“Peculiares festejos”
 
(Varones de grande alcurnia)

Conspiradores son,
En su defensa cortejando van,
Electos congresistas,
Disipando la justicia,
Hasta aquella forma;
 
Alquimistas son,
Del destino al ir en busca,
Del existir perpetuo,
Intocable preservación,
De sus cargos y curules;
 
He aquí la alianza,
De dos linajes distintos,
Polutos ambos bandos,
Se seducen en danza sutil,
Cadencia de favores,
Condensaciones de acuerdos;
Algo que de toda manera,
También se pudiese sexual,
Y por demás depravado;
 
Son cuerpos en trajes,
Escotes y mangas a la moda,
Desfilando ante el escándalo;
Rostros de maniquíes sagrados,
Que explican y dan declaraciones,
Envenenado toda confianza,
Toda certeza de saber lo sucedido;
 
Figuras de paño y charol,
De cuero y corte ajustado,
Que abogan por el poder;
Por la posibilidad de sobrevivir,
Cual especie que vislumbra,
Inevitable le es extinguirse;
 
Allí sus togas voluptuosas,
Allí sus jaquecas de medio día;
Cansados parpados hacen la siesta,
Sueños se agitan en sus frentes,
Al asecho y con zozobra;
En listados figuran ya sus nombres,
Casi casi de dominio público;
 
Hora que has de pasar,
Y al partir traerás algo de luz,
A la turbidez de sus flagrancias;
Qué dirán sus amistades,
Cuando la historia les alcance,
Al reclamo de sus deudas.
 
Fernando García M.