“Asiento de derrota”
 
(Sobrevida)

He visitado ese infierno otra vez,
He visto su sol caer nuevamente,
Partiendo no solo el día,
En confusión y dolor;
La bruma se reagrupa,
Para cegarme los ojos;
 
Como tantas cosas más,
He olvidado el aspecto sufrido,
De mis letras corrientes;
Señas de viejas encarnaciones,
Que solían surtir efecto,
Cuando aún existían heridas;
 
La cercanía exuberante,
A aquella claridad tibia,
Sorprende la flama adormecida,
Suavemente bajo la piel;
 
Los labios, dadivas de cenizas,
Ardieron quizás mucho antes,
Más hoy las palabras son excusas,
Que disculpan la tardanza fiel,
De la muerte que reposa y despierta,
Trucando en sueño profundo,
La esperanza no consumada;
 
He visitado ese infierno sin tanta prisa,
Contemplando solidas imágenes,
De aquello que reblandece el espíritu;
Recordando a carente detalle,
El modo de esta expresión,
Agallas de miedo segado,
Para ser fruto inexacto,
Del rondar distante de las voces;
 
Embudo de sentimientos,
El corazón deglute lo suyo;
Sin reparo en colmar su medida,
La vida expone su encanto,
Regalo es el destino indomable,
Del mundo que extingue y sofoca;
 
Cuál aspersiones de tierno rocío
El llanto evapora albas enteras;
Cansado tormento es este,
Demostración indolente,
De amabilidad con lo nocivo,
Averno de mi propio discurso;
 
Resguardo de reclusión voluntaria,
Donde acentúo culpas y reminiscencias,
Buscando tal autenticidad propia,
En asiento de derrota.
 
Fernando García M.