación
O la repulsión acercan;
 
Carne sobre carne,
Con cabellos y uñas,
En una lluvia extenuante,
De impresiones sueltas,
Condensadas en movimientos sutiles,
Fonaciones de lo interno;
 
Organicidades malditas,
Rebullendo símbolos,
De azarosa adquisición,
Y sustitución infructuosa;
 
¡Figuras de insomnio!
 
Fernando García M.


 
“Tarea”

(Para mañana)
En adelante los deberes,
Serán quizás menos justos,
Pero en tanto arriban los sustos,
Mejor es saber cuánto móvil es,
El argumento tibio,
De la estática muerte;
 
¡Manifestacion real!
¡Lo que vida llama la gente!
 
En adelante los nombres,
Serán tal vez poco diminutos,
Para se sepan cortos los minutos,
Escapando de las estrictas ordenes,
Del mundo soberbio,
Y su airada suerte;
 
¡Condena legal!
¡Lo que impone de cierto el regente!
 
Las generaciones de días pasados,
Conocen la verdad,
De tantos asuntos;
Economía, progreso, sexualidad,
Moralidad, prospecto;
Lo que se supone,
Es estándar al evaluar,
El marco de la validez social;
 
Lástima que al dormir azules,
Con sabanas de roble,
Los cuerpos de las épocas,
Trasmitir no puedan,
Más que cifrado el método,
Inequívoco de la adaptabilidad,
De la estabilidad, del consenso;
 
De aquello hermoso por lo cual,
Prolongar la existencia propia,
Indagando por almas no encarnadas,
Que esperando sean,
De vientre para encarnar,
Encuentren la tonalidad,
Sensible de los ojos;
 
¡Madre, padre, ausencia!
¡Los pecados usan camisas blancas!
 
Simplificación obsoleta,
Ya no es deseo hacer la tarea.
 
Fernando García M.

viernes, 23 de agosto de 2024

 

“Marea citadina”

(Litoral pavimento)
Víveres, abarrotes y anhelos,
En sus esquinas altas,
Aún secas y calladas,
Temen el correr ruidoso,
De turbios riachuelos,
Con peculiares pasajeros;
 
Almohadas viejas,
Mecedores rotos,
Peluches sucios,
Rodeados de sedimento,
Saludan las luces de las ventanas,
Donde la oportunidad de algo,
Escaso y quizás suculento,
Se cuece sin elegancia;
 
Alguien habrá de persignarse,
Tres veces y un poco más,
Al recordar el ansiar acido,
De sus vientres que de a pautas,
Con pulgadas se llenan los ojos,
Preservando desoladas las bolsas,
Adheridas tras sus ombligos;
 
Arroyo peligroso,
Peligroso arroyo,
Señal propia has adquirido,
En la nomenclatura urbana;
 
¿Y adónde va tanta agua?
No importa siempre que arrastre,
Sobras y desperdicios;
 
Luego siempre es factible,
Exponer al fluir airado,
Algún columnista comprado,
Uno que otro político retirado,
Y porque no, después que mané,
Más de una factura publica;
 
Dormitorios bahías de buses,
Juventudes sin lágrimas sensibles,
Olvidadas cajas de dientes,
Canas de arrugas sudorosas,
Bronceadas por soles nublados;
 
¡Acuosa procacidad compartida!
 
Esperamos todos juntos,
En la cuesta menos asequible;
Resonancia de cielo opaco,
Anuncia en proximidad torrencial,
El descenso de la lluvia.
 
Fernando García M.