“La danza de la señas“
(Luego, mejor sobrio que alucinado)
Sírvete
tomar asiento,
Aproxímate
y desentiende;
Siempre
el número uno,
Para
empezar de nuevo;
Nunca
de otras cifras,
Asciende
a inicio el dolor;
Listado
enorme es,
El
corazón infinito;
*Si
os perdéis en la nota,
Gritad
duro en desesperación,
Experimentad
temor y desacierto,
Insistió,
sírvete tomar asiento;
*Pueda
decirse cual fuera,
La
sensación aquella,
Cuando
el alma que sufre,
Fallece
en un beso;
*Comprometido
de a migajas,
Asedio
estos pasos impropios,
Sobre
el porqué de esto,
Seguid
los asteriscos;
*Felices
sean todos unidos,
La
comunión es el único modo;
Feliz
también sea el mundo,
Envejezca
y muera conmigo;
*Os
ha traído el movimiento,
Dueño
absoluto del mensaje;
Estipulando
el talante necesario,
Avergonzaos
ante su luz;
*Lo
en boga será eso,
Lo
estilizado esto otro;
Difiera
la función a la forma,
Recrudeciendo
en lo reciclable;
*Recorridos
los caminos,
Han
sido por las pisadas;
Huellas
resultan ahora los días,
Menos
comas hasta el punto;
*Destaco
la experiencia ajena,
Al
pronunciar palabras comunes;
Cuantos
antes les hayan probado,
Sepan
pues lo que reitero;
*Flacidez
que invades el cuerpo,
Al
arribo de los años,
Habitas
suelta tu piel,
En
rincones de disimulo;
*Suele
dormir la piragua,
A
la orilla del rio;
Suele
saludarles bajando,
Colmados
callan sus dramas;
*Porque
lo complicado empeore,
Vela
siempre el entendimiento,
Sometiendo
al espíritu sensible,
Con
yerro y lamentación;
*Los
destinos de la mansedumbre,
Recriminaciones
son en lo convaleciente;
Pésale
al pecho el tiempo consumado,
Terriblemente
y sin retorno;
*Alegría
de colores directos,
Desvía
vuestros rayos,
De
tal penumbra absorbente,
Resignación,
que al desistir triunfa;
*Sin
conocer su ascendencia,
Vitupera
la raza su origen,
Llamándolo
mal engendrado,
Fruto
de catástrofe en vilo;
Tres, trio, trino y demás,
Indagad por un final,
Que sepa dar buen término,
A tan forzoso esperpento;
Vituperio sin horma ni clase,
Tantas señales llevas,
Que olvidado has el sentimiento,
Deambulando y deambulando,
Cual esqueleto letrado;
Cual espanto sin argumento,
Que carente en cualquier grado,
Desafía con cobardes afrentas,
Toda coherencia o sentido,
Toda integridad o significado;
Arribe pues el sueño,
A aquel hálito inmundo,
Que salvaje te oprime y obliga;
Caiga aquel en lúgubre penumbra,
Dormitando para volver jamás;
De momento eres libre,
Sin lograr demasiado ruido,
Ponte de pie, y antes de marchar,
Discrepa, aplaude e ignora;
Ensalzado sea por la eternidad,
El ineludible desenlace.
Fernando García M.
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