“Auto de libre
vuelo”
(Infatigables
barrotes)
En
esta soledad baldía,
Ansiedad de nombre difícil,
Lustrosos aún los pensamientos,
Atacan la serenidad de todo juicio;
Imperioso
el deseo de expresar,
Corroe cualquier comunicación,
Dando largo a aquellas horas,
Que asintiendo el ocaso oscuro,
Conduce de tenue manera,
A la inmaculada noche;
No
existe pues aura fiable,
O certeza que pueda delicada,
Conceder algo de paz al alma;
No
existe pues hálito infalible,
O fuerza que al ser considerada,
Retorne cordura a los sentidos;
Oh
escueto plano de abandono,
Oh voraz silencio despacioso,
Qué consumes toda esencia lucida;
Descubre el alba la angustia,
Y es ella quien semejante
A Selene, da la bienvenida;
Tormento
de plata febril,
Ígneo misterio elevado,
Tuyas son aquellas sombras;
Ansiedad de nombre difícil,
Lustrosos aún los pensamientos,
Atacan la serenidad de todo juicio;
Corroe cualquier comunicación,
Dando largo a aquellas horas,
Que asintiendo el ocaso oscuro,
Conduce de tenue manera,
A la inmaculada noche;
O certeza que pueda delicada,
Conceder algo de paz al alma;
O fuerza que al ser considerada,
Retorne cordura a los sentidos;
Oh voraz silencio despacioso,
Qué consumes toda esencia lucida;
Descubre el alba la angustia,
Y es ella quien semejante
A Selene, da la bienvenida;
Ígneo misterio elevado,
Tuyas son aquellas sombras;
Tuyo aquel raído fulgor,
Que diáfano y pavoroso permite,
Contemple estas palmas carmesíes,
Saciadas de súplica y tacto,
Desdeñadas de tinta y dolor.
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