“Mohíno”
Adéntrate en la jungla,
Con una alhaja otra alhaja,
Ya te veréis el azote;
Gesto torcido de resabio;
Ya el credo ha tragado,
Naciones enteras,
Cestillos de arcas y naufragios;
Gasta el sentimiento,
En aderezos y faltriqueras,
Donde esconde la perla,
Para vestirle prófuga;
El dios del alma layada;
Su especie una intención,
Su sello un susto terrible;
Disculpase Él de rondón,
Afirmando le conoce,
Caído a la mar de Padua;
Y la alegría y el dolor,
Picada su paja le espera;
Despreciada sin despertar de pomo,
Luego de la costumbre local,
Que dese o no, siempre da casos;
Más allá seguirá por aquel puente,
Pero primero al forastero escucha,
Fue tunante ladrón de sus hijos;
La lengua bífida se mueve,
En la ingenuidad de lo vano,
Galanteos son de carpintero,
Sin tachuela y con dos maderos;
Halagador de llama encendida,
Ardiente el corazón se estrecha,
Cual certeza de pétalos amarillos;
Falaz testimonio te acerca,
A sus labios sellados,
Virgen nunca más;
En suelta canción moral;
La criatura sobre su pecho,
Próxima a ellos pero no tanto,
Sabrá retozar entre gusanos,
Sin encajes ni cadenillas;
Anunciase el alba con premura,
Un ángel seria, si a ella se pareciese;
Como hija suya le tuvo,
Encanto de seducción,
Suerte de erotismo primario,
Maternidad precoz;
El fin siempre es desesperación;
Abandono a la delicia eterna,
Tal es el curso del mundo;
También besó a Helena.
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