lunes, 30 de septiembre de 2024


 
“Molusco encefálico“
 
(06-10-14) 
Pequeño organizador,
Del mundo y sus alrededores,
La dicha sin esencia,
La calma que escapa,
Son espectros tuyos;
Ausencia supuesta,
Rastro que infausto deja,
El azar en tus creaciones;
 
Diseñado imprudente,
Estampa de etéreo,
Ostenta el tiempo indecente,
Que huye y se aleja,
Que eleva su innoble vuelo,
Allá donde la muerte lleva,
Allá donde no llegan los hombres;
 
En cada silueta moldeada,
En cada material labrado,
La forma ingrata ha olvidado,
Cautivar la primaria función,
Y en esto extraviando su gracia,
Desconoce el corazón,
Como exaltar el alma,
Con más que tesoros inútiles;
 
Oh minúsculo tormento,
Hoguera que atisbas cenizas,
En el abraso de tu fuego,
Nublan su visión los ojos,
Con desvanecido resplandor;
Ilusión de proximidad inequívoca,
Al juego de danzas bélicas,
Con el cual pretende el genio,
Combatir la incertidumbre;
 
Pequeño organizador,
Del mundo y sus corrientes,
Galopante su velo descorre,
Incesante colma su cántaro,
La morbosa ansiedad aquella,
Que impulsa al mayor avance;
Frustración de infame pena,
Que siempre alcanza camino,
En mitad a ninguna parte;
 
Línea de trazo impreciso,
Accidentado reitero,
Son los pasos perecederos,
Tanto como sus delebles huellas;
En boga presiona el progreso,
Para arribar en cuanto puede,
A aquel pedestal profano,
Donde entre galardones y féretros,
Almacena lo postrero,
Su más venerable cura,
Su más entrañable veneno;
 
En cada pieza móvil,
En cada borde dentado,
Habita sin protagonismo alguno,
El apremio que exhorta su origen;
Sin gloria el afán prescinde,
De la premura que le inspira,
Redimido ante el incauto contraste,
Del auge que le hubo empleado;
 
Oh fastuoso instrumento,
Melodía de horrenda tonada,
Decantan tus vibraciones y resoplidos;
Adormecidos callan los oídos,
Ante acordes vacios en lo interno,
Artificio de inminente realización,
Del ser que indómito resiste,
Confuso entre ideales encumbrados;
Arquetípicas sombras ancestrales,
Desprovistas de pasado o futuro;
 
Pequeño organizador,
Del mundo y sus devenires,
Cedida en prenda de garantía,
La nada a la cual adeudas,
Infinidad de favores ocultos,
Aborrece vuestra alma nacida;
Sustancia caída en mancilla,
Que imprime evasión en sus actos,
Deterioro de rango escaso,
Que solidifica y recrudece,
Tan solo sobre el contorno,
Impávido de tus sienes;
 
Dictador sublime,
Del cosmos y sus confines,
En lugar de permanecer fieles a tú deseo,
Los elementos, voces de dioses eternos,
Retoman sus antiguas razones;
Fuerzas hasta ahora ignoradas,
Potencias de irrefrenable revolución,
Devuelven al trueno su libertad,
Desatando el agitado cabalgar,
De una era por demás insegura;

Firmamento ultimo,
Imagen que a tu semejanza,
Degrada su faz bruñida,
Hacia la tiniebla absoluta.
 
Fernando García M. 

“Masturbado te has Zaratustra”
 
(Saludos)
El pecado de este deleite,
Recoge todas las culpas,
Recorre todos los rincones;
Cosa que es para siempre,
Más que cualquier excusa,
Que soportar pudiese,
El esclavo corazón;
 
La sangre como desconocimiento,
Y como desconocimiento la exaltación;
Hemorrágica figura brota entre cruces,
Se prefiere llamar insomnio,
Antes que idílico olvido;
Se prefiere dar por muerto,
Antes que ser simple recuerdo;
 
Sangre y excitación,
Turbia ira predominante,
Triunfante calma colérica,
Irritación lisonjera,
Moderación decepcionante,
Y luego cicatriz;
 
El deleite de este pecado,
Copila todas las necesidades,
Cimenta todos los modos;
Pequeñez casi nunca,
Suele ser a la locura,
Delirio entre los delirios,
Observación ciega,
Dada a la sazón de lo inevitable;
 
La saliva como lenguaje,
Y como lenguaje la mentira;
Palabras secas purgan los pensamientos,
Donde nadie da fe de nada;
Aborrece pues la convicción,
Creerse absoluta,
Derivándose a aquellas formas,
De intuición equivoca;
Rotunda coloración insípida,
Alma que ingenua gusta en caer;
 
Si necesitase ayuda seria tan feliz,
Pero mi felicidad es fuego,
Riendo entre cenizas más elevadas,
Desvalidas como para reconocerse,
En peligro inminente, apremiante auxilio,
De arrebatadas cadenas;

Grilletes de otras esferas,
Ataduras precisadas a sinceridad propia,
Por más que prevalezca la sabiduría.
 
Fernando García M. 

La danza de la señas
 
(Luego, mejor sobrio que alucinado)
Sírvete tomar asiento,
Aproxímate y desentiende;
Siempre el número uno,
Para empezar de nuevo;
 
Nunca de otras cifras,
Asciende a inicio el dolor;
Listado enorme es,
El corazón infinito;
 
*Si os perdéis en la nota,
Gritad duro en desesperación,
Experimentad temor y desacierto,
Insistió, sírvete tomar asiento;
 
*Pueda decirse cual fuera,
La sensación aquella,
Cuando el alma que sufre,
Fallece en un beso;
 
*Comprometido de a migajas,
Asedio estos pasos impropios,
Sobre el porqué de esto,
Seguid los asteriscos;
 
*Felices sean todos unidos,
La comunión es el único modo;
Feliz también sea el mundo,
Envejezca y muera conmigo;
 
*Os ha traído el movimiento,
Dueño absoluto del mensaje;
Estipulando el talante necesario,
Avergonzaos ante su luz;
 
*Lo en boga será eso,
Lo estilizado esto otro;
Difiera la función a la forma,
Recrudeciendo en lo reciclable;
 
*Recorridos los caminos,
Han sido por las pisadas;
Huellas resultan ahora los días,
Menos comas hasta el punto;
 
*Destaco la experiencia ajena,
Al pronunciar palabras comunes;
Cuantos antes les hayan probado,
Sepan pues lo que reitero;
 
*Flacidez que invades el cuerpo,
Al arribo de los años,
Habitas suelta tu piel,
En rincones de disimulo;
 
*Suele dormir la piragua,
A la orilla del rio;
Suele saludarles bajando,
Colmados callan sus dramas;
 
*Porque lo complicado empeore,
Vela siempre el entendimiento,
Sometiendo al espíritu sensible,
Con yerro y lamentación;
 
*Los destinos de la mansedumbre,
Recriminaciones son en lo convaleciente;
Pésale al pecho el tiempo consumado,
Terriblemente y sin retorno;
 
*Alegría de colores directos,
Desvía vuestros rayos,
De tal penumbra absorbente,
Resignación, que al desistir triunfa;
 
*Sin conocer su ascendencia,
Vitupera la raza su origen,
Llamándolo mal engendrado,
Fruto de catástrofe en vilo;
 
Tres, trio, trino y demás,
Indagad por un final,
Que sepa dar buen término,
A tan forzoso esperpento;
 
Vituperio sin horma ni clase,
Tantas señales llevas,
Que olvidado has el sentimiento,
Deambulando y deambulando,
Cual esqueleto letrado;

Cual espanto sin argumento,
Que carente en cualquier grado,
Desafía con cobardes afrentas,
Toda coherencia o sentido,
Toda integridad o significado;
 
Arribe pues el sueño,
A aquel hálito inmundo,
Que salvaje te oprime y obliga;
Caiga aquel en lúgubre penumbra,
Dormitando para volver jamás;
 
De momento eres libre,
Sin lograr demasiado ruido,
Ponte de pie, y antes de marchar,
Discrepa, aplaude e ignora;
Ensalzado sea por la eternidad,
El ineludible desenlace.
 
Fernando García M. 

“Incorruptible”
 
(Sobre capullos o rocas) 
Expedición austera,
Ensoñada libación,
Flotar suelen suprimidas,
De lágrimas o suspiros,
Las estelas que olvida el tiempo;
 
Rocío lánguido,
Esfuerzo imperceptible,
Alas desnuda el infinito,
Provocando elevadas cumbres,
Esféricas latitudes,
Hilvanadas por la distancia;
 
Las flores, encarnaciones del alma,
Sutil promesa de fragilidad,
Libres escapan de lo marchito,
Arqueando discretas sensaciones;
Esencia de hálito fragante,
Que toma cuerpo de lo fugaz,
Exhumando matices de pétalos,
En fugitivo deleite;
 
Difuminada centella,
Rauda certeza de luz,
Desterrada la oscuridad vuelve,
Desposada en deleble artificio,
Al fulgor límpido de tu ausencia;
 
Prodigio ilusorio,
Fruto no consumado,
Almibarada carne rezuma,
Nutrido en hermético mutismo,
El germen que anida subterráneo;
 
Las piedras, interjecciones del corazón,
Irregular consecución de perpetuo,
Endurecidas renuncian a lo móvil,
Habitando imperturbables volúmenes;
Solida disposición constante,
Que cobra fuerza de lo definitivo,
Plasmando relevados contornos,
En obligado accidente;
 
Espíritu qué caminas,
Regreso a ti desprovisto,
De cuanto no sea temor;
Colmado de espanto indecible,
Disponible para encontrarte,
Y al darte vida, recuperarme;
 
Ofreciendo extrañas visiones,
Obsesores de ninguna parte,
Transmutan elementos vacíos,
Forjando terribles noches,
Pululando en cada detalle,
Escalofrío y estremecimiento;
 
¿Acaso no recuerdan en absoluto,
Esto que integro represento?
 
¿Acaso han ignorado de seguro,
Que la magia también ha dado voz,
A esta posesión de consciencia?
 
Enseñoreado en total cobardía,
Temblando en la angustia que consume,
Ante mí me manifiesto,
Ante mí me entrego;
 
El Gran Cosmo,
Compartiendo esta existencia,
Alimenta su energía, retiene sus ataques,
Condensando cada pieza suya,
Para que siendo uno,
Habite en mí su extensión,
Sustentando la solemne unidad,
De lo nunca mortal e imperecedero;
 
Espíritu qué caminas,
El cansancio de tus pies,
El hastió de tu lenguaje,
La diversidad de tus impresiones,
Significan nada ante lo sempiterno;
 
Son astros raudos, vectores recurrentes,
Lo que arrastra en su curso,
La armonía de lo siempre activo,
Destruyendo y reinventado,
Digiriendo y regurgitando,
Fenómenos e intrigas;
Verdades nacidas de secretos,
Esplendidas comuniones no atestiguadas,
Que rigen en rugiente silencio,
El desvanecimiento tangible de la materia;
 
Aquí yacen cabeza y hombros,
Allí cabellos y uñas;
Ardid infructuoso son todos,
Volubilidad de origen concluido,
Desestimable partición impropia,
Ajena al ser asimétrico;
Espectacular formula inmaculada,
Exonerada de aspecto descifrable,
Medula que abriga los sentidos;
 
Ahora soy destrozos y desconsuelo,
Después sedimento y deterioro,
Luego culmino la regla,
Esculpiendo la estampa imborrable;
Concediendo fuera de fatigas,
Externo de tibias acreciones,
La fuente de mi autentico símbolo;
Reacomodé sus contradicciones,
Postergando antiguas prioridades,
Al fulgente fin de la trascendencia,
Pues sustraído de temporalidad y horma,
Soy revolución inagotable,
Legitima dilación irrepetible,
De lo acontecido y futuro;
 
Formidable sustancia impermeable,
Dinámica horizontalidad carente de estribos,
Me explayo a lontananza incalculable,
Sobre el dorso de tu frugal reverberación;
Soy revelación interminable,
Ejecución magistral de esta concepción,
Fanática sincronía jamás estancada,
Desintegración de la cual dimana concentrada,
Mi entidad incorruptible.
 
Fernando García M.

domingo, 29 de septiembre de 2024


“Rostro divino”
 
(De vagina germinado)
Toque que denotas,
Muestra de fantasías,
Recubren vuestros velos,
La suprema locura,
Procaz envejecimiento;
 
Prefirieronse algunas cosas,
Solventase la consecuencia;
Aquel deleite favorito,
Significa vagos reflejos;
 
Abandono eres papel,
Desierto de este aislamiento;
Tinta que evoca experiencias,
Percepción que desvanece,
La coma engendrando el punto;
 
Es el mandato del vicio,
Rigor de implacable absoluto;
Resguarda aquellos ojos,
Vuélvete a otro lado.
 
Fernando García M. 

“Portada decembrina”
 
(Mes siempre traes tus muertos)
Dame alas hermosa musa,
Dame alas con tu embrujo,
Alta acude la loma,
Encrespada hacia el infinito;
Arrecife de cielo es la montaña,
Con especies de mil colores;
 
Con fusil en mano,
Y cable cual cinturón,
La decisión se agita,
Arguyendo ya retorna;
Diríjese a resolver cierto asunto,
La prudencia que alargarse implora;
 
Ahora arriba la suma,
De toda injuria o tragedia,
Adéntrese la sátira inconclusa,
Condénese la verdad cualquiera;
También las palmas homicidas,
Entonan alegres villancicos;
 
Dale alas hermosa,
Permiten no se encuentren,
Que aquello instigue nunca,
Pleito en la quebrada,
Accidente en la carretera.
 
Fernando García M. 

“Sublimación nocturna”
 
(Orgiástico e involuntario)
Acuesta la duda,
A la somnolienta razón,
Y en ello acude el sueño;
Hoy visiones de nubes,
Mañana cualquier cloaca;
 
Geniales imágenes se impregnan,
En la mente del durmiente;
Oh cuán desperdicio bestial,
Perdura tan solo el símbolo,
La sensación evaporase pronto;
 
Continuidad de parpados cerrados,
Linealidad que guías tales encuentros,
Abunda tanta magia enfermiza,
Tanta lucidez no descifrable;
Inexistente perdurar del contexto,
Invaluables son los detalles perdidos.
 
Fernando García M. 

“Enésima versión de la muerte”
 
(Saludos lector hereje)
Repítete a ti mismo,
Qué vuestro ser,
Se influencie propio;
Seguid la senda aquella,
Clamad de nuevo al lenguaje;
 
Exponte entonces afán traicionero,
Esmerarse implica semejanza,
Con esa imagen etérea;
Enséñanle los pensamientos,
Final a otros pensamientos;
 
En inconclusa cavilación,
El hombre ideo el silencio,
Para asumirle vacío,
Fatal y definitivo.
 
Fernando García M. 

“Foto de días diferentes”
 
(Ya te vas repitiendo)
Diré igual y perdido,
Solo para engañarle,
Quiero ser más que esta vida,
Anhelo algo brillante;
 
La soledad maestra,
Que desde siempre es sabido,
Tiende a tomarlo todo,
Posee las mancilladas paredes;
Prisión son los días,
De comodidad y conformismo;
 
Las hojas son delgadas,
La pasión húmeda por demás;
Pecho es cualquier latido,
Pecho infinito en curso a,
Lamentaciones o avances,
Similitudes o estancamiento;
 
Si pudiésemos ser más,
Ninguno dudaría en desear lo mejor;
El hombre pudiente ve al que carece,
Cual objeto fuera de su alcance,
Pieza que si quisiese tendría,
Haciéndose a pardo provecho;
 
*Vaste ventrílocuo,
Y al término, avisas.
 
Fernando García M. 

“Hasta pronto hombre de buena fortuna”
 
(28-10-13)
Has escuchado aquello,
De que la muerte es inevitable;
He sido inocente y humilde,
Tanto como he podido,
Colérico e insensato,
Tanto como se puede;
No obstante, en nada cambia,
La brevedad de esta certeza,
Imposibilidad sublime,
Que me hace silueta y sombra,
Detalles desvanecidos;
 
Aquello has escuchado,
De que inevitable es la muerte;
He sido amor y ternura,
Tanto como he logrado,
Amargura y odio terrible,
Tanto como he olvidado;
No obstante, no implica diferencia,
El caudal que lave esta herida,
Desconsuelo constante,
Que me hace amante y frío,
Ardores evaporados;
 
Entonces qué significa,
El librar tantas contiendas,
Validos de pasión y arrojo;
Amedrentando al tiempo raído,
Con arrogante permanencia,
Sofocando cualquier chispa,
Que pudiese incinerarlo todo;
Entonces qué significa,
Si cansadas saben las horas,
Donde anudan los ojos despiertos,
El perpetuar del sueño rotundo;
 
Acaso existe mayor riqueza,
Que el beso que entibia el alba,
En la frente del día que amanece,
Venido de otros misterios,
A despejar sin sutileza,
La bruma que le precede;
 
Acaso existe mayor pobreza,
Que el rubor que escarcha el ocaso,
En los labios de la tarde que anochece,
Trayendo recónditos saludos,
De cuantos que en ligereza,
Marcharon sin certidumbre;
 
Oh incauta fortuna,
Oh impávido anhelo,
Aquello has escuchado;
Resulta no es cuando se desea,
Sino cuando se evita.
 
Fernando García M.